Manzanares protagoniza una apoteósica actuación en festejo de la Virgen de los Llanos de Albacete

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El diestro José Mari Manzanares durante la faena a uno de sus toros en el festejo taurino de la feria de Albacete celebrado esta tarde en la ciudad castellano-manchega. EFE

Efe – El sexto fue, junto al primero, el otro garbanzo negro del envío, toro bronco y deslucido con el que Lorenzo nada más que pudo justificarse a base de mucha voluntad. El diestro José María Manzanares protagonizó hoy una apoteósica actuación en el noveno festejo de la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, no sólo por las cuatro orejas que cortó sino por la manera tan bella y rotunda de interpretar el toreo con los dos toros de su lote. Albacete (España), viernes 16 de septiembre de 2016. fotografía: El diestro José Mari Manzanares durante la faena a uno de sus toros en el festejo taurino de la feria de Albacete celebrado esta tarde en la ciudad castellano-manchega. Efe.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Núñez del Cuvillo y dos -primero y tercero- de Juan Pedro Domecq, bien presentados, blandos en líneas generales y de juego desigual. Destacó sobremanera el segundo, bravo y con clase, de nombre «Currito», número 140, nacido en diciembre de 2012, ensabanado de capa y de 531 kilos, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Enrique Ponce: cuatro pinchazos y descabello (silencio tras aviso); y pinchazo y estocada (aviso y vuelta al ruedo tras petición de oreja).

José María Manzanares: estocada (dos orejas); y estocada en la suerte de recibir (dos orejas tras aviso). Álvaro Lorenzo: casi entera (oreja tras aviso); y pinchazo y estocada (silencio). En cuadrillas, gran tarde de «la infantería» de Manzanares, con Jesús Miguel Suso y Rafael Rosa saludando montera en mano tras banderillear al segundo y quinto, respectivamente, y con ellos «el tercero» Luis Blázquez. La plaza registró algo más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y de agradable temperatura.

CUMBRE MANZANARISTA

Poca tela para cortar tuvo Ponce en su primero, un toro de Juan Pedro Domecq flojo y claudicante con el que el maestro de Chiva (Valencia) no pudo pasar de los estéticos y bellos detalles sueltos, en una labor mal rematada con los aceros. El cuarto tampoco se prestó demasiado al lucimiento, quedándose corto y tirando derrotes, pero Ponce, en un alarde de técnica y entrega, logró argumentar una faena de altos vueltos. Le pidieron la oreja tras un pinchazo y una estocada, mas todo quedó en una aclamada vuelta a ruedo.

A Manzanares le tocó el gordo en el sorteo con un primer «cuvillo» de bravas e enclasadas embestidas, con el que el alicantino, tras un precioso quite por chicuelinas, llevó a cabo una faena de altura por el temple, la torería, la prestancia y el empaque que demostró especialmente en el toreo al natural. Obra grande de Manzanares, de ritmo creciente y con el perfecto corolario de una estocada hasta los gavilanes. Cayeron las dos orejas y el toro, de nombre «Currito», fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

La faena al quinto fue por los mismos derroteros. Otra obra maestra de Manzanares en un alarde de temple, estética y armonía en una faena cumbre sobre ambos pitones, muy bien argumentada y mejor hilvanada. Los tendidos fueron una olla a presión, disfrutando y de qué manera con el toreo excelso del alicantino, que tras una soberbia estocada en la suerte de recibir cortó otras dos orejas.

El primero de Álvaro Lorenzo, noble y blando a partes de iguales, permitió, al menos, contemplar el buen sentido del temple que posee este joven espada toledano en una labor a media altura en la que destacó en varios muletazos sobre el pitón derecho. Anduvo por encima de las circunstancias Lorenzo, que, tras acertar a la primera con la espada, paseó una oreja.

El sexto fue, junto al primero, el otro garbanzo negro del envío, toro bronco y deslucido con el que Lorenzo nada más que pudo justificarse a base de mucha voluntad.