Ofensiva islamista en Melilla contra el escritor español Arturo Pérez-Reverte por opinar sobre el islam

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FOTOGRAFÍA. SIFNEY (AUSTRALIA), AÑO 2016. Mujeres islamistas paseando con Burka en Sidney (Australia). Efe.

Redacción – [Artículo íntegro del escritor Arturo Pérez-Reverte sobre el hiyab islámico más abajo]. El escritor español: La prenda islámica conocida como «El hiyab —señala Arturo Pérez-Reverte— es un símbolo inequívoco de sumisión y de opresión del hombre sobre la mujer que no puede ser visto como algo voluntario», ha recordado Reverte, que se ríe cuando le dicen que «se trata de un acto de libertad». Esta opinión libre del escritor es una provocación para el feminismo globalista del multiculturalismo totalitario que a través de una de sus organizaciones instalada en la Nación, precisamente en Melilla, ha iniciado una ofensivo extremista contra Arturo Pérez-Reverte con una petición de expulsión en hasta dos centros universitarios en España de Pérez-Reverte. Madrid (España), miércoles 15 de marzo de 2017. Fotografía: Mujeres islamistas paseando con Burka en Sidney (Australia). Archivo Efe.

El escritor español: «Y aquí seguimos, oigan. Tirando por la borda siglos de lucha. Admitiendo por la puerta de atrás lo que echamos a patadas, con sangre, inteligencia y sacrificio, por la puerta principal. Suicidándonos como idiotas», así sentencia en su último artículo sobre el hiyab islámico.

El escritor español opina sobre la sumisión y secuestro de la mujer islámica

Para Reverte es muy grave que «sean ellas, con su pañuelo y cuanto el pañuelo significa en ideas sociales y religiosas, las que atenderán las dudas y preguntas de sus alumnos de Infantil y Primaria».

«Ellas» -explica el escritor español- tratarán con esos niños asuntos de tanta trascendencia como moral social, identidad sexual, sexualidad, relaciones entre hombres y mujeres y otros asuntos de importancia», apuntó en su último artículo bajo título ‘Maestras con hiyab y otros disparates’.

«No se trata del Islam o no Islam, sino que tolerar tales usos es dar un paso atrás; desandar los muchos que dimos en la larga conquista de derechos y libertades, de rotura de las cadenas que durante siglos oprimieron al ser humano en nombre de Dios», ha sentenció.

Ofensiva de Asociación Intercultura de Melilla contra la libertad de expresión de un escritor español

La Asociación Intercultura de Melilla ha pedido a los dos centros universitarios de la ciudad que no inviten al escritor Arturo Pérez-Reverte por «islamófobo», tras el artículo en el que el académico cuestionaba el uso de velo islámico en las aulas.

Así recoge el diario ‘La Gaceta’ en su edición de este lunes 13 de marzo de 2017. De hecho, esta misma semana, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha avalado la prohibición del velo islámico en el trabajo.

Además, la presidenta de la asociación, Yonaida Sel-lam, en un comunicado, ha advertido de que «tendrán respuesta en los tribunales» algunos mensajes que ha generado en redes sociales el artículo, a los que ha calificado de «salvajes»

La presidenta ha solicitado a la UNED y al campus de la Universidad de Granada en Melilla que no cuenten más con el autor, que en varias ocasiones ha sido invitado a actos culturales en alguno de sus centros.

Yonaida Sel-lam ha calificado de «sumamente islamófobas» las opiniones de Pérez-Reverte en un artículo de opinión, en el que definía como un «símbolo religioso» de «opresión» el uso de velo islámico por parte de profesoras.

En su texto, el escritor censuraba a las jóvenes profesoras que apuestan por usar el hiyab, la prenda musulmana que cubre por completo el cabello de la mujer, en las aulas para «no despertar la lujuria entre los hombres».

«El hiyab es un símbolo inequívoco de sumisión y de opresión del hombre sobre la mujer que no puede ser visto como algo voluntario», recordaba Reverte, que aseguraba reírse cuando le decían que «se trata de un acto de libertad».

«No se trata del Islam o no Islam, sino que tolerar tales usos es dar un paso atrás; desandar los muchos que dimos en la larga conquista de derechos y libertades, de rotura de las cadenas que durante siglos oprimieron al ser humano en nombre de Dios», sentenciaba.

Artículo del escritor español sobre la prenda islámica el ‘Hiyab’

«Maestras con hiyab y otros disparates

De aquí a un par de años –si es que no ha ocurrido ya– saldrá de las facultades españolas una promoción de jóvenes graduadas en Educación Infantil y Primaria, entre las que algunas llevarán –lo usan ahora, como estudiantes– el pañuelo musulmán llamado hiyab: esa prenda que, según los preceptos del Islam ortodoxo, oculta el cabello de la mujer a fin de preservar su recato, impidiendo que una exhibición excesiva de encantos físicos despierte la lujuria de los hombres.

Ese próximo acontecimiento socioeducativo, tan ejemplarmente multicultural, significa que en poco tiempo esas profesoras con la cabeza cubierta estarán dando clase a niños pequeños de ambos sexos. También a niños no musulmanes, y eso en colegios públicos, pagados por ustedes y yo. O sea, que esas profesoras estarán mostrándose ante sus alumnos, con deliberada naturalidad, llevando en la cabeza un símbolo inequívoco de sumisión y de opresión del hombre sobre la mujer –y no me digan que es un acto de libertad, porque me parto–. Un símbolo religioso, ojo al dato, en esas aulas de las que, por fortuna y no con facilidad, quedaron desterrados hace tiempo los crucifijos. Por ejemplo.

Más intolerable que los símbolos

Pero hay algo más grave. Más intolerable que los símbolos. En sus colegios –y a ver quién les niega a esas profesoras el derecho a tener trabajo y a enseñar– serán ellas, con su pañuelo y cuanto el pañuelo significa en ideas sociales y religiosas, las que atenderán las dudas y preguntas de sus alumnos de Infantil y Primaria.

Ellas tratarán con esos niños asuntos de tanta trascendencia como moral social, identidad sexual, sexualidad, relaciones entre hombres y mujeres y otros asuntos de importancia; incluida, claro, la visión que esos jovencitos tendrán sobre los valores de la cultura occidental, desde los filósofos griegos, la democracia, el Humanismo, la Ilustración y los derechos y libertades del Hombre –que el Islam ignora con triste frecuencia–, hasta las más avanzadas ideas del presente.

Lo de las profesoras con velo no es una anécdota banal

Lo de las profesoras con velo no es una anécdota banal, como pueden sostener algunos demagogos cortos de luces y de libros. Como tampoco lo es que, hace unas semanas, una juez –mujer, para estupefacción mía– diera la razón a una musulmana que denunció a su empresa, una compañía aérea, por impedirle llevar el pañuelo islámico en un lugar de atención al público. Según la sentencia, que además contradice la doctrina del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, obligar en España a una empleada a acatar las normas de una empresa donde hombres y mujeres van uniformados y sin símbolos religiosos ni políticos externos, vulnera la libertad individual y religiosa. Lo que significa, a mi entender –aunque de jurisprudencia sé poco–, que una azafata católica integrista, por ejemplo, acogiéndose a esa sentencia, podría llevar, si sus ideas religiosas se lo aconsejan, un crucifijo de palmo y medio encima del uniforme, dando así público testimonio de su fe. O, yéndonos sin mucho esfuerzo al disparate, que la integrante de una secta religiosa de rito noruego lapón, por ejemplo, pueda ejercer su libertad religiosa poniéndose unos cuernos de reno de peluche en la cabeza, por Navidad, para hacer chequeo de equipajes o para atender a los pasajeros en pleno vuelo.

Y es que no se trata de Islam o no Islam

Y es que no se trata de Islam o no Islam. Tolerar tales usos es dar un paso atrás; desandar los muchos que dimos en la larga conquista de derechos y libertades, de rotura de las cadenas que durante siglos oprimieron al ser humano en nombre de Dios. Es contradecir un progreso y una modernidad fundamentales, a los que ahora renunciamos en nombre de los complejos, el buenismo, la cobardía o la estupidez. Como esos estólidos fantoches que, cada aniversario de la toma de Granada, afirman que España sería mejor de haberse mantenido musulmana.

Y mientras tanto, oh prodigio, las feministas más ultrarradicales, tan propensas a chorradas, callan en todo esto como meretrices –viejo dicho popular, no cosa mía– o como tumbas, que suena menos machista. Están demasiado ocupadas en cosas indispensables, como afirmar que las abejas y las gallinas también son hembras explotadas, que a Quevedo hay que borrarlo de las aulas por misógino, o que las canciones de Sabina son machistas y éste debe corregirse si quiere que lo sigan considerando de izquierdas.

Suicidándonos como idiotas

Y aquí seguimos, oigan. Tirando por la borda siglos de lucha. Admitiendo por la puerta de atrás lo que echamos a patadas, con sangre, inteligencia y sacrificio, por la puerta principal. Suicidándonos como idiotas».

Sentencia el escritor español.