España necesita un Partido

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En la Imagen, una bandera de España ondea en la Plaza de Cataluña (Barcelona), durante una cato en vísperas de la gran manifestación anual de fiesta Nacional de España en Cataluña, Día d ela Hispanidad (12 Octubre), del pasado año 2013. Archivo Lasvocesdelpueblo

Redacción (Eduardo García González) – España necesita un partido que haga todo lo necesario para erradicar a los nacionalismos antiespañoles, con la misma buena conciencia y satisfacción de quien erradica una enfermedad o una plaga. España necesita urgentemente un Partido realmente Nacional, casa común y gran frente amplio de los patriotas españoles, un partido nacional patriótico ejerciendo responsabilidades legislativas y de gobierno, un Partido que sea el principal instrumento político capaz de afrontar y resolver los males que más nos afectan como ciudadanos. Problemas nunca resueltos por las elites oligárquicas españolas, ajenas, cuando no contrarias, al interés común del pueblo español. Elites oligárquicas que nos mantienen en una permanente situación de engaño político, injusticia social, y pérdida de soberanía democrática en nuestro propio suelo nacional. Barcelona (España), jueves 23 de febrero de 2017. Fotografía: En la Imagen, una bandera de España ondea en la Plaza de Cataluña (Barcelona), durante una cato en vísperas de la gran manifestación anual de fiesta Nacional de España en Cataluña, Día d ela Hispanidad (12 Octubre), del pasado año 2013. Archivo Lasvocesdelpueblo.

Somos muchos cientos de miles de patriotas españoles que carecemos de representación partidista. No tenemos un verdadero partido nacional con expectativas electorales positivas, al que votar con justificada esperanza de que resuelva los graves problemas que nos atenazan.

Esta es una de las causas principales de los males políticos sociales y económicos del Pueblo Español. El patriotismo Nacional Español sigue políticamente huérfano. Pese a tantos sacrificios personales, los meritorios intentos realizados hasta hoy no han logrado ni acercarse siquiera a la masa crítica necesaria para estar en condiciones reales de alcanzar significativas cuotas de poder.

El dopaje financiero del PP, del PSOE, y de toda la cohorte partitocratica, unido a toda clase de malas artes de desinformación y demonización mediática de sus posibles competidores, han impedido el surgimiento e implantación exitosa de un gran partido nacional español de patriotismo desacomplejado y explicito. 

Consecuentemente el patriotismo Nacional Español no ha podido superar la marginalidad extraparlamentaria, programada e impuesta por impenetrables centros de poder mundial desde los primeros años del proceso de transición del Régimen de Franco al Régimen Juancarlista.

Los electores nos hemos visto impelidos a elegir entre lo malo y lo peor, engañados con el tramposo señuelo del «voto útil», Repetidamente, hemos caído en la trampa paralizante del inútil «voto útil», condenados a elegir entre una derecha desecha por sus complejos, y una izquierda antiespañola.

Demasiadas veces, y creyendo que evitábamos males mayores, nos hemos dejado estafar políticamente por lideres tan poco fiables como un euro de madera. Los electores, a falta de verdaderos representantes de nuestros valores e intereses, nos hemos habituado a votar partidos sucedáneos y políticos ambiguos y nada o poco fiables. Hemos encumbrado a políticos que más que servir a España han servido a corruptas elites oligárquicas y clientelistas, hemos dado el poder a políticos que han favorecido a los nacionalismos catalán y vasco, convirtiendo el Estado Español en un insostenible reino de taifas.

Políticas de apaciguamiento

Concederles, a los nacionalismos catalán y vasco, un injustificable plus de legitimidad, introducir en la Constitución el término «nacionalidades», implantar un inventado Estado de las Autonomías, fueron las primeras consecuencias de las políticas de apaciguamiento para complacer a aquellos españoles que niegan y siempre negaran ser españoles.

A estas primeras políticas de apaciguamiento siguieron otras, como visualizar una especie de bilateralidad entre el Gobierno nacional de España y el Gobierno regional de Cataluña, transferirles competencias exclusivas de la administración general del Estado, destruir la unidad documental del Archivo Nacional de Salamanca, tolerar la creación de selecciones deportivas con ínfulas de nacionales, tolerar la creación de embajadas en competencia con las embajadas españolas, o cosas aun más graves y dañinas para la cohesión Nacional de España y los derechos fundamentales, como permitir la discriminación en contra de la lengua común de todos los españoles, y teóricamente oficial en toda España.

El penúltimo de estos gestos de apaciguamiento ha sido la propuesta del PP para que el secesionista Joan Tarda, diputado de ERC, forme parte de la Comisión de Derechos Oficiales.

Los gobiernos del PSOE, del PP, siempre han favorecido, con sus políticas de apaciguamiento, el crecimiento transversal y la implantación generalizada de nacionalismos hispanófobos en España. Lo han hecho incluso las veces que han dispuesto de mayorías absolutas.

Las políticas de apaciguamiento a los nacionalismos hispanófobos han tenido como resultado, anunciado y previsible, que el nacionalismo catalán, inicialmente muy minoritario, haya crecido continuamente hasta obtener la máxima implantación social y política de toda su historia. Este es el fundamento social de la sedición secesionista presidida desde la Generalidad de Cataluña, primero por Artur Mas Gavarró y ahora por Carles Puigdemont Casamajó

La dejación de funciones, incluso la traición a España, de muchos altos responsables políticos, nos condenan a los españoles a sufrir una situación política abradacadabrante y absurda, en la que el «independentismo» catalán, ha desplazado y aplazado la resolución de los verdaderos problemas reales de los ciudadanos, de las familias, y de las empresas españolas.

Ya nadie que este políticamente informado y no sea interesadamente ciego y sordo voluntario, puede ignorar que las cesiones para apaciguar a los nacionalismos catalán y vasco no solo no han solucionado nada sino que han demostrado ser absolutamente contraproducentes y demoledoras para los intereses nacionales de España.

«Gracias» a las políticas de apaciguamiento el nacionalismo catalán, ha tenido poder y vía libre para imponer, a varias generaciones de españoles, desde la guardería hasta el asilo, pasando por todos los ámbitos sociales y etapas de la vida, el adoctrinamiento masivo, en la aversión y desprecio a España, generando finalmente una especie de «Ejército» civil «norcoreano», en cuyas filas no faltan miles de fanáticos viscerales.

El Movimiento Secesionista en Cataluña

El movimiento secesionista en Cataluña está formado por muchos cientos de miles de irreductibles, que no conocen ni atienden razones. Decenas de miles de ellos viven directamente enchufados a la redes clientelares de intereses e influencias que empezó a crear el nacionalismo catalán durante las décadas en las que el intocable defraudador de Banca Catalana, y  padre de la patria ídem, ejercía de «virrey» y presidente de la Generalidad de Cataluña. 

Jordi Pujol Soley, fue nombrado en 1984 «español del año» por el monárquico diario ABC de Luis María Anson. Como agradecimiento Jordi Pujol creó y puso en marcha una maquinaria infernal que desde entonces sigue funcionando a pleno rendimiento contra España y todos los españoles, empezando por los catalanes.

Y como a fecha de hoy el nacionalismo catalán sigue controlando las escuelas, o  le expulsamos de la vida política, o es solo cuestión de tiempo que alcance la mayoría suficiente como para imponernos su  República Catalana. Esta es la cruda realidad, y para afrontarla no caben buenismos, ni medias tintas, ni discursos «políticamente correctos».

Los catalanes somos víctimas de más de treinta años de sistemática ingeniera social contra nuestra condición de españoles. Ingeniería social de sustitución nacional, ejecutada con la complicidad constante, por activa y por pasiva, de todos los Gobiernos de España sin excepción. Los catalanes soportamos y sufrimos una situación sociopolítica excepcionalmente grave que compromete nuestro futuro, y el de las venideras generaciones españolas. El crecimiento desmesurado y transversal del Nacionalismo Antiespañol en Cataluña, es el fundamento social, económico, cultural y político de la presente sedición secesionista.

El Nacionalismo catalán, supremacista y delirantemente pancatalanista, tiene como irrenunciable obsesión destruir la soberanía nacional del pueblo español, y, si tuviesen alguna posibilidad, también del pueblo francés, pues esta es la condición previa necesaria para tratar de imponer sus fantasiosos «Países Catalanes» como parte integrante de su centralista y expansionista «República Catalana». El nacionalismo catalán continuará perpetrando  toda clase de manipulaciones con tal de anexionarse una gran parte del territorio español, que incluye principalmente Baleares, Castellón, Valencia, Alicante, y Aragón. Tampoco renunciaran a hacer lo mismo con una parte del sur de Francia.

La discriminación lingüística contra la lengua común de todos los españoles

Con la complicidad del PSOE, del PP, y ahora increíblemente con la tolerancia del Partido de Albert Rivera, se mantienen en vigor, y siguen aplicándose en territorio español, leyes de discriminación lingüística contra la lengua oficial y común de todos los españoles, a pesar de estar comprobado el carácter liberticida de estas leyes hispanófobas, y sus efectos nocivos para el bien común del conjunto nacional.

Las familias, las empresas y el conjunto de ciudadanos necesitamos un partido que no tolere ninguna discriminación contra el español. Nuestro mayor y más universal patrimonio cultural.

En España se conservan varias singularidades lingüísticas regionales, cosa nada especial, ya que lo mismo ocurre en muchas naciones. Naturalmente todas las lenguas regionales y modalidades lingüísticas locales son respetables, siempre y cuando no traten de imponerse sobre la lengua común de todos los españoles, que tal como prescribe el artículo 3 de la Constitución española, tenemos el deber de conocer y el derecho de usar. Y lo bueno y razonable es que el español vuelva a ser la lengua vehicular de la enseñanza pública en toda España. Sin excepciones.

El nacionalismo catalán se basa en mentiras, fabulan y fantasean sobre la historia de Cataluña, pero la mentira mayor y más importante es que Cataluña tiene una lengua propia. Pues bien, tal aserto es falso, y  por mucho que repitan y vuelvan a repetir ese mantra miles de millones de veces, sigue siendo falso, rotundamente falso, por mucho que la mayoría de medios de comunicación lo tengan por axioma indiscutible.

Los territorios no tienen lenguas, las lenguas son de las personas en tanto que miembros de comunidades lingüísticas, y en Cataluña conviven desde hace siglos dos comunidades lingüística. Pero desde que «el Virrey» Pujol se instalo en la presidencia de la Generalidad de Cataluña a una de las dos se le niega hasta el derecho de que sus hijos reciban enseñanza en su lengua materna.

El Golpe de Estado contra  la Soberanía Nacional

Los ciudadanos que de verdad nos tomamos a España en serio, sabemos que la amenaza de secesión no es una broma, por mucho que el delirio separatista sea insuperablemente ridículo y patético, tampoco es una «algarabía», como dijo Mariano Rajoy Brey en 2012, ni «perseguir una quimera» como dijo el rey Juan Carlos I, ni  tampoco es un «suflé» que vaya a desinflarse por sí solo, como quieren creer los más optimistas. Los ciudadanos conscientes y realistas, sabemos que estamos ante un golpe de Estado a plazos, planeado y orquestado sediciosamente desde órganos de la administración territorial del Estado.

La Generalidad de Cataluña, el Parlamento de Cataluña y también algunos Ayuntamientos han perpetrado hechos sediciosos que obligan al Gobierno de España a no demorarse más en dar el primer paso para la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española, y de todos los decretos y demás leyes, tanto ordinarias como excepcionales, que sean necesarias para la intervención del Gobierno, Parlamento, ayuntamientos rebeldes, y organizaciones sediciosas de la Comunidad Autónoma de Cataluña, más la detención e inhabilitación de los principales políticos, promotores, y financiadores del proceso secesionista.

Muchos miles de los más alucinados y fanáticos separatistas, están totalmente convencidos de la absoluta legitimidad e inmediatez de su adorada Independencia, y no se resignaran de ninguna de las maneras a más demoras o aplazamientos en la proclamación unilateral y oficial de esa adánica utopía totalitaria y consecuentemente anticatalana a la que llaman República Catalana.

El enfrentamiento civil

Los antecedentes, e «ingredientes» de la situación que estamos viviendo y sufriendo este año 2017 nos arrastran a un conflicto potencialmente explosivo en Cataluña, un enfrentamiento civil que podría volverse violento en cualquier momento, a partir de la no descartable acción cruenta de algunos separatistas incontrolados. Van pasando los años, y el cartel «Ara Es la Hora» está acumulando ya demasiadas telarañas. Los secesionistas más agresivos están de los nervios ¿Que harán estos orates cuando se les agote la poca paciencia que aún les queda?

El nacionalismo catalanista, es como un niño malcriado que está acostumbrado a que papa Estado le ría las gracias y le tolere sus abusos, les financie sus desafueros, y se achante ante su insultante chulería. Pero estas afrentas a España son insoportables para cada vez mayor número de españoles, provocado una creciente reacción patriótica procedente de la llamada mayoría silenciosa. Las exhibiciones de Patriotismo Español en Barcelona, a diferencia de décadas anteriores, son habituales desde 2012; y denotan la consolidación de una incipiente base social, muy motivada, persistente y activa. Cientos de miles de españoles están despertando, y la cifra aumenta a medida que el conflicto ya enquistado se vuelve cada vez más irresoluble y desesperante.

Consecuencia de las acciones y omisiones de unos y otros se están sumando todos los componentes y condiciones de una «tormenta perfecta», La posibilidad de un enfrentamiento civil violento en Cataluña está dejando de ser una hipótesis tremendista para convertirse en un escenario cada vez más probable. Si el Estado no lo remedia a tiempo, podríamos estar en la antesala del inicio de lo que los expertos llaman una espiral de violencia. Las espirales de violencia autogeneran su propia dinámica y no se pueden controlar. Se sabe como empiezan pero de cómo acaban solo se sabe una cosa: Todas acaban rematadamente mal.

2017, el año crucial.

A partir de este año de 2017, y siguientes, España ha entrado en el penúltimo episodio de una encrucijada trascendental, cuya resolución decidirá finalmente, entre otras muchas cosas, si somos o dejamos de ser una nación soberana, con todas las enormes, irreversibles, y trágicas consecuencias derivadas de tan nefasta contingencia.

Los españoles tenemos el derecho y el deber de defender a España, tal como nos indica explícitamente el artículo 30 de la Constitución. Consecuentemente estamos legitimados y hasta obligados legalmente, para pasar a la acción y combatir contra el secesionismo sedicioso.

Al servicio de tal fin es imprescindible contar con un partido que no le conceda absolutamente ninguna legitimidad al nacionalismo catalán, al nacionalismo vasco y a todos los nacionalismos, en tanto que enemigos de la soberanía nacional del pueblo español. España necesita un partido que haga todo lo necesario para erradicar a los nacionalismos antiespañoles, con la misma buena conciencia y satisfacción de quien erradica una enfermedad o una plaga. Los nacionalismos secesionistas son un problema acuciante, un tumor maligno que debemos extirpar quirúrgicamente del cuerpo social de la nación. Todos los costes que tengamos que afrontar por ello serán recompensados y multiplicados en un futuro libre de esa enfermedad política que consume absurdamente la mayor parte de las energías nacionales

Hay quienes aseguran que la secesión es imposible, por el contrario otros aseguran que la secesión es inevitable. Ambas convicciones están bien argumentadas, pero ambas son erróneas. Es una especie de empate técnico. La realidad es que la secesión no es imposible ni inevitable.

Que la balanza de la historia se acabe inclinando en uno u otro sentido dependerá de muchos factores, y el factor más patrióticamente cohesionador y determinante podría ser el rápido y fuerte surgimiento de un gran partido nacional, con un proyecto nacional español capaz de entusiasmar a jóvenes generaciones de todos los segmentos sociales, unidos en defensa del Estado de Derecho y del bien común de todos los ciudadanos españoles.

Estado de Derecho

Estado de Derecho significa principalmente que las leyes son igual para todos y que todos somos iguales ante la ley. Estado de Derecho significa que ninguna persona  por muy poderosa que sea está exenta de rendir cuentas ante la ley y ser juzgada y condenada como cualquier otro ciudadano.

Sin Estado de Derecho no hay Justicia ni democracia,  y lo que se produce es un Estado de Desecho, también llamado Estado Fallido. En España tenemos oficialmente un Estado de Derecho, pero la realidad es que el Estado Español está a medio camino entre el Estado de Derecho y el Estado de Desecho. Aunque todos los responsables políticos repitan continuamente el mantra de que respetan la justicia, la verdad es que interfieren interesadamente tanto como pueden. También desde medios de comunicación y propaganda se ponen en marcha campañas de intoxicación masiva, para torcer interesadamente algunas sentencias.

Los ciudadanos españoles necesitamos un partido que defienda realmente el Estado de Derecho, un partido que respete realmente y haga respetar la separación de los poderes del Estado. La separación de Poderes del Estado es la garantía de la independencia judicial. La falta de independencia judicial interfiere, distorsiona y perjudica gravemente la correcta administración de la justicia, facilitando la prevaricación y la impunidad. Hay muchos casos realmente escandalosos y que producen alarma social por ser evidentes muestras de sospechosas y muy graves disfunciones de la administración de justicia en España.

Justicia

Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde. La Justicia está muy bien simbolizada en su figura alegórica: Lleva un libro en una mano para indicar que se basa en la ley escrita. Tiene los ojos vendados para indicar que juzga a todos por igual, sin mirar si el juzgado es pobre o rico, está indefenso o es muy poderoso, se apellida Pujol o se apellida Pantoja. La figura alegórica de la justicia lleva una balanza para indicar que sopesa y valora con precisión objetiva los pros y los contras de cada caso. Y prendida a la cintura lleva la espada para garantizar el cumplimiento de la sentencia.

En España la Administración de Justicia demasiadas veces funciona en realidad como administración de injusticia. No faltan jueces y  juristas que se olvidan de los derechos fundamentales,  conculcan escandalosamente la igualdad de los ciudadanos ante la ley, ignoran la seguridad jurídica y los intereses comunes del conjunto de los ciudadanos.

En España hacen falta menos leyes y que se cumplan excepciones injustificadas, a esto se le llama imperio de la ley. Hay demasiadas cámaras legislativas y un exceso inabarcable de literatura legal, muchas veces contradictoria o confusa, y que solo favorece a los abogados y otros profesionales del derecho.  Los ciudadanos españoles necesitamos un partido que simplifique y reduzca la proliferación legislativa de las cámaras regionales.

La sociedad española necesita un partido que sea veraz y eficaz en la defensa del imperio de la ley como único medio idóneo para proteger los derechos fundamentales, la seguridad jurídica, el orden público, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, la correcta administración de justicia.

Constitución Española

La Constitución Española de 1978 es la única Constitución española que ha estado sometida a referéndum, siendo votada mayoritariamente por los ciudadanos españoles. Consecuentemente, lo obligatoriamente legal y democráticamente correcto es cumplirla y hacerla cumplir mientras siga vigente. Pero todo texto legal tiene lagunas y ambigüedades, y la constitución Española no es juna excepción.

España necesita un partido que pueda interpretar la Constitución en sentido diametralmente opuesto a los intereses de los enemigos de España que inicialmente la apoyaron por ser entonces muy útil a sus intereses.

Actualmente la desprecian después de décadas de exprimirla y abusar de ella hasta sacarle todo lo que han querido. En ese sentido debemos promover la inconstitucionalidad de aquellas leyes que van en contra de la igualdad jurídica y el bien común de todos los españoles.

En una primera fase ni siquiera haría falta una reforma constitucional, por otra parte inaccesible dada la actual correlación de fuerzas en el Congreso de los Diputados. Para empezar bastaría una interpretación y aplicación de la Constitución contraria a los intereses y objetivos de los nacionalismos hispanófobos, especialmente el nacionalismo catalán y el nacionalismo vasco.

Jefatura del Estado: Republica o Monarquía

La no demasiado ejemplar conducta Juan Carlos I, ha producido el cuestionamiento de la Monarquía dinástica, su dimisión y la coexistencia de dos reyes, el rey emérito y el  actual Jefe del Estado. Pero no cabe confundir España con la jefatura del Estado Español. La Jefatura del Estado es parte sustancial necesaria y nacionalmente vertebradora de la patria, pero la patria es anterior y superior.

Las republicas en España han sido un desastre, todas han sido breves y han acabado mal o peor. Las monarquías han tenido de todo, desde lo excelente a lo detestable, pero aun así, el caso es que tenemos una monarquía parlamentaria legitimada por el referéndum que aprobó la vigente constitución española. Consecuentemente Felipe VI es nuestro Jefe del Estado y Mando Supremos de las Fuerzas Armadas. 

Lo único que le pedimos es que ejerza sus funciones siempre al servicio del bien común de todos los españoles.

El Estado de las Autonomías

El Estado de las Autonomías está legalmente vigente y como tal debe ser acatado. Pero eso no obsta para que seamos conscientes de que ha generado más problemas  de los que pretendía solucionar. Y la solución no es un Estado federal, pues las federaciones se inventaron para unir lo que estaba separado, pero en España se usarían inexorablemente para dividir, aun más, lo que estaba unido.

Ante el avance secesionista han surgido propuestas de tercera vía que no son otra cosa que consagrar una especie de España plurinacional, mediante la transformación del actual Estado de las Autonomías en una Confederación de Estados Autónomos. Si tal iniciativa llegase a prosperar seria la disolución del pueblo español y de España como nación.

Debemos avanzar en la dirección contraria a los intereses de los nacionalismos catalán y vaso, procurando que el Estado de las Autonomías deje de generar problemas y dificultades al conjunto de ciudadanos que forman el pueblo español.  El Gobierno nacional de España jamás debe tolerar ninguna bilateralidad con los Gobiernos de sus Comunidades Autónomas. Conceder cualquier clase de bilateralidad, aunque solo sean gestos o apariencias, constituye una dejación de soberanía y menoscaba gravemente la unidad nacional.

En ese mismo sentido España necesita un partido nacional que impida cualquier reforma constitucional que de más poder político a las Comunidades Autónomas. Es urgente realizar una interpretación restrictiva de las facultades excesivas de las que abusan algunos Gobiernos autonómicos. España necesita un partido que proponga en el Congreso de los Diputados una reforma constitucional restrictiva que ponga fin a las excesivas competencias de los gobiernos autonómicos que abusen o hagan mal uso de sus competencias, especialmente en las áreas de educación, sanidad, transporte, comunicación y fuerzas de orden público.

Barcelona, Comunidad Autónoma (Al igual que lo es Madrid)

Teniendo en cuenta el potencial de Barcelona, y que sin Barcelona el nacionalismo catalán perdería su capital en lo financiero y en lo político, propondremos y solicitaremos que la provincia de Barcelona eleve su estatus territorial administrativo y pase a constituirse en nueva Comunidad Autónoma española, totalmente independiente de la Comunidad Autónoma Catalana, que de ese modo quedaría limitada a las provincias de Gerona, Lérida y Tarragona.

A partir de ese momento el nacional separatismo pancatalanista quedaría políticamente decapitado, y nunca más podría reunir suficientes fuerzas como para levantar cabeza.

Ideario

España necesita un partido que no caiga en la trampa de las ideologías. Un partido que no crea en ideologías ni se aferre a ellas. Las ideologías son en la práctica impostoras y sectarias simulaciones de religiones, y en lugar de solucionar problemas los crean.

España necesita un partido con ideas especificas sobre temas concretos, estas ideas forman un ideario: Un ideario al servicio de España, fundamentado en la moral natural, la economía al servicio de las personas, de las familias y de las empresas nacionales.

Un ideario  de defensa de la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos españoles. Un ideario protector de las mejores tradiciones españolas y el patrimonio histórico cultural de España. Un ideario que tenga el humanismo cristiano como fuente de inspiración.

Democracia

La democracia es el poder del pueblo. Consecuentemente en España la palabra democracia significa poder del pueblo español. España necesita un partido realmente consecuente con esta definición.

Ideología de género

La ideología de género es una ideología degenerada destinada a destruir la familia y las condiciones connaturales al ser humano. Familia, derecho a la vida y natalidad, son tres aspectos de una misma realidad, son cimientos básicos de la sociedad.

España necesita un partido que fomente la natalidad dentro del marco familiar tradicional. Las familias españolas necesitan un partido que las ayude y proteja eficazmente. Sin natalidad la población española está siendo sustituida por población exógena, en un proceso ya iniciado que de no revertirse nos lleva al envejecimiento y sustitución poblacional.

Los bebes en gestación, concebidos pero aun no nacidos, necesitan que alguien los defienda y proteja. Aunque aun no puedan saberlo, necesitan un partido que destaque sobre todos en la defensa del sagrado derecho a la vida, les va la vida en ello. El futuro poblacional de España necesita un partido que se implique a fondo en la lucha contra el infanticidio prenatal. Un partido que expulse de la sociedad española, a la genocida industria abortista.

Propiedad privada

Constituye un derecho fundamental de las personas, y necesitamos un partido que lo defienda contra los parásitos políticos que, abusando de su inmerecido poder,  cargan de impuestos confiscatorios a los trabajadores, a las empresas y al patrimonio familiar. Nadie debería pagar dos veces por el mismo bien. La propiedad privada debe ser verdaderamente privada, y consecuentemente no debe compartirse a medias con la parasitocracia emboscada en la estructura del Estado.

Europa

Los españoles somos europeos desde muchísimo antes de que se creara el Mercado Común Europeo. No confundimos Europa con la Unión Europea. Participamos en la Unión Europea, pero lo mejor para que los europeos no seamos victimas del Nuevo Orden Mundial, es la creación de una Confederación Europea de Estados Nacionales. España necesita un partido que defienda esta propuesta en el Congreso de los Diputados y en el Parlamento Europeo

Hispanidad

La Hispanidad es la mayor creación histórica de España. Somos partidarios de la fraternidad y colaboración entre las naciones y pueblos hispanohablantes. A España le corresponde un papel arbitral de ese enorme potencial y creciente conjunto humano. España necesita un partido que promueva e impulse una Confederación Mundial de Naciones y Pueblos Hispanos.

Un partido nacional al servicio de España

España necesita un partido nacional patriótico al servicio de España. Un partido con visión de futuro, dirigido por estadistas que se preocupan y ocupan por resolver los problemas actuales, pero que también se preocupan y ocupan por dejar una España mejor a  las próximas generaciones de españoles.
 
Un partido nacional patriótico no reconoce en España ningún otro sujeto político ni fuente de soberanía que no sea el conjunto de ciudadanos que se saben y sienten españoles y que como tales forman parte del pueblo español.

Un partido nacional patriótico, es un partido que defiende la patria nacional como máximo bien político del que se desprenden el resto de bienes políticos. Un partido nacional patriótico al servicio de España, es el único instrumento político que podrá dar solución a los gravísimos problemas a los que nos enfrentamos en nuestra condición de pueblo español.

Política y políticos

No hay nada más complejo que la política, afecta a todo y a todos y a la vez es afectada por todo y por todos.

En la política coexisten lo peor y lo mejor de la condición humana. Desde lo má noble y sublime hasta lo más abyecto y miserable. Lamentablemente entre las elites políticas que desgobiernan España se da más lo segundo que lo primero.

Es mal político el que en lugar de servir a sus conciudadanos se sirve de ellos. Es mal político el que pone sus intereses y conveniencias personales por encima del bien común y la salud pública.

Los profesionales de la partidocracia se han desprestigiado a sí mismos con sus abusos y corrupción, e injustamente también han desprestigiado ante la opinión pública a todos los políticos en general, aunque muchos no son merecedores de la mala fama generalizada a la que se ha dado en llamar «clase política».

España necesita un partido que reivindique otra clase de política y otra clase de políticos. Un partido nacional patriótico que proponga y mantenga como único criterio valido para formar su jerarquía. Un partido que aplique el principio de equivalencia reciproca entre el autoritas y el potestas. Un partido que tenga en la meritocracia basada en hechos comprobados, el único modo de lograr que los mejores alcancen el grado de poder que según su autoridad natural les corresponde, expulsando así a los malos políticos que usan el poder público para lucrarse parasitariamente a costa del los contribuyentes

Los malos políticos se convierten en un problema para el pueblo. Los buenos políticos se preocupan y ocupan en resolver los problemas que afectan la vida cotidiana del común de los ciudadanos. España necesita un partido donde solo tengan cabida políticos que solucionan los problemas concretos que afectan al pueblo.

España necesita un partido que real y verdaderamente entienda y ejerza la política como servicio público a favor del conjunto de los ciudadanos españoles y también de las futuras generaciones.

La ausencia de un gran partido nacional patriótico español en el Congreso de los Diputados, y en otras sedes de la soberanía nacional, ha producido, y sigue produciendo, nefastas consecuencias  para el presente y el futuro del común de los ciudadanos españoles. España necesita

Para formar parte de ese partido que necesita España  hacen falta patriotas con valores y valor para defenderlos. Y hoy jueves, 23 de febrero de 2017 nos reunimos un puñado de patriotas, vocacionales militantes al servicio de España, dispuestos a  hacer todo lo que haga falta para fundar y poner en marcha ese partido.

De nosotros depende lograrlo. Aún estamos a tiempo, y lo lograremos si Dios quiere.

Eduardo García González