El sátrapa Pedro Sánchez, «en nombre de España», se sacrificará en presidir el Gobierno de la III República de España

Así en el mes de septiembre de 1936, Largo Caballero, por «el bien de España», autorizó el envío de más de 500 toneladas del oro español rumbo a Moscú, capital de la  Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Como dato mencionar que esa reserva fue calificada en mayo de ese mismo año por las estadísticas internacionales, como la cuarta mayor reserva del mundo…

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FOTOGRAFÍA. Brussels (Belgium), 27/10/2023.- Spain's acting Prime Minister, Pedro Sánchez Pérez Castejón, gives a press conference at the end of the second day of the European Council meeting in Brussels, Belgium, 27 October 2023. In a two-day summit on 26-27 October, EU leaders addressed the situation in the Middle-East and Ukraine, as well as the EU's long-term budget, migration, and external relations. (Bélgica, España, Ucrania, Bruselas) Efe

Barcelona (España), lunes 30 de octubre de 2023 (Luis Torres Píñar).- Por fin el sátrapa se destapa y habla de amnistía. No es la primera vez que el longevo y sangriento PSOE, traiciona sin ambages a España invocando su insigne nombre. Por recordar hoy tan solo una de sus felonías, al fementido presidente del Gobierno de la II República, Francisco Largo Caballero, cuando a instancias del también socialista Juan Negrín López, despojaron las reservas de oro del Banco de España.

Así en el mes de septiembre de 1936, Largo Caballero, por «el bien de España», autorizó el envío de más de 500 toneladas del oro español rumbo a Moscú, capital de la  Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Como dato mencionar que esa reserva fue calificada en mayo de ese mismo año por las estadísticas internacionales, como la cuarta mayor reserva del mundo…

Por supuesto, toda la operación quedó supeditada a una posterior rendición de cuentas atendiendo a la «demostrada y siempre transparente» probidad socialista. O sea, que nunca se rindieron cuentas del expolio, significando la ruina económica para España, por ende, hambre para los españoles de toda condición sexual.

Terminada la guerra, nada más se supo del oro. Es más, después y una vez fallecido el general Francisco Franco Bahamonde, instaurada la Monarquía Parlamentaria, supuestamente democrática a pesar de que la filosofía de Montesquieu, siempre muy recurrida por quienes primero la anulan, y a menudo, poco incorporada en la práctica. Bien, llegado ese primer gobierno del sangriento PSOE, siendo su presidente Felipe González Márquez, se procedió a indemnizar a los herederos de los responsables del saqueo, sin duda respetando la memoria de todos los españoles sometidos al hambre de la posguerra por su heroica expoliación llevada a cabo en su nombre y en el de España, claro.

No quiero ser cansino con la cantinela de nuestra guerra civil, de la que se ha escrito mucho y no todo ajustado a la realidad. Mirad, para resumir, en la guerra civil española hubo dos bandos claramente identificados. Uno luchaba por mantener la soberanía nacional en manos de los españoles, los llamados «nacionales», mientras el otro bando, los autonombrados «rojos», alineado claramente con conceder la soberanía de los españoles a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y formar parte de sus repúblicas al estilo de los llamados países del Este: Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumanía… entre otras naciones que perdieron su soberanía a manos del criminal comunismo. Más resumido queda así: O Franco o Stalin.

Hodierna vivimos algo parecido de mano, otra vez, del sangriento PSOE. El sátrapa Pedro Sánchez, «en nombre de España» se sacrificará en presidir el gobierno de la III República de España, concediendo la amnistía a los fascistas secesionistas que en el año 2017 delinquieron poniendo en grave riesgo la unidad de España; por ende, la convivencia en paz de los españoles y que hoy insisten en que «lo volverán a hacer» sin olvidar aquello que no se dice y será probable, la amnistía de los asesinos de ETA, y eso no es lo peor… La facundia del sátrapa Pedro Sánchez Pérez Castejón, lleva al clímax de sus acólitos todos puestos en pie aplaudiendo al «Imam».

En España vuelven a existir dos bandos; ahora bien identificados y tienen su origen en la deletérea Constitución del 1978, donde ya quedaron contenidos los embriones del actual deterioro de la unidad de España.

Primero Adolfo Suárez González [I duque de Suárez y grande de España, fue un político y abogado español, presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981], legalizando a los criminales partidos políticos y sindicatos, permitiéndoles mantener sus siglas y peor aún, a sus líderes, que sobrevivieron la mayoría de ellos exiliados en la URSS, bien alimentados por el régimen comunista con cargo al oro expoliado.

Luego llegó Felipe González Márquez [abogado y político español. Fue secretario general del Partido Socialista Obrero Español de 1974 a 1997 y tercer presidente del Gobierno de España desde la transición, entre 1982 y 1996], quien dio pábulo a los nacionalistas, hoy secesionistas.

Le continuó José María Aznar López [político español, cuarto presidente del Gobierno de España desde la reinstauración de la democracia en las legislaturas VI y la VII de España, de 1996 a 2004. Es miembro del Partido Popular, del que fue presidente entre 1990 y 2004], éste espabilado llegó, incluso, a «hablar el catalán en la intimidad» del Pacto del Majestic. Lo que traducido en prebendas conocidas, dominio secesionista en cultura, policía, Guardia Civil, finalización de la milicia…

Luego llegó el ínclito José Luis Rodríguez Zapatero [político español que fue el quinto presidente del Gobierno de España después de la transición española, entre 2004 y 2011. Miembro del Partido Socialista Obrero Español, ejerció como secretario general de este entre 2000 y 2012], «el Mentiroso». Éste pazguato abrió las puertas a los asesinos de ETA, reconociendo al terrorista Otegui, como «un hombre de paz». Y cuando creíamos que con Zapatero se había llegado al máximo de la entelequia, nos viene el sátrapa Pedro Sánchez Pérez Castejón con su distopía para seguramente, cerrar el capítulo de la convivencia entre españoles en una malhadada unidad en paz.

Eso sí, siempre nos queda la hodierna princesa Leonor de Borbón y Ortiz, de regreso del exilio forzoso, como Reina de una nueva España… La pregunta es: ¿tendremos que volver a matarnos «por el bien de España» de la mano del socialcomunismo?

Ahí lo dejo.

Luis Torres Píñar