Récord en la factura de la luz española desde una chabola sin electricidad

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FOTOGRAFÍA. PALACIO DEL GOBIERNO DE ESPAÑA (LA MONCLOA) MADRID, 14.03.2020. Captura de vídeo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros extraordinario que ha tenido como fin la aprobación del decreto del estado de alarma. Sánchez ha precisado este sábado que el Gobierno de España será "la autoridad competente" en todo el territorio nacional para afrontar la crisis del coronavirus. Efe

Efe.- Madrid (España), viernes 13 de agosto de 2021. Incluye imágenes totales de vecinos del Sector 6 de la Cañada Real de la Comunidad de Madrid (España) y recursos de sus viviendas. Además, las declaraciones, en orden de aparición de Juan Vílchez de 84 años, Nerea de los Reyes de 31 años, Salud de los Reyes de 39 años y Raquel Fernández de 30 años. La nevera sin puerta en la casa de Nerea deja al descubierto botes de garbanzos en conserva y zumos para los once niños de la familia, convirtiéndola así en una mera despensa. Desde octubre, la electricidad ni amaga con conectar en las chabolas y las construcciones a medio terminar de los vecinos de una parte del sector 6 de la Cañada Real, una sucesión de asentamientos ilegales que se extiende desde el este al sureste de Madrid.

VÍDEO.

A escasos metros de estas paredes sin enlucir, el intenso ruido de un generador de electricidad a gasolina sirve de banda sonora para el correteo entre hierros de los tres hijos de Raquel.

Superando los cuarenta grados centígrados, en plena ola de calor en Madrid y con el precio de la electricidad con registros históricos de 114 euros el megavatio hora, la mujer habla de su propio récord en la factura de la luz: «Pago hasta 20 euros diarios por alimentar el transformador, esto sale mucho más caro que la factura de la luz de un piso».

El asentamiento de la Cañada Real cuenta con casi 7.500 habitantes, un tercio de ellos menores. Se halla a escasos 13 kilómetros de la capital y está dividida en sectores. El número 6 es el que peor fama tiene por ser uno de los principales supermercados de la droga en Madrid.

En esta zona proliferan los cultivos clandestinos de marihuana y un sinfín de generadores eléctricos y placas solares inundan el paisaje agreste. Aquí el poder adquisitivo de cada familia se mide en el número de placas que pueden instalar.

Muy cercanos en distancia pero muy lejos en condiciones de vida, una treintena de familias numerosas subsisten sin luz ni agua. Bajando por el camino rural hacia el sur, muchas personas se alojan en infraviviendas que salen adelante con la renta mínima vital que concede el Gobierno de España (entre 400 y 1.000 euros mensuales) y los trabajos irregulares en la construcción o la venta ambulante.

«La gente se queja de los precios de la factura de la luz teniendo aire acondicionado. Que nos den servicio a nosotros, que lo pagamos encantados», dice a EFE Salud, hermana de Nerea.

Las temperaturas extremas son las peores enemigas de estas familias que ya se refugian del intenso calor en parques y centros comerciales. «En invierno nos calentamos con estufas de leña y los días son más cortos. El verano es insoportable», añade Salud.

¿POR QUÉ SE CORTÓ EL SUMINISTRO?

Escoltados por un vertedero y una incineradora, el calor seco y el olor a podrido se entremezclan en esta parte del sector 6 de la Cañada que lleva una década tratando de ser desmantelada por el Ayuntamiento y el gobierno regional de Madrid. En 2011 se cerró el padrón de esta área y las familias que se han trasladado a la zona desde entonces son consideradas como ilegales. Además, las administraciones sostienen que la zona no es apta para ser habitada y de ahí el corte ininterrumpido del suministro eléctrico desde octubre de 2020.

Los títulos de propiedad que poseen los hogares que sí adquirieron sus parcelas en este partido rural no son válidos para la administración, que los considera también irregulares por ser vendidos y urbanizados «ilegalmente». Sin embargo, familias como las de Juan Vílchez, de 84 años, esgrimen que defenderán su casa «con las dos escopetas» si hiciera falta, puesto que hasta 2011 estuvieron abonando sus impuestos por la vivienda.

Aun siendo un privilegiado en la zona por contar con cinco placas solares, a Vílchez apenas le da para conectar al mismo tiempo una bombilla y una nevera: «Yo estoy pagando mi propia factura de la luz sin tener suministro, las placas me costaron 7.000 euros», dice.

PROCESO DE REALOJO

El Gobierno conservador de Madrid ya les ha notificado que sus construcciones serán derribadas para construir una zona de esparcimiento que será el mayor parque de la región y que serán realojados. La experiencia de otros que ya salieron del sector 6 les sirve de guía: se tratará de viviendas con un alquiler social de unos 50 euros mensuales y que podrán estar ubicadas en barrios de la capital o en pueblos de la comunidad.

Familias como las de Nerea o Raquel ansían poder salir de la Cañada Real y darle a sus hijos una vida mejor. Otros, como Juan Vilchez, se oponen a aceptar un alquiler social porque «se compró el terreno y se construyó una casa, no una chabola», y especificó que solo se irían si les ofrecen otra casa en propiedad.

Sin embargo, todas las familias coinciden en sentirse «desamparadas» por las administraciones públicas. Los productos de higiene, sábanas, mantas y alimentos son llevados periódicamente por asociaciones sin ánimo de lucro, como la Fundación Madrina, que también trata de encontrar alternativas habitaciones para los habitantes de esta zona.