Revuelta en la ultraizquierda Podemos

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), AÑO 2020. Reunión del máximo órgano de dirección de Podemos, el Consejo Ciudadano. Pablo Echenique (i), Irene Montero (2ª i), pablo Iglesias (3ª i). Efe

Efe – Ocho meses después de la reelección de Pablo Iglesias al frente de Podemos con una dirección cien por cien afín, el partido ha librado esta semana en la Comunidad Valenciana su última batalla, a cuenta de la destitución de Naiara Davó como portavoz en Les Corts.

Podemos, que ha cumplido este mes siete años, goza en términos generales de la paz resultante de la salida de la organización de los sectores contrarios a Iglesias.

Sus afines controlan además también la mayoría de las direcciones autonómicas, y apenas quedan dentro voces críticas como la alzada por la vicepresidenta del Congreso Gloria Elizo, que, recientemente, en una entrevista en El Confidencial, cuestionó la estrategia de Iglesias.

Pero en algunos casos, como en la Comunidad Valenciana, persisten en la organización sectores que ahora han chocado: la dirección del partido de Pilar Lima, afín a Iglesias, ha apartado de su cargo a la que hasta ahora era portavoz en Les Corts, Naiara Davó. Lo ha hecho, eso sí, con el aval del Consejo Ciudadano Autonómico.

La operación se fragua medio año después de que Lima se impusiese a Davó por un margen corto -2.206 votos contra 2.168- en la votación para la dirección, y deja al grupo parlamentario valenciano partido por la mitad: de los ocho diputados de Podemos, cada sector cuenta con cuatro.

Formalmente, los afines a Davó han apoyado su salida porque, tal y como explica ella misma a Efe, no ceder la Portavocía podría haber derivado en la expulsión de Podemos.

«Hemos actuado con responsabilidad, por nosotros que no quede, no queremos romper. Sí vemos que por la otra parte no hay voluntad de alcanzar un equilibrio, de pactar. En esas condiciones será muy difícil trabajar en el grupo», explica a Efe la ya exportavoz de Podemos en Les Corts, que reconoce que «hay un riesgo importante de ruptura».

Aunque no todos sus afines lo sean, Davó se considera a sí misma colaboradora de Iglesias, y no cree que la dirección estatal esté implicada en su destitución.

De hecho, otras fuentes de Podemos señalan a Efe que la decisión de Lima de apartar a la síndica no gustó a la Ejecutiva morada ni por la forma ni por el momento elegido. Miembros de la dirección hablaron con Davó para tender puentes y evitar un choque de trenes, algo que aparentemente de momento se ha conseguido.

«La confrontación nos debilita. Los últimos días he estado en contacto con cargos, con militantes, para pedir una vuelta a la unidad y al consenso», explica Davó, que lamenta que Lima no haya querido ni siquiera hablar con ella después de haber abierto una «guerra interna».

«Esperemos que entiendan que es necesario ser inclusivos, integradores y proceder con respeto», señala.

Davó, que está a la espera de que el Comité de Garantías estatal resuelva el recurso contra la decisión de apartarla, lamenta que «no se haya aprendido nada» en la Comunidad Valenciana de todo lo que debilitaron a Podemos las cuitas internas. «Dentro de dos años, cuando tengamos que ir a otras elecciones autonómicas, tendremos lo que hemos cultivado», augura.

La ex síndica valenciana está de acuerdo con algunos «análisis» sobre la organización de Podemos que la vicepresidenta del Congreso, Gloria Elizo, ha planteado abiertamente, aunque lamenta la forma. «Dice las cosas de una forma muy cruda y directa. Sabemos las cosas en las que fallamos. Lo bueno sería que no vuelvan a pasar», dice.

Además de cuestionar la estrategia de Podemos de entrar al Gobierno «de forma subalterna», Elizo asegura que «el partido como tal está vacío» y que tiene un «problema de cuadros».

Reprochaba Elizo en esa entrevista de El Confidencial que lo que sucedía en la Comunidad Valenciana tenía, a su juicio, «aspecto de ser otra escaramuza de esa uniformización» de la formación. «En Podemos ya no hay oposición interna porque en realidad no queda apenas nadie que crea que hay algo que disputar», señalaba.

Las palabras de la que es la máxima representante de Podemos en la Mesa del Congreso ni siquiera han sorprendido en la formación morada, que lamenta lo que considera un afán por desgastar al secretario general por parte de una exdirigente a la que creen ya fuera del proyecto.

Mientras persisten las últimas discordias, en Podemos se centran ahora en impulsar nuevas voces y perfiles en medio de un hiperliderazgo del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que logró su objetivo de llegar al Gobierno y después logró más control que nunca sobre su organización.