Sublime decisión

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FOTOGRAFÍA. PRESIDENCIA DE GOBIERNO DE ESPAÑA (MADRID), 06.06.2019. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Efe
FOTOGRAFÍA. PRESIDENCIA DE GOBIERNO DE ESPAÑA (MADRID), 06.06.2019. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa que ha protagonizado esta tarde en el Palacio de la Moncloa, tras la reunión que ha mantenido con el rey Felipe de cara a la investidura. Efe.

Redacción – El día 26 de mayo estaba destinado a ser un domingo más del calendario, pero en esta ocasión no lo fue. Le interesó a un malabarista señalarlo como fecha para abrir las urnas, simples intereses políticos de un candidato a ser presidente del gobierno, candidato por no haber alcanzado con anterioridad por el voto popular ese alto cargo del Estado. Fue inquilino de la Moncloa de la manera más desleal al sistema democrático y por ello a la Nación española. Los hostiles al marco legal que los ampara y los que reniegan del país forjado a lo largo de los siglos, se dispusieron a colmar las ambiciones de un político cuyo único equipaje era desfilar como jefe del ejecutivo ante los nacionales y potencias extranjeras. Claro estuvo ese afán de dandi internacional cuando en el saludo oficial al jefe del Estado, se colocaron él y su esposa al mismo nivel que los monarcas. Barcelona (España), domingo 9 de junio de 2019. 

Desde el primer instante que se sentó en el hemiciclo del Congreso de los diputados su patrimonio era un rey republicano, hito en nuestra historia.

Todo es muy lamentable y motivo de enorme preocupación. Si los ciudadanos al completo estuvieran en primera línea de los acontecimientos, se podría atisbar una solución al infame proyecto que tienen por una parte los negociantes de la política, los acomodaticios a las decisiones de su grupo ideológico, de su terruño, de su colectivo profesional, y lo que es peor, los nacionalismos destructores del hombre como individuo.

A las 20 horas de la noche, empezó el recuento de los votos que nos podrían hundir en los más oscuros avernos o propiciar un futuro mejorable. El recuento fue largo y penoso por lo que pudiera resultar, desvirtuado en parte por los adelantos engañosos que las pantallas televisivas ofrecían. En los primeros minutos del día siguiente se comunicaron los resultados definitivos. Y desde ese momento todo tipo de cábalas adivinatorias, conjeturas, supuestos, interpretaciones avasallaron sin cesar y se acrecentaron en el segundo intento de rascar algún escaño al repasar una y otra vez el escrutinio. Cuando valoramos los resultados definitivos, los interrogantes y las preguntas nos abrumaron.

¿Motivo para no votar a un partido? La respuesta que al instante surge gira entre la nefasta gestión, la corrupción, el aumento de la inseguridad, la falta de la aplicación de la ley y otras réplicas. Pero en la práctica todo eso no se ajusta a la realidad, influyen en exceso las consignas de la televisión y los métodos empleados por los distintos líderes en sus discursos. La mentira, la difamación empiezan a ser usadas para limitar al contrincante o simplemente para demoler al partido que pueda hacer sombra.

El PSOE ha conseguido en las elecciones al Congreso de los diputados un mayor número de escaños y también en las europeas, de lo que podría deducirse que este partido está libre de las acusaciones mencionadas. La realidad difiere bastante ya que considerar a Pedro Sánchez y por lo tanto a su partido como el más genuino reflejo de la honradez política, es un error descomunal. El partido socialista arrastra multitud de corruptelas sobre todo en Andalucía por centrarnos sólo en las actuales, bagaje al que hay que incorporar el supuesto pacto infame de Zapatero con la ETA y si nos ceñimos en estos momentos a su Secretario general, no hay por dónde considerarlo; llegó al poder superando los límites que debe tener cualquier aspirante a la presidencia del gobierno, con el apoyo de los que no son leales al Estado de Derecho e hizo uso del cargo para su beneficio personal. Ahora, después de los últimos comicios, tiene la oportunidad de llegar de nuevo a presidir el ejecutivo sin mayoría absoluta por lo que está obligado a buscar apoyos y con toda posibilidad los encontrará en los mismos compañeros de viaje que antes buscó y aceptó.
 
Con este bagaje no se entienden los resultados de las urnas. La ciudadanía debería reaccionar y exigir responsabilidades del deterioro que han sufrido nuestras instituciones. Si no tenemos en cuenta todos los hechos acontecidos no será posible funcionar con normalidad sin medidas correctoras. Ese grito de sus afiliados y simpatizantes en la noche de las elecciones, de descartar a Rivera para un pacto de gobierno y los continuos rechazos de él mismo y de sus portavoces a VOX, provocan un sentimiento de repulsa. Ahora debe primar la defensa de la Constitución por encima de cualquier posible apaño partidista.

Navarra está en riesgo de ser batasunizada, la Pamplona cuyo rey Sancho III el Mayor, en el siglo XI pudo ya haberla unido a todo el ámbito hispano cristiano que luchaba para recuperar la Hispania Visigoda, en estos momentos caería en un presente incierto por la ambición de poder de un personaje que miente a cada paso que da, desde su tesis doctoral hasta el insistir en la defensa de la Carta Magna cuando está por una república federal no proclamada en el redactado de la ley.

Pero en este puzle olvidamos el cuarto poder, el poder informativo. Si la independencia avalada por el Estado de Derecho tiene que imperar entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial, es fundamental también incluir la de los medios de difusión, importantes en la era telemática. Temas centrales de las pantallas son los casos o posibles casos de corrupción del PP, por el contrario no son debatidos los del PSOE ni los de ningún otra fuerza política.

Con el mapa electoral delante, con una presencia notable del socialismo, es imprescindible que las fuerzas de derecha conservadora y liberal lleguen a acuerdos para equilibrar los resultados con el único el fin de descartar las muletas nefastas que han ido deteriorando la libertad, que no son otros que los contrarios al sistema democrático parlamentario. Los constitucionalistas tienen un reto, una sublime decisión.

Ana María Torrijos