
Barcelona (Reino de España), domingo 6 de octubre de 2024 (Agustín Ángel Fariña Peña, soldado de Infantería del Reino de España).- Excma. Sra. mía, en el transcurso de la tarde del pasado sábado día 5 de octubre del presente año 2024, cogí muchos nervios y ansiedad, ya que un antiguo compañero soldado profesional de Tropa y Marinería de nuestro glorioso Reino de España, hoy en día ya como Sargento Primero de Infantería Ligera, destinado en la Subinspección de Canarias (SUICAN), el cual y tras el fatídico desenlace de otro de nuestros compañeros ya fuera de la Tropa Profesional de vuelta al mundo civil, que decidió hace unas semanas quitarse la vida en su propio vehículo dejando atrás a su mujer y dos hijas totalmente destrozadas, inmensas en psicólogos.
Pues bien, el ya mencionado Sargento primero, qué está pasando por una depresión muy profunda, ya a la desesperada, comenzó a despedirse de mí diciéndome que: «Abandonaría de igual manera esta vida» y que «por favor nunca lo olvidara, que su vida era una auténtica mierda y que no quería ya más seguir en este mundo». De igual manera, entre otras cosas, también me comenta que su «compañero», nuestro gran compañero, «lo había engañado ya que hacía unos meses lo habían hablado y planeado, para quitarse la vida juntos». Todo esto que le relato, señora ministra de defensa, en conversación que se encuentra registrada en mi teléfono móvil, por escrito, por medio de la conocida aplicación de ‘Whatsapp’.
Tras mis reiterados intentos de tranquilizarlo para que pudiera hablar con él y convencerle, quitarle esos pensamientos de quitarse la vida definitivamente, y ver que me era totalmente imposible, bajo mi único sano juicio y como persona, ser humano que soy de gran corazón y humildad, decido pasar a la acción. En primer lugar, me pongo en contacto urgente con la Comandancia de la Guardia Civil situado en Ofra, en Santa Cruz de Tenerife, a quienes pongo en alerta de todo lo ocurrido facilitándole mi propia persona nombre y apellidos del Sargento Primero, su número de teléfono, destino militar en Santa Cruz de Tenerife, etc… De igual manera, contacto con el 112 Emergencias Canarias, quienes me dicen que ya les había dado aviso la misma Guardia Civil y, que ellos mismos, también se habían puesto en contacto con el Cuerpo Nacional de Policía. Aprovecho la ocasión ministra, para agradecer a todos ellos la amabilidad por como me atendieron telefónicamente bajo mi estado de total nerviosismo y pánico por todo lo que estaba ocurriendo, mis felicitaciones ya no solo por este Caso, sino que también por todo el sacrificio humanitario que hacéis por el bien del pueblo español en nombre de todos, muchísimas gracias.
Y es a partir de aquí, excelentísima señora ministra de defensa, el por qué y el motivo de esta carta que publico —gracias a este medio de comunicación— que va dirigida a usted.
Por la preocupación tan grande que tenía quien le escribe, de igual manera llamé por teléfono a la central del Ministerio de Defensa español situado en el Paseo de la Castellana en Madrid, ministerio el cual es usted es su mayor representante político. Cuando por fin la señora de dicha central telefónica me atiende y mi propia persona le informa de todo lo ocurrido y de la gravedad del asunto —ya que de por medio se encontraba en juego y lamentablemente, una vez más la vida de 1 de nuestros grandes y valiosos soldados que son reconocidos como tal a nivel mundial—, dicha persona me contesta —y de ahí mi asombro e indignación total— que ella «está de Guardia telefónicamente» en ese Ministerio «el fin de semana» y que «no había nadie más en el Ministerio», pero que recogería «todos los datos de la información» que le estaba ofreciendo y que «el lunes a primera hora, sin falta, cuando llegara su coordinadora, lo pondría en su conocimiento».
Pero es que la indignación y la decepción no termina aquí, señora ministra. Ya que de nuevo la misma señora me comenta que «existe un número de teléfono gratuito» el cual «es el 024, dónde están especializados en personas con pensamientos de suicidios». En un primer momento me ofrece ser «ella misma», quien llamase a ese número de teléfono, pero justo antes de terminar nuestra conversación telefónica, me dice que «no, que mejor sería que lo hiciera yo mismo». ¿Pero esto qué es señora ministra de Defensa? ¿De qué se trata todo esta dejadez a nuestros valientes soldados que en algún momento de sus vidas pueden estar pasando algún tipo de trauma tanto laboral como en su vida privada dejarlos así totalmente abandonados, demostrando una vez más, que a vuestro Ministerio, el de los muros invencibles e intocables, no valemos nada para ustedes; que solamente somos meros números y si 1 se quita la vida o se marcha del Ejército otro volverá. Esta es la triste y cruda realidad señora Robles. O me va a decir usted y me va a desmentir de que en la actualidad y en pleno siglo XXI tanto sacar pecho de Ejército profesional y que aún a día de hoy no exista ningún tipo de protocolo urgente para personas. Porque somos eso, señora ministra: personas antes que militares, para poder activarlo y evitar una nueva desgracia dentro de las filas de nuestros ejércitos.
Aunque si le soy sincero señora Margarita, ya nada de esto me sorprende ya que usted es sabedora y, en primer lugar, de mi propio Caso —quien intentó el suicidio hasta en 6 ocasiones y por ello otras tantas ingresado y a ustedes les dio lo mismo 8 que 80, esa es la realidad ni aún habiendo realizado dos huelgas de hambre reclamando mis derechos sobre todo en la última frente a su Ministerio de Defensa, David contra goliat, donde me tuvieron 151 días tirados cogiendo frío, mojándome, calor, con los ruidos espantosos e insoportables de los vehículos en la Castellana, coma, una paliza que recibí por parte de 2 magrebíes un sábado a las 2:00 horas de la mañana, así como una pancreatitis aguda que casi me mata; y ya no digamos los primeros 40 días en huelga de hambre— que malas personas e inhumanas que sois. A usted nada le importó porque yo soy 1 más de esos 8 que 80 que tan mal valoráis y tampoco queréis dentro de las Fuerzas Armadas españolas. Lo dije en su momento; lo digo ahora y se lo diré por siempre, excelentísima señora ministra, España no tiene que entrar en guerra para tener enemigos porque España ya tienen sus propios enemigos dentro de sus propias filas que son: usted y el séquito de generales burgueses adinerados y sinvergüenzas que siguen detrás del cortijo de ese ministerio porque la realidad es que en España, nuestro Ejército es un puro negocio de un puñado de privilegiados que se están forrando los bolsillos y sus cuentas bancarias contando también con sus paraísos fiscales, a costa del sufrimiento y sacrificio de nuestros hombres y mujeres, y en el peor de los casos, también de sus propias familias. No os merecéis estar ahí porque recuerden que Roma nunca pagó ni pagará a traidores. Haga algo urgentemente para que no tengamos que lamentar más vidas humanas desaparecidas en forma de suicidio.
Gracias Sra. Ministra.
Atte: Soldado de Infantería del Reino de España,
D. Agustín Ángel Fariña Peña
¡A España Servir hasta morir!
Domingo, 6 de octubre de 2024| Carta abierta a la ministra Margarita Robles.