Efe – «Si hay algo que nos han demostrado estos años es que unidos somos más fuertes», ha dicho el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, este viernes durante su discurso de clausura del V Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM), y se ha referido a retos pendientes como la propia paz y estabilidad, con conflictos en la región como el de Siria o Libia y también el conflicto de Oriente Medio. Barcelona (España), sábado 28 de noviembre de 2020.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reclamado este viernes «impulso político» a la región euromediterránea para hacer frente a retos comunes como la paz o las desigualdades sociales, brechas que la pandemia de la COVID «puede abrir aún más».
Sánchez ha sido el encargado de clausurar el V Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM), que ha contado con la participación de los 42 países que conforman la organización, que busca relanzar el diálogo euromediterráneo 25 años después del llamado Proceso de Barcelona.
El presidente ha llamado a «trabajar para una UpM que sea más justa, más verde, más digital, y con mayor integración económica y social» en ambas orillas del Mediterráneo.
La «unión» de la región y su «determinación» serán claves, ha apuntado Sánchez, para hacer frente «a las graves consecuencias de la COVID», un virus que «no entiende de lugar de nacimiento».
Sánchez se ha mostrado a favor de «renovar» el espíritu del llamado Proceso de Barcelona y honrar objetivos como que la cuenca mediterránea se convirtiera en «un espacio de diálogo y cooperación capaz de garantizar elementos tan indispensables como la paz y la prosperidad».
En cuanto a la garantía de seguridad, ha mencionado asimismo retos conjuntos como el terrorismo, las mafias del narcotráfico y la trata de personas y «debates difíciles como el de la inmigración».
Igualmente, para «revitalizar» el Proceso de Barcelona ha llamado a trabajar en «bases sólidas de futuro» que a su juicio pasan por la transición ecológica, la digitalización, la integración e igualdad social, la igualdad entre hombres y mujeres, la economía azul y la sostenibilidad de la industria turística, así como en dar horizonte de «esperanza» a los más jóvenes.
El proceso de Barcelona es un proyecto que se fraguó en la Primera Conferencia Euromediterránea en 1995, debía llevar a la elaboración de un marco multilateral de diálogo y cooperación entre la UE y los terceros países mediterráneos.