Ana Palacio del PP compara ahora a «Ada Colau y Podemos» con Terroristas degolladores de cabezas: «EIIL»

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ana palacio atacando
La militante del Partido Popular, Ana Isabel de Palacio y del Valle Lersundi, conocida como Ana Palacio (Madrid, 22 de julio de 1948) -también, vicepresidenta del Banco Mundial; exministra de Asuntos Exteriores del gobierno del PP, exdiputada del Parlamento Europeo para el PP- ha atacado brutalmente a la alcaldable del Ayuntamiento del nuevo partido ‘Barcelona en Común (BComún) que lidera Ada Colau y a la formación de Pablo Iglesias, Podemos, por querer transformar el España en «una arcadia comunista feliz»; este viernes 29 de mayo 2015 durante una conferencia en la XXXI Reunión del Círculo de Economía en Sitges (Barcelona). Concretamente, -y siguiendo el guion marcado por el gobierno del PP que ya roza lo antidemocrático porque lo mínimo en democracia es reconocer su derrota y pasar a formar parte de la oposición- la alto Cargo del PP comparó estos representantes de la izquierda alternativa con movimientos y dirigentes políticos que sienten «nostalgia» del pasado, como los terroristas degolladores de cabezas de ateos, cristianos, judíos, etc. del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), el UKIP o el exdirigente del Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen.

La exministra de los gobierno de José María Aznar del PP ha asegurado que esta «nostalgia» se origina ante las «mutaciones» del mundo actual y ha apostado por una mayor integración europea ante estos movimientos que quieren ser «muy soberanos y muy aislados», dijo Palacio, la columnista del diario ‘The Word’; donde hace 18 días, suscribía las misma declaraciones sin nombrar a Ada Colau y Pablo Iglesias sino a los asesinos terroristas del Estado Islámico de Irak y del Levante, y Syriza en Grecia. la militante del PP lo decía así:  «Cunde la ansiedad. Se percibe una mutación: nuevos actores emergen en el escenario global, las otrora sacrosantas normas de conducta internacional son abiertamente violadas o cuestionadas, y una nueva ola de progreso tecnológico afecta a industrias y sectores enteros de la economía. Esta búsqueda de ordenación y certeza es un impulso natural en tiempos de cambios acelerados. Vagamos desazonados buscando pistas sobre hacia dónde evoluciona el mundo y qué papel vamos a desempeñar en él», dijo palacio en su artículo del pasado 11 de mayo 2015 al ‘The World’; con el título: «La trampa de la nostalgia». 

Ana Palacio: «Identificar el camino mejor o más práctico resulta vital en estas circunstancias», explica la militante del partido corrupto de España (el PP) [según último auto de Tribunales] y sigue «el análisis del coste-beneficio y el pensamiento estratégico han de basarse en elementos fiables. El problema surge, así, cuando nuestro anhelo por la certidumbre sobrepasa lo racional conduciendo ideas y actos por sendas improductivas, o incluso peligrosas. La tendencia actual a teñir de rosa el pasado es innegable. Ante la inseguridad política, económica, geoestratégica y social, numerosos dirigentes sucumben a los encantos de la nostalgia prometiendo una vuelta a un pasado idealizado en sus reglas y sus realidades», puntualiza.

Ana Palacio: «Por su parte, el Estado Islámico se remonta a un pasado aún más remoto. Sus adeptos abrazan una doctrina medieval propia del siglo IX y justifican en ella sus anhelos por restablecer ese califato en el que se declara nula la existencia de todo emirato, grupo político, Estado u organización al tiempo que imponen ejecuciones sumarias y esclavitud. Pero Occidente también ha caído en la trampa de la nostalgia, al aferrarse a un orden basado en el imperio de la ley más propio de la segunda mitad del siglo XX, cuando Europa fundamentalmente establecía reglas e instituciones y decidía de su funcionamiento y aplicación. El último ejemplo de esta anacrónica perspectiva lo constituye el torpe –por no decir fracasado– intento de Estados Unidos de buscar apoyos para boicotear el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras liderado por China, tras haber rechazado en repetidas ocasiones dotar de mayor peso a las potencias emergentes en las Instituciones de Bretton Woods», puntualiza Palacio.

Ana Palacio: «La nostalgia también aflora en los asuntos internos de países de nuestro entorno. A lo ancho y largo de Europa, partidos populistas –desde el derechista United Kingdom Independence Party hasta la extrema izquierda de Syriza en Grecia– buscan el retorno a un pasado simplificado y presentado como feliz, en el que habrían reinado el proteccionismo y el cierre de fronteras. Mientras en Estados Unidos, una profusa jurisprudencia defiende los propósitos originarios de los padres de la Constitución, los Republicanos viran al aislacionismo y los Demócratas denuncian acuerdos de libre comercio. Pero la nostalgia no aporta soluciones, tan sólo brinda un falso escape de la realidad. Mirar hacia atrás no nos acerca a lo que queremos, más bien al contrario. Nos aboca a fracasar en los retos –y a perder las oportunidades– que se nos presentan. Intentar promover intereses basados en las reglas del pasado es como tratar de resolver el crucigrama de hoy con las definiciones de ayer», puntualiza Palacio.

Ana Palacio del PP: «Hay que enfrentarse a ello: el mundo feliz al que muchos ansían retornar –previo a, digamos, la Unión Europea, Naciones Unidas o incluso a los Estados-nación– nunca existió en realidad. Como dijo Marcel Proust: El recuerdo de las cosas del pasado no es necesariamente el recuerdo de las cosas tal y como fueron de verdad. El pasado se simplifica y edulcora para retratarlo como superior a la confusión y a la miseria que caracterizan nuestro hoy. Tradicionalmente hemos sido indulgentes con la nostalgia. Pero la palabra –del griego nostos (regreso a casa) y algos (dolor)– fue acuñada para describir un estado patológico de aguda añoranza” Podría resultar beneficioso retomar esta definición de la nostalgia, al menos en su manifestación política, como algo más cercano a una enfermedad: una alteración que distorsiona la realidad e impide la formulación de soluciones eficaces para los retos del mundo real», puntualiza.

Ana Palacio: «Una visión del mundo que hunde sus raíces en el siglo XIX –y menos aún en el siglo IX– no puede ajustarse a las complejidades de nuestro mundo globalizado actual. Del mismo modo, el auge de nuevas potencias y actores no estatales significa que la creación de las reglas (y su infracción) no puede limitarse ya al reducido club de Occidente. Y la intensidad de la competencia global implica también que los países europeos no pueden esperar progresar cada uno por su cuenta. Las ideas endebles se nutren de la falta de alternativas viables, de ahí la importancia de reflexionar sobre el orden mundial. Pero, antes que dejarnos arrastrar por la marea regresiva de la nostalgia, se impone entablar un diálogo constructivo sobre los retos a los que realmente nos enfrentamos y proponer ideas realistas y nuevas para encararlos», sentenció Palacio el pasado 11 de mayo 2015. Y precisamente hoy, 29 de mayo 2015, la alto cargo del PP ha subscrito el mismo discurso, ahora contra Podemos y Barcelona En Común -marca blanca de Podemos en Barcelona Ciudad- de la posible alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona, Ada Colau.

<Lasvocesdelpueblo><foto acn>