Intervención de Casado en el Comité Ejecutivo, tacha de «radicales de Derecha» a los 217.883 votantes de VOX al 14F

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 16.02.2021. Comité Ejecutivo Nacional del PP sobre la debacle electoral del PP en Cataluña el 14F. La dirección del PP de calle Génova 13 de Madrid no asume su debacle electoral del 14F catalán, muy dolido por el sorpasso de VOX a los populares y a Cs, convirtiéndose en única esperanza de los catalanes y resto de españoles antiseparatistas, ha tachado a los 217.883 votantes de VOX al 14F de «radicales de Derecha», en palabras de su presidente pablo Casado Blanco (c), junto al candidato del PP al 14F, Alejandro Fernández (d) y el secretario general del PP,. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular (PP) sobre la debacle electoral del 14F catalán. Madrid, 16 de febrero de 2021. Intervención de Pablo Casado Blanco. Queridos compañeros del Comité Ejecutivo Nacional, Quiero empezar recordando a las 90.000 víctimas de la pandemia, sus familias, y los 5 millones de españoles desempleados que sufren una grave crisis agravada por la mala gestión del gobierno y su falta de planificación de la vacunación.

VÍDEO. España, 16.02.2021.

También quiero reconocer la labor de todos los presidentes autonómicos y alcaldes que estáis gestionando esta situación solos o incluso con el boicot permanente del ejecutivo de Pedro Sánchez.

En las elecciones catalanas ha quedado claro que siempre antepone sus intereses electorales a los de la salud y el bienestar de los españoles.

Según los propios criterios del Ministerio de Sanidad estas elecciones no se tendrían que haber celebrado, y el desplome de la participación de más de 26 puntos lo confirma.

Ha sido una campaña muy compleja que por estas circunstancias ha penalizado a los partidos moderados, constitucionalistas y con un electorado más mayor.

Los resultados electorales son malos para Cataluña y para toda España. La amarga victoria de Illa ha dado paso en pocas horas a la dulce alianza independentista, que por primera vez superan la mitad de los electores, y niegan ese tópico de que los separatistas crecen cuando gobierna el PP.

Al contrario, nunca habían estado más fuertes que ahora gracias al apaciguamiento de Sánchez porque los necesita para seguir en la Moncloa.

Como hemos señalado desde hace meses, no se puede cabalgar ese tigre y pretender que se vuelva vegetariano.

El saldo del efecto Illa ha sido de 40.000 votos más respecto a Iceta, pero la participación ha permitido que esa subida le reporte 16 escaños más, es decir, cerca de los que tuvo el PP hace 10 años con casi medio millón de votos.

De 7,7 millones de catalanes y 5,4 millones de electores, los independistas solo suman 1,3 millones, es decir, el 17% de la población y el 25% del censo.

Sin embargo, seguirán mandando en Cataluña y en toda España gracias a la estrategia de Ferraz de arrasar todo el centro moderado a costa de hinchar a los radicales de derecha y de izquierda, y hundir la participación.

Así que no hay nada que celebrar para los que queremos una España unida y una Cataluña próspera.

Para el PP los resultados electorales han sido malos, pues hemos bajado de 4 a 3 escaños, en vez de subir a 5 y recuperar el grupo parlamentario, que es el objetivo que había fijado el PP catalán desde el principio. Eso nos mandata a tomar nota y a trabajar más para mejorar pronto.

Alejandro Fernández ha demostrado ser el mejor candidato y tiene todo nuestro apoyo. Como dije antes incluso de convocarse las elecciones, representa un proyecto de largo recorrido para Cataluña que no acaba ahora, sino que empieza.

En su propio congreso, hace más de un año, me comprometí a que la dirección nacional respetaría su estrategia electoral tanto de concurrir en solitario, tal y como solicitó en este mismo Comité Ejecutivo, como el lema, el programa y la orientación de la campaña, así como de la configuración de las listas electorales.

Y respaldamos la apuesta de integrar a personas procedentes de otras formaciones en las que hace poco nos pedían que nos integráramos, y de representantes de la sociedad civil catalana para construir un proyecto de referencia en el centro derecha constitucionalista.

Alejandro es un brillante parlamentario y un buen gestor que ha tenido muy claro que había que hablar a la mayoría tranquila de catalanes de sus problemas reales: empleo, sanidad, educación, vivienda, seguridad… para pasar página del procés. Y eso es lo que hemos hecho todos.

El objetivo fue trasladar la utilidad real e inmediata de votar al PP con medidas como la aprobación de la modificación de la euroorden para detener a Puigdemont, la impugnación a la mesa de amnistía y autodeterminación, o los recursos de inconstitucionalidad al impuesto de patrimonio, la ley Celaá o la ocupación ilegal, que se han presentado en plena campaña.

Ha sido una campaña difícil también en lo personal para Alejandro que ha tenido que compaginar los actos en campaña con el cuidado de su mujer que fue operada la pasada semana de un tumor cerebral.

Por eso os agradezco a todos vuestra implicación en campaña, en especial a los presidentes autonómicos y alcaldes, para llegar a todo el territorio, y para dar un enfoque nacional que el resto de partidos había dado también.

Solo Sánchez ha tenido menos actos en campaña que yo, aunque sus ministros se han volcado. Y esto era aún más importante en nuestro caso, ya que al no tener grupo parlamentario, no teníamos garantizada la cobertura mediática, como se ha visto por ejemplo en RTVE, donde solo salía nuestro candidato cuando iba otro líder nacional.

Por eso quiero agradecer al secretario general, los vicesecretarios y los portavoces su trabajo al servicio del PP catalán, sobre todo después de que el director de campaña y secretario general tuviera que renunciar a sus responsabilidades en plena campaña.

También nos criticaban que nos volcáramos en la campaña andaluza, o con los candidatos de Madrid o en la negociación de los gobiernos de Murcia o Castilla y León.

O más recientemente se cuestionaba que nos dedicáramos a defender la gestión de nuestros gobiernos. Pero creo que todos debemos dar la cara por nuestros compañeros en las cuestiones de interés público.

Lo que no sabíamos en esta campaña catalana es la tormenta perfecta que nos habían preparado nuestros adversarios.

Nunca antes se había visto tal despliegue de ataques en plena campaña electoral y la tergiversación de nuestras declaraciones, ni la implicación de la Fiscalía General del Estado, el CIS y los medios públicos al servicio de un partido.

Lamentablemente, la estrategia les ha resultado eficaz pues desde el mismo día en que se publicó el escrito de colaboración de Bárcenas con la Fiscalía, el PP cayó a plomo en las encuestas perdiendo la mitad de voto estimado desde hacía un año.

Lograron que tuviéramos que estar 8 días hablando de un tema pasado que nada tiene que ver con esta dirección ni con nuestro candidato en vez de seguir planteando nuestras propuestas de futuro.

Solo hay que repasar las decenas de portadas, editoriales y columnas publicadas, y las horas y horas de televisión y radio sobre el tema. Y solo hay que revisar las encuestas publicadas (incluso del CEO de la Generalitat) que confirman lo que nuestros tracking también mostraban.

Y sólo hay que ver el silencio atronador sobre la imputación de la presidenta del PSC, la implicación de tres ministros de Sánchez en la trama Isofotón o los casos de corrupción de financiación ilegal actuales del vicepresidente del Gobierno de España.

No es una táctica nueva, pues ya la sufrimos en las campañas de abril y noviembre, con otros casos que ocuparon titulares en contra de nuestros intereses y de nuestras responsabilidades.

Pero nosotros también tenemos nuestro propio manual de resistencia. Nos han dado por amortizados muchas veces, pero aquí seguimos, ya casi en empate técnico con el PSOE que más ha instrumentalizado el poder del Estado contra la oposición democrática.

En Cataluña ya habíamos pasado de 19 a 4 diputados en apenas 5 años, y de 471.000 votos a 185.000 con una pérdida del 60 por ciento de apoyos. Y nadie pidió entonces autocrítica.

Perder ahora otro escaño es una mala noticia que asumimos, pero que no va a debilitar nuestro proyecto.

En las anteriores elecciones catalanas Ciudadanos multiplicó por 9 nuestro resultado y poco después les multiplicamos por 9 en las elecciones generales.

En estas elecciones VOX nos ha duplicado, igual que les duplicamos nosotros en las elecciones generales.

Hace apenas 6 meses el BNG sorpassó al PSOE en Galicia, y hace un año Podemos superó al PSOE en Madrid, Barcelona, Valencia, Cádiz, y Bildu le superó en San Sebastián y Pamplona. No escuché a nadie pidiendo a Sánchez responsabilidades.

VOX ya había irrumpido con fuerza en todos los parlamentos autonómicos, con la excepción de Extremadura, Canarias, La Rioja, Castilla-La Mancha y Galicia.

El Parlamento catalán era el último parlamento para renovarse. Y con estas elecciones se cierra un largo ciclo electoral hasta dentro de dos años, en principio.

Por todo ello no se pueden extrapolar los resultados de estas elecciones al ámbito nacional.

Lo que sí que ha quedado claro es que la polarización de la política en Cataluña ha hecho que los extremos se retroalimenten reduciendo el espacio central de moderación al mínimo exponente.

Por eso es más necesario que nunca que reconstruyamos nuestro proyecto en Cataluña, reforzando nuestra estructura de partido pueblo a pueblo, volcándonos todos en una presencia continua allí, y manteniendo nuestra oferta de estabilidad política, prosperidad económica y concordia civil que ha basado nuestra actuación, también en campaña.

Os quiero anunciar que he encargado al Comité de Dirección nacional y autonómico un plan estratégico de recuperación de nuestro espacio electoral en Cataluña.

Yo mantendré la implicación personal que he demostrado durante el último medio año, y os pido que hagáis lo mismo en la medida de vuestras responsabilidades y posibilidades, consciente de que una estrategia de largo recorrido tardará en dar sus frutos.

Y queridos amigos, también tenemos que seguir avanzando en nuestro proyecto nacional. Hay que recordar de dónde venimos. En el año 2015 sufrimos la mayor pérdida de votos de nuestra historia y tras el repunte de 2016 sufrimos la peor caída de escaños en abril de 2019, de la que recuperamos un 30% en noviembre.

Cuando se eligió esta ejecutiva en julio de 2018, éramos el tercer partido en estimación de votos por detrás del PSOE y de Ciudadanos, y así estuvimos hasta las elecciones siguientes en las que conseguimos evitar el sorpasso de Ciudadanos.

Ahora estamos en empate técnico con el PSOE según la mayoría de encuestas, hemos conseguido gobernar Andalucía por primera vez, recuperar Madrid, Zaragoza, Oviedo o Córdoba, y en la mayoría de autonomías y ciudades hemos mejorado mucho nuestra intención de voto en los últimos meses.

Y lo hemos hecho a pesar de la peor fractura de nuestro espacio electoral y del sistema de partidos de la historia reciente y en contextos de campaña muy complejos por culpa del gobierno más radical de la democracia.

Pero no es suficiente, debemos subir más, y más deprisa, propulsar más nuestro proyecto, soltando el lastre que nos impida avanzar más rápido.

Me conocéis bien, siempre he defendido al PP en las peores circunstancias y en los peores momentos, dónde nadie quería ir y antes incluso de ser presidente nacional.

Pero defender al partido no es justificar las conductas individuales que hayan podido cometer personas concretas al margen de los órganos de dirección y del interés de los afiliados.

Por eso desde hoy, esta dirección nacional no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o incluso haya podido perjudicarle.

Sencillamente no nos lo podemos permitir con el calendario judicial que se avecina. El coste electoral ha sido y es tremendo, y el daño para la urgente alternativa que necesita España es inasumible.

Hay que dejar de preocuparnos por nuestro pasado y ocuparnos del futuro que proponemos para los españoles.

Las hipotecas en política no son hereditarias, no lo han sido para ningún otro partido y no deben serlo para el nuestro.

No podemos seguir pagando facturas de cuestiones que ni conocemos, ni tienen nada que ver con un legado impecable de defensa de la libertad y de España, que costó la vida a 24 compañeros, y por el que otros miles han consagrado su vida al servicio público.

Cualquier conducta no ejemplar no forma parte del patrimonio a defender del PP.

Por todo ello quiero anunciaros dos decisiones:

– Cambiaremos la sede nacional del Partido Popular de ubicación, pues considero que no debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales.

– Y crearemos un nuevo departamento de compliance que establecerá mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y un canal anónimo de denuncias con absolutas garantías, a semejanza de lo que sucede en las grandes empresas.

Debemos apostar por una regeneración justa sin actitudes inquisitoriales, pero con claridad y firmeza ante la opinión publica.

Ese fue el compromiso que me encargaron nuestros afiliados en primarias, y creo que es el demarraje que necesita el partido para llegar a nuestra meta cuanto antes.

Debemos unir a una nueva mayoría alrededor de la libertad y contra el proceso de destrucción institucional, económica, social y política que impulsa actualmente el Gobierno y sus socios radicales.

Esa es nuestra tarea, y nada ni nadie nos deben apartar de ella. Nos debemos a los españoles, y esa es la primera lealtad política y la única incondicional.

Queridos amigos. No hemos tenido ni un solo momento de normalidad política. La interminable sucesión de ciclos electorales y este último año de pandemia han dificultado el trabajo de renovación programática.

Ese contexto exige un esfuerzo de unidad electoral, de integración de muchos millones de españoles alrededor de una agenda nacional compartida. Y ese proceso solo puede liderarlo el Partido Popular.

Necesitamos unir para ganar, ganar para gobernar, y gobernar para que España vuelva al camino del progreso, de la libertad y de la unidad.

Por eso, también quiero anunciar que celebraremos una convención nacional este otoño, en la que empezaremos ya a trabajar lanzando un documento político estratégico como convocatoria abierta a los españoles, incorporando a representantes de la sociedad civil, distintos sectores y captando talento dentro y fuera del PP.

Queremos que vuelvan los que se han marchado, queremos que vengan muchos más que nunca habían estado, queremos que no se vaya nadie, porque aquí se está creando el mejor futuro para España.

También quiero reafirmar, una vez más, mi planteamiento en el Congreso Nacional de ampliar nuestra base electoral en el centro político. Debemos hacerlo manteniendo nuestra punta de compás donde ha estado siempre, pero abriendo más los brazos para albergar a más gente, vengan del proyecto político que vengan, siempre que compartan los principios y valores constitucionales y europeístas.

A eso también nos dedicaremos en la dirección nacional en los próximos meses.

Queridos compañeros,

El PP es el partido de la cabeza y el corazón, no de las vísceras. De los hombres y mujeres que ni gritan ni tienen miedo.

El partido de las familias que quieren libertad para elegir la educación de sus hijos y en nuestra lengua común.

Que trabajan duro para llegar a fin de mes y quieren una buena sanidad y seguridad ciudadana.

El partido de los jóvenes que quieren un empleo y una vivienda para emanciparse.

De los autónomos que día a día levantan la persiana y de los hosteleros que quieren volver a levantarla.

De los mayores que quieren mantener su pensión y la España en libertad que construyeron.

De todos los que quieren seguir sintiéndose parte de su tierra, a la vez que españoles y europeos.

Somos esa mayoría que habla con moderación, opina con sentido común y busca un país mejor.

El partido de los que creemos en el patriotismo constitucional, el de una patria en la que caben todos, también los que no la quieren.

Somos la única alternativa a este nefasto gobierno, y debemos garantizar un cambio tranquilo y afrontar los desafíos de una España que sale de la pandemia con profundas heridas.

Una vez que la vacuna derrote al virus el PP debe ofrecer un proyecto que permita recoger los escombros y reconstruir un país cuyas cicatrices son mucho más profundas de lo que la propaganda gubernamental permite ver.

Ese camarote de los Marx enfrentado en luchas fratricidas va a ser incapaz de gestionar un desempleo masivo, y el déficit, el gasto y la deuda públicos disparados.

Difícilmente va a poder impulsar el plan de reformas estructurales que le van a imponer quien no tiene garantizadas ni las votaciones parlamentarias mañana.

Por muy extraño compañeros de cama que haya hecho la política para aprobar el peronista decretos de fondos europeos con la ya habitual pinza PSOE-VOX, lo van a tener muy difícil.

Lo de la España digital y verde era el reparto a dedo de 140.000 millones de euros desde el que decían que era un gobierno ilegitimo y criminal por obra y gracia de los que llamaban la ultraderecha.

De momento van engañándonos diciendo una cosa en Bruselas y otra en Madrid.

Pero el fin de la vacunación y las elecciones alemanas en otoño, este doble lenguaje llega a su fin. Ya estamos viendo lo que ha pasado en otros gobiernos vecinos como el de Italia.

Por eso, debemos mantener el rumbo. Las velas están bien orientadas, habrá veces que soplará menos viento, o que haya peor oleaje, pero tenemos el mejor barco de toda la política española y la mejor tripulación que sois vosotros.

El cuaderno de bitácora lo hemos venido escribiendo a lo largo de dos años: Primero los principios rectores que propuse y ratificamos en el congreso nacional: la regeneración y la honestidad, la libertad individual y la igualdad de oportunidades, el estado de derecho y la Nación, la propiedad privada y el libre mercado.

Después, el catálogo programático que expusimos en la última Convención Nacional en empleo y competitividad, justicia y seguridad, natalidad y pensiones, educación, cohesión territorial, fortalecimiento institucional, digitalización, sostenibilidad, y política exterior y europea.

Y por último, el discurso en la moción de censura que reafirmo como hoja de ruta de nuestro proyecto de centro derecha moderado y transversal.

Porque, queridos compañeros, no solo debemos seguir en la centralidad, también debemos hacer que España lo esté, para que las elecciones vuelvan a ganarse ahí y no en los extremos.

Ni queremos ganar en la radicalidad, ni a España le serviría de nada que ganáramos desde la esquina de un campo de batalla.

Como ya hemos dicho otras veces, el centro no es ausencia, es militancia; no es silencio, es un lenguaje común; no es quitarse de en medio, es ponerse en medio; no es estar de perfil, es dar la cara por lo de todos; no es desistir, es impulsar; no es dejar pasar, es abrir el paso a la sociedad; no es debilidad, es coraje.

El rupturismo de los radicales a izquierda y a derecha no es mayoritario, pero está organizado y activo; por eso debemos activar y organizar a la mayoría silenciosa moderada y reformista.

Lo cómodo sería sumarse a las estrategias extremistas que están destruyendo nuestra convivencia y dar rienda suelta a la polarización y a la confrontación por un puñado de votos. Pero el Partido Popular no busca eso, no existimos contra ningún español, sino a favor de todos.

Tenemos que hacer que las elecciones vuelvan a ganarse con propuestas de unidad, para poner fin al ciclo de tensiones en el que estamos sumidos desde hace ya demasiado tiempo.

No podemos tener ni un minuto más a todo el país dedicado a resolver los problemas que le crean los peores, los que han decidido militar en el bloque de la ruptura, los que pretenden romper nuestros mejores anclajes de democracia liberal, sociedad abierta, europeísmo reformista, monarquía constitucional, estado de derecho y autonómico.

Nadie dijo que fuera a ser fácil. Nuestros predecesores tuvieron 7 años y medio para consolidar un proyecto ganador del que este año se cumplen 25 y 10 años respetivamente, pero dadas las circunstancias que atraviesa España, nosotros debemos tenerlo listo en la mitad de tiempo.

Vamos a hacer todo lo necesario para hacer posible el partido que España pide.

Ancho y transparente, experto y renovado, unido y diverso, español y europeo, como lo necesitamos.

Vamos a hacer crecer al Partido Popular dando la batalla a la fractura secesionista, a la disolución socialista y a la involución populista. Elegimos conscientemente el camino difícil, porque es el buen camino.

En esa tarea no nos sobra nadie y a ella tenemos que saber convocar a una nueva mayoría social y electoral que pronto decidirá sumarse a nosotros. Estoy seguro de que juntos lo vamos a hacer posible.

Muchas gracias».