Pujol confiesa que se siente culpable no por «codicia», sino por «desidia, ligereza y debilidad»

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El expresidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol. Archivo Efe

Lasvocesdelpueblo y Agencias – Según la Real Academia Española, la «codicia» de Jordi Pujol es el «afán excesivo de riquezas -en su caso: el afán excesivo de robar a los catalanes agitando los trapos separatistas». Jordi Pujol Soley: «El sentimiento de culpabilidad no me viene de por codicia sino por miedo, por desidia, por ligereza, por debilidad he cometido una falta que no debía haber cometido. Que creo que en su momento se reconducirá». El ex presidente separatista catalanista de la generalidad de Cataluña y simpatizante del nuevo partido separatista de Artur Mas y Carles Puigdemont Casamajó, Partido Demócrata Catalán (PDC), Jordi Pujol Soley, ha asegurado este lunes 11 de julio de 2016 que se siente culpable, aunque no por «codicia», sino por «miedo, desidia, ligereza y debilidad». En un escrito en el bloque Asociación Serviola, bajo el título «Tres ámbitos en convulsión. Cataluña, España, Europa«, Pujol rompe un largo silencio. En el escrito, que se ha hecho público ahora pero está fechado el 5 de octubre de 2015, el fundador de CDC arranca con una referencia a su situación judicial. Cataluña (España), miércoles 13 de julio de 2016. Fotografía: El expresidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol. Archivo Efe.

El fundador de la asociación es el propio bandido catalanista Jordi Pujol Soley. Según reza en la web de la Asociación Serviola: «La Asociación Serviola, creada y presidida por el Señor Jordi Pujol Soley el 17 de marzo de 2015, tiene por finalidad el «Fomento del pensamiento y conocimiento de la sociedad catalana». Entre otras tareas tiene la voluntad de difundir los escritos y pensamientos de quien la preside. También tiene emprendidas tareas en relación al Fondo Documental depositado por su Presidente en el Archivo Nacional de Cataluña, con voluntad de hacerlo accesible y divulgar los contenidos, que comprenden multitud de aspectos de la vida social, política, cultural, económica e institucional de Cataluña durante la segunda mitad del siglo XX y hasta la actualidad».

Jordi Pujol Soley sale del armario separatista catalanista con: «Tres ámbitos en convulsión. Cataluña, España, Europa»

Jordi Pujol: «Un comentario referente a que me resulta difícil superar el estado de ánimo en que me encuentro. Me esforzando. Trato de resistir la ofensiva de desprestigio que m’aboquen encima. Esto se podrá dilucidar del todo en su momento, pero en todo caso desde ahora puedo decir – porque es mi sentimiento íntimo – que no es eso lo que realmente m’angunieja. El sentimiento de culpabilidad me viene de que no por codicia, pero sí por miedo, por desidia, por ligereza, por debilidad he cometido una falta que no debía haber cometido. Que creo que en su momento se reconducirá», firma Jordi Pujol.

Jordi Pujol: «Pero no es de eso de lo que ahora quiero hablar. Sino de otro aspecto menos personal. Personal porque hace referencia a tres ámbitos de acción a los que quería dedicar en gran parte mi vida. Y lo hice. Durante muchos muchos años. Y me ilusiona. Pero ahora tan objetiva como subjetivamente me hace difícil, o imposible, hacerlo. Y no sólo por estado de ánimo y problemas personales sino también – y mucho – porque realmente en los tres ha ido haciendo objetivamente difícil trabajar con ilusión y eficacia. Con entusiasmo y ambición».

El ex presidente, que está investigado por presunta evasión fiscal, admite que le es «difícil superar el estado de ánimo» en que se encuentra y añade: «Me esforzando. Trato de resistir la ofensiva de desprestigio que m ‘vierten encima». Sin embargo, asegura que su objetivo es hablar sobre Cataluña, España y Europa -antes del Brexit y de las dos elecciones generales-, tres ámbitos de acción a los que quería y dedicó gran parte de su vida, dice, porque le ilusiones, pero que ahora se le hace «difícil, o imposible» hacerlo desde un punto de vista objetivo y subjetivo.

Jordi Pujol: «Mi primera fidelidad ha sido y es Cataluña. Desde muy joven. Y en todos los ámbitos. Siempre en el marco de un proyecto de país. Tocando muchas teclas, pero todas ellas en el marco de un proyecto. De un proyecto de país. De un país con fuerte conciencia histórica, con lengua y cultura a la vez resistentes y creativas, con unas determinadas formas de vida muy persistentes».

Jordi Pujol: «Por razones demográficas y políticas, y por cómo ha ido la Historia, habría sido lógico que Cataluña se hubiera diluido, que se hubiera despersonalizado. No ha sido así. Aparte de los hechos esenciales de lengua y cultura deben haber contribuido el que se ha llamado «formas de vida». Que haciendo un resumen muy breve e incompleto pueden ser desde la «laboriosidad» que decía en Cadalso a finales del siglo XVIII (justo en el momento de la recuperación económica y social del siglo XVIII, como tan bien explica en Pierre Vilar) hasta la combinación de cordura, ironía, medida y continuidad de en Ferrater y Mora y la aportación decisiva de Vicens Vives. Que sitúa en la «voluntad de ser» el hecho básico de la actitud colectiva catalana. Personalmente llego a la toma de conciencia personal de lo que es el país y de la situación en que se encuentra en un momento (los años inmediatos de después de la guerra) difícil y que invita al desaliento. Por diversos motivos y circunstancias – familiares, sociales – yo no caí. Y me apunté muy pronto a la tarea de conservación de la memoria y de reconstrucción del país. En una doble línea de agitación y de formulación de proyecto. De proyecto global y por tanto poliédrico».

Pujol asegura que su «primera fidelidad ha sido y es Cataluña» y que creyó que era posible el encaje en España «con su propia identidad reconocida y respetada y con las herramientas y competencias pertinentes», pero que ahora «ya no es «su objetivo.

Jordi Pujol: «Ya he dicho que mi primera fidelidad, que ha sido y es Cataluña, la he querido ejercer en dos marcos más amplios. Uno de ellos es España. Yo no he sido independentista salvo un momento fugaz que combinaba la opresión radical del primer franquismo y lo que podríamos llamar la lectura de los versos de Ventura Gassol. De hecho en 1946 – ya con dieciséis años – eso ya está superado. (Época, por ejemplo, de mi adscripción al grupo Torras y Bages y poco después de la gran concentración en Montserrat del mes de abril de 1947.) Mi activismo catalanista ya incorporó tanto el hecho español como el europeo. El reconocimiento de Cataluña debía conseguir en este doble marco. Y no sólo pasivamente o resignadamente sino con iniciativa y compromiso. Con espíritu constructivo. Es decir, no sólo teníamos que tener como lema y objetivo lo que yo llamaba «construir Cataluña» sino también – en la medida mucho y muy modesta que nos correspondía – contribuir al progreso español y europeo. Ya he explicado muchas veces como desde los años 50 empecé a plantear lo que debía hacer Cataluña en el marco español. No sólo políticamente, sino también en el campo económico y social. Y en lo ideológico».

Jordi pujol: «Creo que durante muchos años he podido trabajar en este sentido. En general modestamente aunque en determinadas épocas con una cierta capacidad de incidencia. Esto era posible por una Cataluña con su propia identidad reconocida y respetada y con las herramientas y competencias pertinentes. Y una España abierta a esta posibilidad. Y este era nuestro objetivo colectivo. Y mi personal. Pero ahora ya no lo es. Que además me afectan personalmente de una manera grave. Ya he dicho de entrada que hacía un comentario personal. Aunque no sólo personal, porque durante muchos años he contribuido de manera importante a la aplicación de un proyecto colectivo que ha hecho un gran progreso en Cataluña. En todos los órdenes. Y que también durante más de cuarenta años ha contribuido al progreso general español. Pero ahora mi capacidad de hacer una contribución positiva ya no existe. Confío en que otros lo harán. Y lo deseo».

Jordi Pujol: «Empecé este escrito el 5 de octubre. El continué a mediados de mes. Y hoy – 3 de noviembre – el retomo con el texto de un interviú en La Vanguardia del día 27 de un profesor de Oxford – John Gray – que añade leña a las preocupaciones que empecé a exponer referentes en Cataluña y en España. (Pero faltaba el comentario sobre Europa). El titular de la entrevista ya es bastante inquietante para un europeísta como yo. Para un patriota europeo como yo. «El proyecto europeo y el euro se desintegran». Y yo estoy especialmente sensible porque ya hace algún tiempo que contemplo con preocupación la evolución europea. Y lo tengo escrito. Y porque coincido con algunas de las críticas de John Gray.  Que quieran ser de la UE. Mucho más que de cualquier otro continente, gran país o gran civilización. Más incluso que los USA, al menos en aspectos muy importantes. Como lo que dice el Profesor Gray invita al pesimismo me pongo la venda en la herida y adelanto que sigo teniendo fe en Europa. Después diré porqué. Pero de momento cuento lo que dice el Profesor Gray.

El ex presidente catalán pide no ceder ante la «tentación del ‘finis Cataloniae» porque el proyecto que han defendido topa con dificultades «muy grandes» que asegura que a él le han afectado «de una manera grave».

Jordi Pujol: «Dice que está en marcha el proceso de desintegración europeo. Y da a entender que esto no se detendrá, o que es muy difícil que lo pueda hacer. Para que la UE ha hecho demasiado grande y es demasiado rígida. Porque hay demasiado desequilibrio interno, por otra parte muy difícil de eliminar. Y porque Europa ya no es ni probablemente volverá a ser un actor global. Y que Europa no tiene capacidad para resolver el problema de la inmigración. Y que Europa va camino de convertirse en «débil, desordenada e introvertida, con muchos gobiernos débiles, una política opaca y un resurgimiento poderoso de la derecha radical». Y concluye que somos «en un callejón sin salida». Todo esto dicho por un hombre serio. O sea que !madre mía¡. Pero yo quiero creer que lo que decíamos – y yo personalmente con especial énfasis – de que la UE había sido una historia de éxito sigue siendo verdad. Ahora amenazado, pero todavía real».

Jordi Pujol: «Todo el mundo quiere ser europeo para que Europa y la UE combina mejor que ninguna otra sociedad el nivel de vida, el bienestar social (Estado del Bienestar) y la libertad política y de pensamiento. Todo ello fruto de un patrimonio cultural y espiritual, humanista, de alta calidad. El mismo Gray habla de Montaigne «y unos cuantos más», dice. Pero es que son muchos más. Y vienen del pensamiento griego y de la idea cívica de Roma y de los valores del cristianismo. Todo esto dicho sin infravaloración de otras culturas y civilizaciones, pero sin olvido de nuestros valores. Que vienen de muy lejos, pero que después han continuado con las grandes reformas religiosas y con el enciclopedismo y la Declaración de los Derechos del Hombre. Y las formulaciones ideológicas y políticas que han conducido al Estado del Bienestar. Que han conducido a que una gran multitud todo el mundo, si puede elegir, elige ser europeo y no de otros continentes. No de otras culturas y de otros sistemas».

Pujol añade que durante muchos años ha «contribuido de manera importante a la aplicación de un proyecto colectivo» que ha dado «un gran progreso en Cataluña» y que también ha «contribuido al progreso general español».

Jordi Pujol: «O sea que Europa es un valor universal. Es un referente de alcance universal. Esto hace más necesario y urgente que supere su crisis. O sus crisis. Porque tiene más de una. Económica y financiera, política y social, de desconcierto frente a la globalización, de ideas y de valores. Pero la multiplicidad de crisis debe tener un origen común. O al menos habrá interconexión entre todas ellas. Habrá algún lugar o algún mecanismo que bien utilizado tal vez podría ayudar a recomponer el conjunto de ideas, valores y actitudes que podrían hacer algo de menos discursivo y más operativo, más sincero y menos teatral, más responsable y menos evasivo. Más valiente».

Jordi Pujol: «Podría ser que para hacer esto fuera necesario un liderazgo reforzado. En el terreno político. Pero también, y mucho, ideológico y cultural, y si la palabra no hiciera miedo deberíamos decir en el terreno espiritual. Porque ahora la ejerce demasiado en solitario Alemania. Y honestamente hay que aceptar que en buena parte esto es así porque todo el mundo se desliza. Como bien hace unos meses editorializar «The Economist» Alemania es a día de hoy, en Europa, «the reluctant hegemon». El hegemónico o jefe de fila reticente. Que lo es o hace, al menos en parte, a la fuerza».

Jordi Pujol: «Todo ello requiere inteligencia y competencia, pero también una voluntad colectiva pactada de sentido de responsabilidad, y de buena fe, y también de percepción de peligro. Se vislumbra por alguna parte que estas condiciones se empiecen a dar? No del todo. Pero el espíritu europeo es una mezcla de actitud prometeica y de esperanza cristiana. Y de humanismo personalista. Unos ingredientes sólidos y creativos. Que pueden hacer posible la reacción».