3,19 kilómetros de mesa con 6 miles comensales para el «Iftar» (Ramadán) en Egipto

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FOTOGRAFÍA. NUEVA CAPITAL DE EGIPTO (EL CAIRO), 02.06.2019. La nueva capital de Egipto, una nueva ciudad aún en construcción, se ha llenado con más de 6.000 comensales. Efe
FOTOGRAFÍA. NUEVA CAPITAL DE EGIPTO (EL CAIRO), 02.06.2019. La nueva capital de Egipto, una nueva ciudad aún en construcción, se ha llenado con más de 6.000 comensales para celebrar el mayor «Iftar»del mundo, la comida tras la puesta de sol durante el Ramadán. Efe.

Efe – A la cita no faltó una delegación de la iglesia copta, la minoría cristiana egipcia, invitada por el Gobierno egipcio para compartir con ellos una de las celebraciones más importantes para los musulmanes. «Esta ceremonia es egipcia, es el espíritu egipcio que compartimos todos. Nuestros hermanos musulmanes también celebran nuestras fiestas con nosotros. Es la naturaleza del pueblo egipcio», aseguró alegre a Efe Amba Kemondos, obispo del distrito cairota de Medinat Nasr. El Cairo (Egipto), domingo 2 de junio de 2019. 

La nueva capital de Egipto, una nueva ciudad aún en construcción situada en un paraje desértico a unos 30 kilómetros de El Cairo, se ha llenado hoy con más de 6.000 comensales para celebrar el mayor «iftar» del mundo, la comida con la que se rompe el ayuno tras la puesta de sol durante el Ramadán.

El banquete, celebrado a las puertas del hotel Al Masa, uno de los pocos complejos ya terminados en una nueva megalópolis aún despoblada, ha llenado 3,19 kilómetros de mesa, una medida anunciada por los organizadores, la Autoridad Urbana de la Nueva Capital.

Con estas cifras y medidas, Egipto aspira a conseguir el récord Guinness de la mesa de «iftar» más larga del mundo, una marca establecida hasta ahora en Emiratos Árabes Unidos.

En un momento en el que Egipto está haciendo gala de los nuevos megaproyectos comandados por el presidente, Abdelfatah al Sisi, el país de los faraones ha aprovechado el Ramadán para presentar al mundo su nueva capital, que está elevada sobre las dunas y en plena construcción, llena de gente dispuesta a romper su ayuno en son de hermandad.

En esta ocasión, el banquete reunió a las decenas de empresas que participan en la construcción de la nueva capital, que aún no tiene nombre, y a ciudadanos, funcionarios y personalidades religiosas.

A la cita no faltó una delegación de la iglesia copta, la minoría cristiana egipcia, invitada por el Gobierno egipcio para compartir con ellos una de las celebraciones más importantes para los musulmanes.

«Esta ceremonia es egipcia, es el espíritu egipcio que compartimos todos. Nuestros hermanos musulmanes también celebran nuestras fiestas con nosotros. Es la naturaleza del pueblo egipcio», aseguró alegre a Efe Amba Kemondos, obispo del distrito cairota de Medinat Nasr.

«Es una oportunidad para que los ciudadanos conozcan el esfuerzo del país egipcio y sus logros», dijo a Efe uno de los portavoces de la nueva capital, Jaled el Hosseini.

Apenas unas horas antes de que la plegaria de las 18.50 anunciara que es hora de romper el ayuno, miles de empresarios, inversores internacionales y ciudadanos esperaron a las puertas del hotel bajo un sol asfixiante mientras una decena de auditores de Guinness evaluaban las medidas y la disposición de la mesa, dividida en ocho largas filas.

El veredicto de Guinness no se dio en el momento por la complejidad del proceso de medición, que se ayudó de drones y cartógrafos que mandaron la información obtenida fuera de Egipto para que sea analizada debidamente.

En los últimos meses, Egipto ha entrado en una dinámica de récord. Hace unas semanas, el país obtuvo el récord Guinness del puente en suspensión más ancho del mundo y, antes de que acabe el año, pretende hacerse con la marca del edificio residencial más grande del planeta.

«Intentamos decir al ciudadano que el país está cambiando. Esto anima a mucha gente, porque queremos tener un motivo de alegría», aseguró el portavoz de la nueva capital.

Miles de niños, acompañados por sus padres, merodeaban entre los kilómetros de mesas, algunas de ellas vacías debido a la distancia que separa la nueva capital del resto de áreas pobladas y por la falta de un sistema de transporte público que conecte la megalópolis con la actual capital.

Aun así, el arroz con pollo, redondos de ternera y verduras alegraron las horas de espera de comensales como Mustafa Ibrahim, un funcionario de 47 años que se recorrió el país para romper el ayuno con sus compatriotas.

«Juntos pintamos el futuro de Egipto en la nueva capital. Es un mensaje a todo el mundo», sentenció. Carles Grau Sivera