Teresa cuenta todo; como venció el ébola, «del bikini, me dejaron la parte de arriba y me tiraron la parte de abajo»

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la auxiliaría, Teresa Romero, durante la entrevista
la auxiliar de enfermería, Teresa Romero, durante la entrevista

La auxiliar de enfermería contagiada por virus del ébola, Teresa Romero Ramos, cuenta todo; como venció el ébola, «del bikini, me dejaron la parte de arriba y me tiran la parte de abajo. Cuando entro por la puerta de atrás de Carlos III, hay tres compañeros esperándome; dándome ánimo y diciéndome que en ‘Nochevieja’, teníamos que cenar juntos. Y además, me decían lo que tendremos que cenar y todo. Las muestras de ánimo por parte de mis compañeros han sido continúa incesante y… de muchísimo ánimo. De que yo tenía que salir sí o sí, eso era así. Eso, lo he vivido yo y lo puedes comprobar. Todos y cada uno de mis compañeros no han dejado en ningún momento de decirme: «venga Tere, que tú puedes«.

La auxiliar de enfermería Teresa Romero Ramos, de 44 años, contagiada por virus del ébola al atender al misionero repatriado desde Sierra Leona, África, Manuel García Viejo y que se curó de la enfermedad, según informaban el equipo médico que la atendió en Carlos III, después de da 4 veces negativo en pruebas para detectar el virus, según protocolo de la (OMS) Organización Mundial de la Salud para asegurar que los pacientes del ébola están libres, completamente, del virus de ébola; cuenta todo lo que pasó durante su enfermedad.

Tras superar la enfermedad, Teresa Romero Ramos, visiblemente emocionada en algunos momentos de su entrevista al programa ‘UTN’ de Tele5 dirigido por la periodista Sandra Barneda Valls, explicaba durante más de 45 minutos como sucedió todo el pasado sábado 29 de noviembre 2014. Lamentó la auxiliar de enfermería Teresa Romero Ramos que el personal de guardia no estaba preparado para guiarla sobre como quitarse el traje de protección contra el ébola cuando atendía al primer paciente español contagiado del virus del ébola, el religioso Manuel García Viejo. «No es lo mismo que sabes que alguien te esté vigilando, como por ejemplo, para no menospreciar, un vigilante de seguridad no está preparado; un celador no está preparado».

¿Quién estaba ese día, esa noche?, le pregunta la periodista de Tele5, Sandra Barneda Valls.

Pues, esa noche, a mí se me estaba dando instrucciones un compañero que no estaba preparado. Para mi entender, no estaba preparado. El que está preparado es una enfermera especialista en medicina preventiva. Esa es una persona que está preparada para darte a ti instrucciones de cómo tienes que hacer para quitarte ese traje – de protección contra el ébola-.

Teresa cuenta todo; cómo venció el ébola, del bikini, me dejaron la parte de arriba y me tiraron la parte de abajo..Estoy incidiendo, Teresa, en eso porque tú sabes que de las cosas que se ha llegado a decir, es que tú te pudiste contagiar tocándote con uno de los guantes la cara.

Yo, hoy por hoy, no sé cómo me he contagiado; para mí, me es imposible saber cómo me he contagiado. El comentario que dices y que ha salido publicado en algún medio de comunicación que es que yo me toqué la cara con un guante, eso tiene su explicación; eso no es gratuito. Eso es que… la noche que yo ingreso, me viene a ver el médico lógicamente…

No nos adelantemos. O sea, vamos paso a paso porque lo que interesa a la gente… vamos en ese momento en que te estás quitando el traje y que no hay nadie… vamos a tener el tiempo para que nos lo cuentes cronológicamente. Yo te he hecho la pregunta y tú me dices que no sabes cómo te contagiaste; que en este momento tú tenías un espejo, me parece…

Sí, sí, sí.

Y un compañero que te estaba dando instrucciones o vigilándote cómo quitarte el traje. ¿Cierto?

Sí, sí. Estaba… pendiente -el compañero-. Eso sucedió así.

Claro, tú te vas de vacaciones…

Sí, yo me voy de vacaciones. Yo tenía dos semanas de vacaciones pero, no me pude ir dos semanas de vacaciones porque yo ya… ingreso muy malita.

Empieza a encontrarte mal.

Yo empiezo a encontrarme mal, sí. Empiezo a encontrarme mal. Mira, la última vez que fue en la habitación fue un jueves, viernes yo estuve bien, el sábado yo fui a un examen de una oposición en la Facultad Complutense, el domingo yo estuve bien; yo cuando empecé a encontrarme mal, fue el lunes por la mañana. Mal, me refiero de cuerpo, pero, no recuerdo que tuviera febrícula.

¿Y qué haces?

¿qué hago?, yo continuo con mi vida; claro.

Y llego un momento que empiezas a tener fiebre

Yo por momento, sobre todo, por las tardes que empiezo a tener fiebre, sí. Empiezo a tener fiebre y bueno, hasta allí te puedo decir…

¿Te pusiste en contacto con el médico?

Me puso en contacto con el médico, se le digo. Y bueno… me voy de la consulta con un paracetamol… me pongo en contacto con…

Estamos hablando con el médico de atención primarías, ¿cierto?

Sí.

¿Tú le comentas que has estado en contacto con enfermo de ébola?

Yo le comento a todo el mundo que yo he estado en contacto con enfermo de ébola.

Sabes que hay una demanda que ha presentado el médico de cabecera diciendo que en ningún momento, Teresa, les dijiste que había estado en contacto con enfermos de ébola.

Bueno, que cada uno diga lo que tenga que decir. Yo digo en todo momento que yo tengo contacto con pacientes infectados de ébola.

Claro, hay una querella presentada. ella se siente… estuvo en un programa de esta casa, por teléfono en las mañanas de Cuatro -TV-, creo que dijo como que ella no tenía, que tu no la informaste en ningún caso que tenías -contacto con enfermos de- ébola.

Yo la culpa, no sé quién la tiene. Yo sé que yo se lo comuniqué y a mí no se me da la solución hasta que una persona por teléfono, el domingo por la noche, ya me dice que si me envía una ambulancia en mi casa. Yo digo… pues, menos mal, sí. Enviarme una ambulancia a casa por favor.

¿Te sienta mal esta demanda?

No porque yo pienso que cada uno está libre de denunciar lo que crea conveniente. Todo se puede reclamar, ¿no? Todo es reclamable.

La fiebre sigue, Teresa, te vas a casa con un paracetamol, ¿y dónde llamas?

Bueno, yo llamo a un servicio de medicina preventiva del hospital donde yo trabajo, porque ellos te dan instrucciones cuando tú atiendes a un paciente de ébola, te dan instrucciones que te tienes que estar durante 21 días tomándote la temperatura dos veces al día. Entonces, su protocolo es, fiebre 38,6º C. y tres síntomas más, que me vas a perdonar, pero, no recuerdo bien, pero es lo que comunican ellos. Con estos, nos llamas a la medicina preventiva de la Paz, a este número de teléfono de 8:00 horas de la mañana a las 15:00 horas de la tarde y a partir de ese horario, nos llamas al 061. Entonces, yo como estaba en horario de mañana, les llamo y les comunico la situación. No llego a 38,6º C. y les digo… primero hablé con una señorita, le cuento un poco la situación; la señorita se empieza a poner un poco nerviosa. Me comunico con el médico que es el experto con quien tengo que hablar. Y le comento… pues, eso. Que no tengo fiebre, que no llego a 38,6º C. pero, yo tengo febrícula, tengo 37,3º C. 36,5º C, etc. pero, no tengo 38,6º C. y tengo mal estar. Y le digo, no me acuerdo de los síntomas que me dijisteis. Ya el médico, como me ve enfadada, me dice: pues, sí; por el dolor de garganta, el dolor de cabeza, vómitos. Yo no me acuerdo, mire, lo siento. A mí me paso eso y yo no sé lo que es. Usted sabe que he estado en contacto con -enfermo de – ébola. Pues, tres cuartos de lo mismo. A mí, no me da solución, lo único que me dice… yo le pregunto, ¿puede ser una gripe? porque yo siempre pensando al ébola, o sea… pues sí, no tengo ébola, es como sí… es ser muy optimista, ¿no?

Y va pasando tiempo, y con paracetamol a ver si te pasa y en momento determinado descubres un sacudido, y qué sigues con la fiebre.

Claro, yo ya paso el fin de semana y el domingo por la noche yo ya me encuentro mal; y digo a mi marido, llama el 061 porque yo ya estaba con náuseas, con malestar general y con fiebre a 38,7º C. – 38,6º C. yo le digo, llama. yo ya estaba fatal. Y… y bueno, es cuando…

¿Allí tú sospechas, ya, que puede ser ébola?

Cuando yo veo el sacudido, ese fue mi primera impresión del ébola. Yo me mira la ingle, yo me miro los brazos y veo que tengo un sacudido. Que… es típico del ébola. Cuando -el misionero español primer español contagiado por el virus del ébola- Manuel García Viejo estuvo ingresado lo tenía -el sacudido-. O sea, que allí, ya me da la idea del ébola.

¿Y que se te pasa por la cabeza?

Pues, muy asustada. Se me pasa por la cabeza de que se puede ser el ébola y estoy muy asustada… muy asustada. Pero, yo… ¿qué voy a hacer? (respira), esperar los acontecimientos. No puedo hacer otra cosa.

Supongo que te auto engañas, te dices que no puede ser, puede ser que sea otra cosa…

Siempre te auto engañas. Es veradad que siempre te auto engañas pero, lo del sacudido fue significativo.

Y llega la ambulancia.

Sí, llega la ambulancia.

Pero, tú, como tienes sospecha, por si acaso y como profesional no tomas medidas; al menos para proteger a los que vienen, ¿no? -el personal sanitario del ambulancia que, en este caso, entraría en contacto con la paciente del ébola, Teresa Romero Ramos-.

Todo lo contrario, todo lo contrario. La gente que me atiende esa noche en mi casa se viene sin protección. El -profesional de ambulancia- que me lleva l hospital de Alcorcón, no me llevó con el traje -de protección contra el contagio del ébola-, ni con mascarilla ni con… nada, nada. El hombre… claro, el hombre me dijo, a mí no me han avisado de que sea el ébola. Incluso, el hombre me dice a la cama, ¿te ayudo a levantarte?, le digo no, no, no me toque. Digo, yo no quiero ya que me toque nadie. Digo, yo me puedo levantar… afortunadamente yo podía andar por mi propio pie, yo podía levantarme, vestirme y me fui con él al hospital. Pero, nadie le había avisado de que yo era un posible paciente del ébola. O sea, que la ambulancia era una ambulancia normal, como si te hubieras roto una pierna, te sientas allí y te vas al hospital.

¿O sea, que no se había activado el protocolo?

Para nada.

Y esa ambulancia, sabes…

Y nosotros diciendo por el teléfono que pudiera ser el ébola -se refiere que al llamar al 061, avisó su marido al servicio de urgencia de que era un posible caso de contagio del ébola-. Nosotros recalcándolo por teléfono.

¿Y esa ambulancia siguió dando servicio?

sí, esa ambulancia, luego… tengo entendido a siete traslados más. Siete traslados más, creo que algunos estuvieron en observación al hospital por posible contagio -del virus del ébola-. Afortunadamente puedo decir que yo no contagio a nadie que para mí, eso es importantísimo. [se arranque de aplausos en la sala durante unos instantes], muchas gracias… -dice al público-.

Y afortunadamente, Teresa estás hoy aquí contando que es muy importante porque has superado el ébola.

Pues, sí.

Pues, porque claro; llegamos al ingreso… te ingresan al hospital.

Me ingresan al hospital, no, me ingresan en la urgencia del hospital. Primeramente, para descartar si es el ébola o no. Es cuando me cogen una vía, me cogen una muestra de sangre para saber si es el ébola o no. La verdad es que están los profesionales del hospital de Alcorcón… son súper valientes, súper profesionales y súper buenas personas. Ese día, yo no sé cómo tuvieron el coraje y el valor entrar -en la habitación donde estaba ingresada- a una posible persona que tiene el ébola con lo que tenían puestos [arranque de aplausos en la sala dirigidos a los profesionales del hospital de Alcorcón de Madrid por su coraje, durante unos instantes- porque era penoso verlos. cada vez que entraban en la habitación, yo les decía, ¡madre mía! ¿cómo me vienen así?. Claro, ellos tampoco tenían una formación. A ellos, simplemente, les había dado una charla de pasada del ébola. Ellos venían, pues, con una batita verde, unos guantes…

Entonces, era posible para que te tocaran lo menos posible ¿no?

Así, ¡vamos!, yo ni toserles. Incluso, les advertía, mira, tiene un poquito la muñeca que se te ve. todo el rato, pues, pendiente de no contagiarlos, por supuesto. Voy al baño, sola. Para mí era difícil ir al baño sola. Porque yo tengo un baro de suero muy alto que no me entra en el baño. Yo tengo que torcerlo, yo con mis pocas fuerzas… ir al baño, e iba muchas veces, claro, porque tenía muchas necesidades de ir.

¿Y cuándo te comunican que tienes el ébola?

A mí, no me comunica nadie que yo tengo ébola. Yo tengo mi móvil todo el rato en la habitación. Y yo ya empiezo a sospechar porque ellos -las enfermeras- ya dejan de venir a la habitación. Sabes, están pasando cada hora y haciéndome cosas, llega un momento que ya no viene nadie. Me quedo sola, y ya no viene nadie. Miro el país digital en el -teléfono- móvil y vengo yo en el primer lugar-se ve en la portada del periódico digital EL País- además, sentada con mi perro ‘ Excalibur’ en el sofá. y lo leo y -la noticia- dice que Teresa Romero ha dado dos positivos a -la prueba- del ébola. es cuando me entero que tengo el ébola. A mí, nadie me lo comunica; nadie. Nunca me han comunicado eso. Me entero por un periódico digital; eso es así.

Pero, en algún momento te lo tienen que comunicar. Entrarían, te dirían, te explicarían estos positivos…

A mí, nadie me ha explicado nada. Sigo insistiendo, el médico que estaba al cargo de mí en las urgencias, tampoco le comunican nada. Él se entera de la misma manera que yo, por un medio. nadie nos comunica nada; eso es así.

En el momento que tú lees en ese medio, en El País, que has dado positivo dos veces, como confirmación, ¿qué ocurre? ¿Qué te pasa por las mentes?

Pues yo me quedo muy triste, yo me quedo paralizada, yo me quedo asustada, yo digo pero, madre mía… ¿cómo yo me he podido contagiar?

No te das golpes de explicaciones…

No, no, yo en todo momento mantengo la calma, por favor. En todo momento hay que mantener la calma, hay que tener la cabeza muy fría. hay que pensar en que… ya es así y ya está. No puedes expresar otra cosa. ¿Qué vas a hacer? ¿a gritar? No puedes gritar, tampoco estás tan mal… para gritar.

Te acaban de comunicar, Teresa, que tienes ébola.

Nadie me lo comunica, me entero yo.

Te enteras, tú.

Sí.

Piensa la gente en casa que no hubiera gritado, desmoronado… ¿cómo has podido tener la cabeza tan fría?

Claro, yo me desmoroné. Es verdad que cuando ya vino el médico para verme, yo ya sé que tengo ébola, el médico me hace así y a mí ya no me muevo. Yo no quiero saber nada. Yo ya estoy hundida. estoy hundida en mi enfermedad, psicológicamente. Y así, fue; y solo esperar que vengan a buscarme.

Teresa cuenta todo; cómo venció el ébola, del bikini, me dejaron la parte de arriba y me tiraron la parte de abajo.Y te trasladan. Llega un momento horrible para ti, que es el momento de la burbuja.

El momento de la Burbuja es un momento muy agobiante, estás metida dentro un plástico; imagínate que te… todo plástico; olor a lejía porque los compañeros de la ambulancia me rociaron de lejía y encima, me fui vomitando y con más fluidos. Estaba con diarrea, imagínate. Yo estoy mal en la burbuja, yo estoy deseando llegar al hospital Carlos III. Estoy deseando que se me quite esa burbuja. Además, cuando… me la retire, yo hago así, pues… quiten esto de aquí, jolines. ¡Qué agobio!, es muy agobiante. Pero, tenía que ir allí. Allí es cuando actuaron, bien. Allí es cuando se activó el protocolo.

¿Sentiste pánico?

A partir de este momento, bien. Yo estaba asustada pero, pánico [respira…], no. Simplemente, tenía un estado de angustia… angustioso de… ¡Madre mía! y ahora ¿qué?

¿Cómo se le ingresó?

Pues, mira. yo el ingreso… ¿me permites que beba el agua un poquito?

Por supuesto. Hay que entender que es un momento delicado para ti así que tomate el tiempo que quieras, Teresa.

Eso lo cuento muchas veces. Eh… muchísimas veces lo he contado. Y… es bonito verlo, no. Eh… yo pienso que no va a haber nadie en el hospital para recibirme. Yo pienso que no va a haber ningún compañero que se va a ofrecer de voluntario para atenderme. Yo… eso es lo que pienso. Digo, la gente pensará que si yo me he contagiado, pensará, también, la gente que se va a contagiar conmigo. Entonces, yo pensaba que no va a haber nadie en el Hospital Carlos III para recibirme. Yo, esa era mi idea en la burbuja. ¿Cuál es mi sorpresa? Cuando entro por la puerta de atrás de Carlos III, hay tres compañeros esperándome; dándome ánimo y diciéndome que en ‘Nochevieja’, teníamos que cenar juntos. Y además, me decían lo que tendremos que cenar y todo. Las muestras de ánimo por parte de mis compañeros han sido continúa incesante y… de muchísimo ánimo. De que yo tenía que salir sí o sí, eso era así. Eso, lo he vivido yo y lo puedes comprobar. Todos y cada uno de mis compañeros no han dejado en ningún momento de decirme: «venga Tere, que tú puedes». [arrancan los aplausos en la sala.]

Y hace 24 días, después de decir que sí que has salido.

Pues sí. Eso ha sido… [arrancan los aplausos del público nuevamente en la sala]

Primera noche… Teresa, en el Hospital Carlos III, ¿qué ocurre en esa primera noche? Entra un médico…

Eso fue…

Y empieza el interrogatorio.

Eh… sí. Un interrogatorio para saber como yo me he contagiado del ébola. Eh… es un interrogatorio que no tenía que haber sucedido porque nadie así como… ni me ha preguntado, ¿Teresa cómo te has contagiado?

¿Qué te dice exactamente?

Pues, a mí me pregunta exactamente que… «¿cómo me… Teresa cómo te has contagiado?» Pues no lo sé. «Teresa, pues mira. Yo no voy a salir de esta habitación hasta que tú me cuenta a mí cómo te has contagiado». Yo estaba tan asustada que no podría pensar, este hombre no puede estar aquí toda la noche. este hombre solo puede estar aquí los 20 minutos indicados. Estaba tan asustada que no era capaz ni de entender lo que me estaba diciendo, no. Me estaba como agobiando. Todo el rato… «a ver, el cubo», yo no sé qué. Yo ya no estaba escuchándole. Yo ya estaba asustada. Yo estaba mala.

Tienes fiebre.

Sí tengo fiebre. Me asustaba. Yo estaba muy asustada. Muy asustada. Ya le salgo por allí, por lo más fácil, no que lo mejor me he tocado por el guante. Y el hombre pues, no tenía que haber actuado así, y seguía insistiendo. Y dice, a ver si no te ha llevado algún objeto fetiche de la habitación. Como si yo me había llevado unas gafas del misionero – repatriado desde Sierra Leona, África, Manuel García Viejo y que se curó de la enfermedad-, no. Si yo me las había llevado fuera de la habitación -del misionero repatriado desde Sierra Leona, África, Manuel García Viejo y que se curó de la enfermedad-. Y yo ya le miraba mal. Y le decía déjame… no, ya. te estás pasando, no. No le dije que se está pasando pero, ya se terminó la conversación.

¿Te sentiste acosada?

Me sentí coaccionada esa noche; ese rato. Afortunadamente, puedo decir que las cuatro semanas que yo fui en la habitación del aislamiento fue el único y el peor momento que yo he vivido. porque yo he vivido momentos allí de emoción y de más alegría que ese momento. El comienzo fue para mí malo. Muy malo.

Bueno, hasta aquí has contado como lo has vivido tu pero, quiero que veas conmigo cómo lo vivíamos nosotros y seguiremos hablando. [Se reproducen las imágenes del traslado del perro de Teresa Romero, ‘Excálibu’, para su sacrificio, las manifestaciones que hubo, las declaraciones del marido de Teresa Romero, etc.]

Mientras tú luchabas entre la vida y la muerte, esto es lo que estaba sucediendo.

Yo ni idea.

¿Cómo te enteras?

Yo me entero cuando salgo -del hospital-.

Claro, ¿preguntas a tu marido? y… ¿te lo dice tu marido?

Bueno, lo de la manifestación, etc., yo me entero de todo cuando yo salgo -del hospital. Yo la única noticia que tengo en la habitación -del hospital- es solo una: es la muerte… del sacrificio de… además, un sacrificio… un sacrificio innecesario, un sacrificio que hace daño, un sacrificio sin sensibilidad ninguna, [suena una música triste de fondo y continuamente]. Eh… es otra cosa que no tenía que haber pasado. Es lamentable. Además, es lamentable porque se va a seguir, se va a continuar haciendo. Según el nuevo protocolo en caso de ébola y de contagio con mascotas… se va a seguir sacrificándolos. Es penoso. [sigue sonando la música triste de fondo].

¿sigues pensando en Excálibu -así se llamaba el perro de Teresa Romero-?

Eh… yo sigo pensando en Excálibu. Claro que sí, en todo momento. Todo el día. Claro que sí. para mí, era más que un perro. para mí, era mi vigilante, era mi compañía, era…

¿Allí es donde te sales la rabia, te sales la pena, te sales la tristeza cuando te enteras realmente que han sacrificado tu perro injustamente?

Yo cuando lo oigo, yo rompo a llorar, todo los días de… de… todos los días. [arranca nuevamente los aplausos en la sala.] No hay derecho, no hay derecho [dice Teresa visiblemente muy emocionada, con los aplausos de fondo]. Te quitan algo que es tuyo. Que no… además, lo han hecho mal, como todo. Decir… yo entiendo que tú me sacrifique mi mascota cuando mi mascota está enferma, tiene una enfermedad infecciosa como puede ser el ébola o cualquiera enfermedad infecciosa, yo entiendo que tú lo sacrifiques por salud -pública-, por salud hacia los demás. yo lo que no entiendo, es que se haga las cosas mal. Si hay unos responsables que están allí, que la gente les ha elegido, que la gente… bueno pues… Y que están haciendo las cosa, pues un poco, sin pensar, sin ninguna sensibilidad, no… no sé. no deberían estar allí [arrancan los aplausos nuevamente en la sala].

Hay mucha gente que puede no entender, esa tristeza pero, muchísima otra gente está como tú, Teresa. Seguramente te entiende, de esa ausencia que días tras días tiene de alguien que para ti ha sido más que un perro; un compañero, tu amigo.

Sí, mi amigo. Me lo han quitado. Sí, ¡ala!, por las buenas. eso no es así. Y eso, ahora que yo estoy aquí, estoy viva, he podido sobrevivir gracias, [se emociona Teresa] estoy muy agradecida… a la gente que lo ha intentado. Pero, ahora estoy aquí para que se haga un poco de justicia. No se puede quedar eso… bueno como no ha pasado nada, no. Eso que haga un poco de justicia en este caso. se tiene que hacer justicia. Yo iré, adonde hay que ir y haré lo que tenga que hacer.

¿Cuántos años tenía Excálibu?

Pues, Excálibu tenía 12 años. Era ya mayor, pero, eso da igual. Me entiendes, estaba bien. No tiene nada que ver para que…

Estás haciendo todo el rato así con la mano como si tienes un tic nervioso, supongo, ¿no?

Sí,

O sea, de los nervios. estás allí todo el rato, ¿no?

me está mirando muchísima gente de España. Yo creo que me está escuchando muchísima gente.

Sí. [arrancan los aplausos en la sala]

[sonríe Teresa Romero] [Se ha parado de sonar la música triste de fondo].

Bueno, pues… eh… vamos a hablar de cosas no agradables. Por ejemplo, cosas que han dicho sobre ti. «Para explicar a uno ¿cómo quitarse o ponerse el traje -del ébola- no hace falta un máster». Es unas de las declaraciones, frases que ha hecho el consejero de Sanidad de la Comunidad -autónoma- de Madrid, Javier Rodríguez; que te ha dedicado, Teresa, tras ese contagio-. la verdad es que se convirtió en una de las más comentadas. Vamos a escucharle. [Se reproduce en este momento las declaraciones del consejero de Sanidad del gobierno regional de la comunidad autónoma de Madrid y las preguntas de los grupos Parlamentarios del Congreso de los Diputados de la Nación a la exministra de sanidad del Gobierno del PP, Ana Mato Adrover, las indignaciones de agentes sociales de salud, etc.]. Que ocultaste informaciones, que luego te enteraste por la prensa, y luego se retractó públicamente y pidió perdón por esas declaraciones desafortunadas.

Desafortunadas declaraciones, lo ha hecho él mismo. Yo no tengo que añadir nada más. Lo ha dicho él [arrancan los aplausos nuevamente].

Yo creo que te estás mordiendo la lengua -es decir que Teresa tiene más cosas para decir, pero no quiere-

[Sonríe, Teresa] Hombre, hay que ser respetuosa, pero, si una persona… no hace una buena gestión, esa persona no debe estar allí por mucho tiempo. [aplausos]

¿Pero, tú entiendes… [aplausos] entiendes qué [aplausos] después… [aplausos] por ejemplo, eh…, después de creerse que realmente te enteras por la prensa que tienes ébola?

yo… es qué…

Porque eso coloca, también, al Cuerpo Médico en una posición un poco… ¿Cómo es que… no te van a informa?

[ silencio…]

Eh… no me informa nadie. O sea, la urgencia del -del centro hospitalario de – Alcorcón donde me tienen que informar… Eh… el médico que me atiende no me lo comunica. Vuelvo a repetir, yo me entero por mi -teléfono- móvil. Y porque venir la burbuja -la cámara de transporte habilitada por los enfermos del ébola- o sea… me lo dice el -teléfono móvil, me lo dice la burbuja; a mí lo que me extraña en todo rato fuera que un médico no me informara. Me extraña. Incluso, cuando llego en -el Centro Hospitalario- Carlos III, sigue sin comunicarme que tengo ébola. Pero, ya lo sabía por el traslado de la burbuja y todo el protocolo que se activó.

¿Y lo que ocultas informaciones?

Pero, me extraña que no me comunica un médico que tienes ébola. eso es de… eso es extraño. Pero eso fue así. Dime, ¿qué me has preguntado, qué más preguntabas?

Mire, sabes lo que te digo, que prefiero oír a todo ese apoyo que había fuera hacia ti, esos ánimos, esas energías positivas no solo de tus compañeros que te recibieron en el -Centro Hospitalario- Carlos III sino, también, fuera; que desde fuera trataban… de esas imágenes, que te saludaban, te decían cosas, intentaban que llegaran sus voces a ti… vamos a recordarlo; [en este momento, se reproduce las imágenes de Telediarios de las televisiones nacionales, de tertulias y medios de comunicaciones de todo el mundo. Imágenes de las muestras de apoyo en las calles de Madrid -manifestaciones de ‘La marea Blanca’, etc., apoyo en las redes sociales entre otros. Además, parte de las declaraciones de Teresa Romero a los medios de comunicaciones, tras ser curada del ébola].

Qué fuerte, ¿no? Yo no me esperaba nada de esto, ni ser titular en los informativos, ni todas las cámaras -de televisiones- ni todas las fotos, ni estar aquí -en Tele5-. [arranca los aplausos].

No te esperaba ni, tampoco, [sigue los aplausos] eh… ser infectada por el ébola y sobretodo, ser una luchadora como se nos lo estás contando esta noche. Porque hace 24 días exactamente que te dieron el alta. ¿Por cierto, como está tu casa? ¿la desinfectaron?

Sí, la desinfectaron. estuvieron durante 11 días desinfectándola. Yo llego una noche en mi casa, y yo me encuentro que en mi casa falta 90% de mis cosas. y el otro 10% está fuera de su sitio, mal colocado, sucio u oxidado. Digo, esa empresa que ha estado aquí… ¿qué es lo que me ha estado haciendo? ¡O qué profesionales están con su trabajo!, ¿No? Porque no han dejado nada en su sitio, todo sucio… Luego, no sé qué criterio han seguido a la hora de tirar las cosas. Porque yo tenía, varias cafeteras; y a mí, se me han desaparecido las cafeteras caras. Y me han dejado… las cafeteras más simples, más baratas. Sí, lo de mi Bikini, lo vi muy gracioso. Lo del bikini, me dejaron la parte de arriba y me tiran la parte de abajo. [aplausos y risas del público].

Pero, anécdota… a parte, porque a lo mejor se extravió esa parte de abajo -del bikini-

[se ríe Teresa], pero, casi con todo…

Te dejan sin colchones, sin nevera…

El colchón, yo lo entiendo que si yo estaba allí enferma, yo entiendo que lo primero es que se tira eso. yo estoy de acuerdo. Pero, no me tire la parte de arriba de un chándal y me deja la parte de abajo; con un bikini me hace lo mismo, con las cafeteras no sigues un criterio, con los abrigos, tampoco.

¿Estás viviendo en tu casa?

Es como… de mala leche. Sí, estoy viviendo en mi casa. No tengo otro… otro lugar en Madrid donde vivir. Sí, sí, estoy viviendo en mi casa, pero, no tengo lo que tenía antes. Eso no se arregla en una semana, ni…

Tampoco no eres la misma de antes.

[Respira…] No, no… soy la misma de antes. Yo he vuelto a nacer y, yo he vuelto a nacer de otra manera. De otra manera, diferente. Para mí, no es fácil esta segunda vida. Porque yo me he encontrado con una ausencia grande, que es la ausencia de ‘Excálibu’ -su perro-. Mi casa, he encontrado como una casa desinfectada de mala manera. [suena una música de fondo] Y no es fácil porque tengo que recuperar fuerzas y tengo que seguir viviendo; seguir viva. O sea, que yo tengo que aprender a vivir con todo eso; con todo el daño, el sufrimiento que yo todos los días lo tengo presente. la ausencia de ‘Excálibu’ -su perro-. Para mí, no es fácil, la segunda vida. Nada fácil.

Tienes que renacer, ¿no? Porque, ahora ¿qué? ¿Cómo una… después de 30 días de estar entre la vida y la muerte, te recuperas pero, no te sientes igual porque físicamente te estás recuperando?

No, no me siento igual ni físicamente ni… ni emocionalmente. A mí me cuesta… como más normal, como una persona… más normal antes; más feliz. Yo iba a mi trabajo, yo iba a mi gimnasio, sacar a mi perro; yo no tengo gana de eso. Yo no tengo nada ahora de eso. Y… esa es la realidad. Eso es así. Eso es lo que estoy viviendo.

Unas de las declaraciones que te ha hecho tu madre es que te ve muy delgada. las madres…

[Se ríe Teresa] Bueno, yo he perdido en 4 semanas 6 kilos. Yo no comía. Como voy a comer, estaba malísima. eh… pues, claro, te quedas muy débil. Muy débil, además, yo he estado muchísimo tiempo en la misma postura. porque a mí, me decían mis compañeros, «Tere, ponte de lado derecho porque tú desde el lado derecho, respiras mejor.»

YTeresa cuenta todo; cómo venció el ébola, del bikini, me dejaron la parte de arriba y me tirarono sé, eh… Teresa, que tú estás muy agradecida con tus compañeros y no quiero que te vayas sin darles las gracias porque me lo has dicho -durante- la publicidad pero, quiero que escuches antes, algo. [Se reproduce en este momento el mensaje de los compañeros de la auxiliaría de enfermería, Teresa Romero: «Está en nuestro corazón. Ha sido muy intenso lo que ha pasado. Todos sus compañeros pusieron el alma para sacarla de esa habitación. Estamos intentando superarlo. aún nos estremecemos cuando lo recordamos. Te queremos mucho», mensaje de los compañeros de Teresa Romero dirigido a ella en directo -una sorpresa de Tele5-].

[Arrancan los aplausos] [se emociona Teresa Romero] [siguen los aplausos casi un minuto del reloj]

Mis compañeros son de otro mundo. No son de este mundo. Que han estado allí, días y noches animándome y siempre positivos. Y nunca, ni un mal gesto ni una mala palabra sino, todo lo contrario. «Venga Tere, ¿qué necesitas?». Se ha volcado de una manera, y… pues… [se queda sin palabra para agradecer a sus compañeros]. No te esperas. Ya te digo, no me esperaba que no hubiera a nadie -para atenderle por miedo de volverse a contagiar, también-.

Teresa, Hacía así, con la mano en el corazón -el gesto que Teresa ha estado haciendo mientras re reproducía el mensaje sorpresa de su compañero en directo-.

Es por mí.

[se ríe la periodista Sandra Barneda Valls que le ha gustado el gesto de Teresa Romero con la mano en el corazón].

Eso es homenaje. Eso es vida. eso es un homenaje a la vida, a la que eres una mujer luchadora y esta noche, has contado tu historia. la gente, te hemos escuchado y te damos las gracias, Teresa, por estar aquí. [arrancan los aplausos]

Gracias. quiero darle, también, las gracias a una persona.

Se llama Paciencia -la religiosa Paciencia. Es una persona que cuando vino a mí, no la quisieron traer de África.

La Hermana Paciencia.

Sí, la Hermana Paciencia. Paciencia tuvo el ébola que lo superó y ella vino de incógnita en España a donar su suero que rea para… [el misionero repatriado desde Sierra Leona, África, Manuel García Viejo y que se curó de la enfermedad, ébola]

Y fue para ti.

Para mí, entonces no he tenido el gusto de conocerla pero, si me está escuchando… muchísimas gracias… gracias.

El milagro es de -la religiosa- Paciencia.

-Sí- es de -la religiosa- Paciencia y de otra mujer que se llama Elena. Pues, a las dos, muchísimas gracias. Y os quiero agradecer por todo… la donación que habéis hecho de así… después de que aquí en España no os hubieran querido traer para curar nos del ébola.

Sabes, podemos tener, nosotros, los españoles muchas cosas, Teresa, negativas. Un de las cosas positivas que tenemos entre muchas virtudes, es la solidaridad. Y lo demostramos con actos así.

No lo dudo.

Y con ese acto de presentación voluntaria como lo hiciste, tú, a un enfermo del ébola. estoy segura de que haber pasado con todo lo que has pasado, volvería a presentarte voluntaria porque, sobretodo, lo tuyo es vocacional.

Sí.

[Arrancan los aplausos].

No… No… no sé, no sé [siguen los aplausos].

Teresa Romero, muchísimas gracias por habernos acompañado [aplausos].

Muchísimas gracias [aplausos].