El despertar del Patrimonio confinado

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FOTOGRAFÍA. ESPAÑA, AÑO 2021. Varias personas disfrutando del Ocio Nocturno mientras los Gobiernos autonómicos afilan sus cuchillos para decretar el cierre de discotecas, salas de baile, limitando también el horario de la restauración e instaurando el sectario Pasaporte COVID (vacunación obligatoria COVID para acceder a Hostelería y resto de Ocio. Efe

Redacción.- Pamplona (España), jueves 13 de enero de 2022. Recién inaugurado el año 2022, tras varios meses de confinamiento social y económico, el Ejecutivo español lanza una bombona de oxigeno de 18 millones de euros para rescatar «la Cultura del Ocio nocturno musical»: El rescate de las discotecas Pachá, centros de contracultura o denominados templos de música contemporánea y experimentación artística, más universalmente conocidos como «patrimonio del baile y expresión artística nocturna». Estas ayudas astronómicas están justificadas para crear numerosos empleos y la supervivencia de muchas más otras miniempresas, pymes y autónomos que harán todo lo posible por reactivar este Grupo con una «gran capacidad de crecimiento y alto componente de innovación».

Esta iniciativa gestionada por Cofides, a cargo del Fondo de Recapitilización Fonrec destinada a empresas viables que atraviesan dificultades post pandémicas, es la oportunidad del siglo para refundar una España Nueva amén los augurios de los líderes Draghi y Macron sobre España en el Debate del Año, apuntando que es uno de los países más endeudados y empobrecidos de la Eurozona.

La solución empresarial de la creación de nuevos empleos y unas neopymes emergentes tras una inyección de capital, también pueden surgir no solo en la Cultura of the night contemporánea, sino reanimando el Patrimonio cultural español, que ha estado sufriendo un deterioro sustancial por falta de mantenimiento y por varias circunstancias económicas, sociales e inclemencias meteorológicas. ¿Se podría solicitar alguna «cura económica»? Este reflotamiento provocaría una afluencia de turismo que, porque no, España ha perdido en esta última época de pandemia, siempre considerándose las primeras de Europa en destinos vacacionales.

Con motivo del Día Internacional del Conservador Restaurador de bienes culturales, el día 27 de enero, queremos recordar que nuestro vasto territorio español alberga 49 lugares catalogados Patrimonio de la Humanidad, el tercer país del mundo detrás de Italia con 54 y China con 53. Y con varias propuestas encima de la mesa para seguir ofreciendo nuestro poder cultural a los ciudadanos del mundo en un veraz estado de conservación y cuidada gestión para que no sean agregadas a la lista de peligros de Unesco, porque no hay empresas que gestionen los vestigios de la historia y sean eliminados de esta Organización de Educación, Ciencia y Cultura.

Según el artículo 9 de la ley 16/1985 de 25 junio de Patrimonio Histórico Español, nuestra Nación atesora 30.400 BIC declarados tanto bienes muebles como inmuebles, que han de gozar de protección y tutela por los Consistorios y competencias responsables de cada Comunidad Autónoma, abriendo el espectro a empresas para su cuidado y gestión.

Adentrándonos en nuestra Comunidad Foral de Navarra, se respira un «gran aprecio a la Cultura autóctona del territorio», hasta el punto de crearse en 1844 la Comisión de Monumentos de Navarra, que empezó a perseverar por la supervivencia de todos ellos. Asimismo, un siglo más tarde, el 20 de octubre de 1940 la Excelentísima Diputación Foral de Navarra funda la Institución Príncipe de Viana, que actúa en la custodia de su Patrimonio Histórico-Artístico y en la divulgación de nuestra cultura. Ya en nuestros días, el Gobierno Foral y sus entidades e instituciones correspondientes supervisan su divulgación y gestión para seguir manteniendo y crear nuevos espacios histórico-patrimoniales en que sentirnos orgullosos del territorio por donde pisamos: albergamos 11.900 BIC comprendidos entre bienes muebles, arqueología y BIN, según la Ley Foral de Derechos Culturales.

En el umbral del 2022, se nos abre un universo nuevo. Un momento de resurgimiento después de un tiempo de asfixia económica, instando nuevas ayudas gubernamentales y europeas que pueden llegar a provocar el renacimiento y la ampliación de nuevas formas culturales en Navarra, como la rehabilitación y estética arquitectónica monumental y la divulgación digitalizada: «el ayer y el hoy, observamos nuestro pasado para proyectar un nuevo futuro».

Judith Sarrablo Roure