Redacción.- Barcelona (España), martes 31 de enero de 2023. Auditorio Fórum del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB). Queridos integrantes de la 71ª promoción de la Carrera Judicial y de la 22ª promoción del 4º turno judicial. Es una gran alegría poder estar con vosotros en este día tan señalado —en vuestro día— y quiero, antes de nada, felicitaros muy sinceramente. Enhorabuena a todos.
Enhorabuena por haber llegado a este momento culminante tras un largo y difícil camino, sin duda, marcado por renuncias y sacrificios y para el que, a buen seguro, habéis dedicado lo mejor de cada uno: vuestras capacidades y conocimientos, esfuerzo y total entrega. Felicidades por alcanzar una meta tan importante que definirá el resto de vuestras vidas.
Y, por supuesto, quiero felicitar también a vuestras familias, amigos y a todos cuantos os han acompañado en ese camino que tampoco habrá sido fácil para ellos. Vuestro éxito también es suyo y, del mismo modo que han compartido vuestras preocupaciones y desvelos, ahora comparten con orgullo vuestra alegría.
Estoy convencido de que todos vosotros recordaréis siempre con cariño y gratitud la ayuda, el ánimo y, por qué no, también el consuelo en muchos momentos, de todas las personas cercanas que, de una u otra manera, han sido vuestro soporte durante el arduo recorrido que supone la fase de oposición.
También quiero expresar mi agradecimiento al director, profesores y resto del personal de la Escuela Judicial por haberos guiado a lo largo del exigente proceso de formación que culmina con esta ceremonia, que simboliza vuestra plena incorporación a la Carrera Judicial y a la tarea, tan apasionante como difícil, de impartir Justicia. Permitidme, en este punto, que felicite también a la Escuela por su 25 aniversario, como ha recordado el Presidente del Consejo General del Poder Judicial.
Queridos nuevos miembros de la Carrera Judicial,
Adquirís hoy un compromiso firme e inquebrantable con la institución de la que pasáis a formar parte, y en especial con España y con los españoles. En vosotros recae desde este momento la inmensa responsabilidad de tomar decisiones que afectan a tantos aspectos de la vida de los ciudadanos y a vosotros os corresponde, con vuestra labor diaria, merecer su confianza.
La Justicia representa uno de los valores fundamentales de las sociedades democráticas como condición indispensable para la convivencia pacífica. Vuestra entrega a esta tarea revela una enorme vocación de servicio a vuestros conciudadanos y, en definitiva, a vuestro país.
Encarnáis desde hoy el Poder Judicial, que —como señala la Constitución— emana, como el resto de poderes del Estado, del pueblo español, en el que reside la soberanía nacional. Y, por ello, la pertenencia a la Carrera Judicial supone por sí misma un servicio a España al que habéis decidido consagrar vuestras vidas profesionales. Vaya por delante, pues, junto con nuestra felicitación, nuestra mayor consideración y gratitud.
La tarea que os espera desde este momento en vuestros destinos es sin duda ilusionante, pero también muy exigente. Estoy convencido de que sois conscientes de las grandes responsabilidades que conlleva y del alto sentido institucional −y de Estado− que, a partir de ahora, deberá acompañar todos vuestros pasos.
Por ello, quiero que mis palabras sean también de ánimo. Os encontraréis en muchos momentos difíciles y complejos ante la adopción de resoluciones determinantes. En ocasiones sentiréis, quizás, también desánimo o incluso soledad. Y ante ello os digo: Guardad bien la ilusión en vuestra memoria con la que comenzáis vuestra andadura; preservad con firmeza los valores y principios generales que habéis aprendido y sustentan nuestro ordenamiento y la idea misma de Justicia. Habrá muchos días que serán ambos vuestro refugio y garantía para cuando pueda ser necesario renovar la esperanza y las ganas de todos los comienzos.
Contáis para superar esos momentos con la mejor de las herramientas: si Miguel de Cervantes escribió que “el hombre bien preparado para la lucha ya ha conseguido medio triunfo”, la excelente formación que os han proporcionado vuestros estudios y vuestro paso por la Escuela Judicial, así como vuestro afán de formación o mejora continua serán claves para el éxito ante las dificultades y para el bien común.
Y, sobre todo, contáis con la ley, cuya aplicación será, a partir de ahora y para siempre, la misión esencial que habréis de cumplir. En efecto, el Estado de Derecho reclama de sus jueces una defensa firme de la Constitución y de la ley, proporcionando respuestas justas y ecuánimes a los problemas de los ciudadanos y ofreciéndoles un marco de certeza, estabilidad y seguridad jurídica como garantía de una sociedad libre; de una sociedad que, para desarrollarse en paz y concordia, confía en un Poder Judicial integrado por hombres y mujeres independientes, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley.
La independencia es, en efecto, la clave de bóveda de vuestra función, un baluarte que constituye la esencia del Estado de Derecho porque asegura el principio de separación de poderes que consagra nuestra Constitución. Por tanto, como tal, debe ser proclamada, preservada y respetada tanto a nivel institucional como individual.
Una independencia que va incluso más allá de los factores externos, y que alcanza vuestras propias condiciones personales, como muy bien sabéis. Una independencia que forma parte de vuestro deber profesional y que, lejos de ser un privilegio de los jueces, es la mayor garantía de la protección de los derechos de los ciudadanos.
Como integrantes del Poder Judicial, tenéis el deber de desempeñar vuestra función con arreglo a un riguroso código de conducta y a unos principios éticos que resultan esenciales en el ejercicio de la judicatura. Sed siempre fieles a los principios que son fundamento de vuestra labor y nunca olvidéis las razones que os motivaron para ser jueces.
Queridos nuevos miembros de la Carrera Judicial,
La Constitución propugna la Justicia −junto a la libertad, la igualdad y el pluralismo político− como uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico. Y es el Poder Judicial el mecanismo de defensa de los derechos individuales y colectivos constitucionalmente reconocidos y de control de la actuación de los poderes públicos. Desde hoy, por tanto, formáis parte de una institución primordial del Estado y, por ello, esta celebración debe servir para reafirmar nuestro compromiso, el de todas las instituciones, los ciudadanos y la sociedad en su conjunto con la fortaleza del Poder Judicial.
Desde hoy sois también, no lo olvidéis, jueces europeos. Europa es parte indisociable de nuestra identidad como Nación, y vuestra independencia resulta también imprescindible para asegurar la eficacia y la aplicación uniforme del Derecho de la Unión y la defensa de sus valores: la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos.
No perdáis nunca la esperanza y las ganas con las que habéis recogido vuestros despachos. Solo con el trabajo riguroso, desde una organización fuerte, transparente y responsable, guiada por el exclusivo imperio de las normas, seguiremos avanzando en el respeto a los derechos y libertades reconocidos por la ley. Esa es la fortaleza del Estado de Derecho y, por tanto, la verdadera grandeza del servicio público con el que os habéis comprometido. Sabéis que para dicho ejercicio contaréis siempre con la confianza y el apoyo incondicional de la Corona.
Os reitero mi más cariñosa felicitación, a todos vosotros, y al Poder Judicial en su conjunto, que pasa hoy a contar con estas dos nuevas promociones de jueces y de magistrados llenos de energía y entusiasmo para el desempeño de su alta función.
Disfrutad mucho de este día con vuestras familias y amigos y, a partir de ahora, dedicad cada instante de vuestras vidas a continuar con la labor de cuantos os han precedido en los tribunales y que han hecho de España un país por el que merece la pena seguir esforzándose cada día.
Muchas gracias.