El cabecilla de Gürtel denuncia una injusticia entre su condena y la de Urdangarin

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La infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin. Efe

Efe – Francisco Correa invocará en el Tribunal Supremo (TS) la sentencia de Nóos por la «desproporción» de penas. Recuerda su defensa que ese delito se castiga de forma diferente si es cometido por un funcionario o un particular, y que a este último se le ha considerado siempre como «una especie de cómplice» en el delito que obligatoriamente comete un servidor público, «por lo que la condena debe ser diferente» para uno y otro. Madrid (España), domingo 19 de febrero de 2017. Fotografía: La infanta Cristina de Borbón y Grecia, absuelta por la Justicia, porque dice la Justicia que era inconsciente del lucro de su familia a través del Instituto Nóos, empresa paragua de su marido, Iñaki Urdangarin (detrás), este sí lo sabía dice la Justicia, que le condena solo con el tercio de la pena que solicitaba el fiscal (19 años de cárcel). Pues Urdangarin solo fue condenado a 6 años y poco menes de prisión. Y debe ingresar a la prisión si así lo solicita la Fiscalía General del Estado, en el caso contrario, podrá seguir viviendo libremente su vida en Suiza con su familia donde tienen una casa. Archivo Efe.

El cabecilla de Gürtel, Francisco Correa, invocará la sentencia del caso Nóos cuando recurra al Supremo su condena en el caso Fitur, al observar su defensa una «desproporción» con respecto a la aplicación de las penas y la imposición de responsabilidades civiles entre una y otra por delitos similares.

El abogado de Correa, Juan Carlos Navarro, ha adelantado a Efe que ese será uno de los argumentos que esgrimirá en el recurso de casación que ya está preparando y con el que pretende conseguir rebajarle los 13 años de condena que le llevaron a ingresar en prisión el pasado martes ante el riesgo de fuga.

De esa «desproporción», Navarro concluye que la de Nóos, con condenas más leves -como la de Iñaki Urdangarin a 6 años-, es «una sentencia sensata», «ajustada a derecho» y que contiene bastantes fundamentos sobre la aplicación de penas en delitos habituales en este tipo de causas de corrupción: cohecho, prevaricación, malversación, tráfico de influencias y falsedad documental.

Por contra, el delito de malversación que le ha valido a Correa una pena de 6 años, el grueso de su condena en el caso Fitur, es «completamente desproporcionado» al serle aplicado el tipo más alto.

Recuerda su defensa que ese delito se castiga de forma diferente si es cometido por un funcionario o un particular, y que a este último se le ha considerado siempre como «una especie de cómplice» en el delito que obligatoriamente comete un servidor público, «por lo que la condena debe ser diferente» para uno y otro.

En este sentido, sacará a colación la sentencia a Rafael Blasco Castany, exconseller de la Generalitat valenciana con Francisco Camps, que fue condenado a 8 años de cárcel en el llamado caso Cooperación. En este caso, recuerda Navarro, hubo una apropiación de casi dos millones de euros que además no han sido devueltos.

Navarro considera por tanto que su cliente, que además ha devuelto el dinero que obtuvo de forma irregular y que ocultaba en Suiza, es merecedor de condenas «más ajustadas y proporcionadas» a los delitos que él mismo ha reconocido.

Cree además que le penaliza la división del caso Gürtel en una decena de piezas en las que, por iguales delitos, su cliente se enfrenta a más de un siglo de cárcel, argumento al que también hará alusión en su recurso.

También es crítico el letrado de Correa con que se le haya enviado a prisión por riesgo de fuga sin esperar a que se le termine de juzgar en las piezas, ya que eso le impide el acceso a permisos y beneficios penitenciarios.

El abogado asegura que Correa no tiene intención alguna de huir, tal y como ha demostrado, apunta, cuando ha estado en libertad tras cumplir casi cuatro años en prisión preventiva, acudiendo siempre a las comparecencias en el juzgado y asistiendo puntual a las vistas en las que se le está juzgando.

Lamenta además las condiciones en las que ahora tendrá que afrontar esos juicios, con conducciones desde la cárcel para las que deberá estar levantado a las seis de la mañana y, si la jornada de juicio es de sesión de mañana y tarde, conformarse con comer un bocadillo en calabozos para ser trasladado a la prisión ya de noche y tener que madrugar otra vez al día siguiente.