El cisma en la CUP añade incertidumbre a la ‘reválida’ del presidente catalanista Puigdemont

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la líder de CUP, Anna Gabriel Sabaté, hoy en Manresa (Barcelona) durante la asamblea. Lasvocesdelpueblo

lasvocesdelpueblo y Agencias – Una batalla entre separatistas excluyentes antiespañoles en la que se dirimirá quién tiene más peso: Los que priorizan el proceso antiespañol de Juntos Por El Sí (JxSí) y que defienden la alianza con JxSí o el sector que antepone sus principios anticapitalistas y que es reacio a dar estabilidad al gobierno de ERR y CDC que lidera el presidente autonómico separatista Carles Puigdemont Casamajó. Barcelona (España), viernes 17 de junio de 2016. Fotografía: La líder de CUP, Anna Gabriel Sabaté, hoy en Manresa (Barcelona) durante la asamblea. Archivo Lasvocesdelpueblo.

La dimisión de casi la mitad de los miembros de la dirección de la CUP ha añadido aún más incertidumbre a la cuestión de confianza a la que se someterá el presidente catalanista, Carles Puigdemont Casamajó, a la vuelta de las vacaciones de verano. Seis de los quince miembros del Secretariado Nacional de la CUP, todos ellos pertenecientes o próximos a «Pueblo Libre», una de las corrientes internas que se mostró proclive a investir a Artur Mas Gavarró y también a permitir la tramitación de los Presupuestos para no poner en peligro el proceso separatista, han remitido una carta a la militancia en la que anuncian su dimisión.

En julio está previsto que los anticapitalistas celebren su asamblea nacional

En la misiva, Ester Rocabayera, Guim Pros, Joel Jové, Omar Diatta, Roger Castellanos y Tomàs Sayes denuncian la «inoperante» estrategia de la CUP desde el principio de la legislatura, con «actitudes sectarias y maquiavélicas» por parte de la dirección, lo que ha alejado a la formación de la «estrategia separatista». En julio está previsto que los anticapitalistas celebren su asamblea nacional, en la que deberán renovar sus órganos de dirección, y es aquí donde los diferentes sectores de la CUP librarán una batalla por el control de la formación.

Después de haber perdido los pulsos internos en los debates sobre la investidura de Artur Mas y la tramitación de los Presupuestos, Pueblo Libre y los sectores que sitúan el proceso separatista como máxima prioridad intentarán en la asamblea de julio hacerse con el control de la CUP y no se descarta que, en caso de sucumbir ante el sector duro que lidera la organización «Adelante -en catalán: Endavant-», se acaben escindiendo.

Un escenario de fractura de este tipo tendría unas consecuencias por ahora imprevisibles para la continuidad de la legislatura. De entrada, los diez diputados de la CUP se encuentran divididos prácticamente a partes iguales entre las dos almas de la formación, un dato clave de cara a la cuestión de confianza de Puigdemont, que además de los 62 votos de Junts pel Sí necesita, como mínimo, seis más para asegurarse la mayoría absoluta.

Puigdemont impulsará un conjunto de iniciativas en materia fiscal para recuperar los impuestos propios derogados por TC

Fuentes del gobierno autonómico de Cataluña admiten su interés en que la CUP «aclare de una vez» si «prioriza el proceso separatista u otros proyectos». Desde La Sede de Urgell (Lérida), Puigdemont ha querido dejar claro que la CUP «no tiene ninguna» influencia sobre el gobierno separatista catalanista, pese a que en enero JxSí firmó un acuerdo de estabilidad que quedó en papel mojado con el veto de los anticapitalistas a los Presupuestos.

De momento, el gobierno autonómico ya ha anunciado hoy que tiene previsto impulsar antes del 31 de julio un conjunto de iniciativas en materia fiscal para recuperar los impuestos propios derogados por el Tribunal Constitucional, todo un guiño a los anticapitalistas. El cabeza de lista de CDC en las elecciones generales, Francesc Homs, ha constatado que la «firmeza» convergente contra la CUP «da resultados», mientras que el candidato de ERC Gabriel Rufián ha vinculado las dimisiones a «la capacidad fagocitadora» del proceso separatista con quienes «no mantienen posturas claras».

El Gobierno de la Nación sobre la autodestrucción de la CUP: «cuando uno trabaja para romper, acaba rompiéndose»

También la vicepresidenta del Gobierno en funciones de la patria, Soraya Sáenz de Santamaría Antón, se ha referido a las dimisiones en la CUP y ha dicho que no le han sorprendido porque «cuando uno trabaja para romper, acaba rompiéndose».

Arrimadas dice que pese a la autodestrucción de la CUP, la convocación de nuevas elecciones depende de la CUP

La líder de Ciutadans Partido de la Ciudadanía Ciudadanos (C’s) en Cataluña, Inés Arrimadas, ha dicho que, «lamentablemente», si hay o no nuevas elecciones en Cataluña «lo decidirá un partido antisistema» como la CUP y no el presidente Puigdemont.

Una cuestión aún por clarificar es el calendario que se activaría en caso de que Puigdemont no reuniese los apoyos necesarios para seguir siendo presidente de la Generalidad y quedase automáticamente en funciones, a la espera de la investidura de algún nombre alternativo o, en su defecto, de unas nuevas elecciones.

Si fracasa la moción de confianza de septiembre 2016, Forcadell consultará a los grupos políticos para otra investidura o convocación de elecciones

Puigdemont tiene intención de someterse a la cuestión de confianza a finales de septiembre o principios de octubre, para que, si tiene que haber elecciones anticipadas, se celebren posiblemente a principios de febrero, sin hacer coincidir la campaña con las fiestas navideñas. Si pierde la cuestión de confianza, se activaría un plazo de 10 días en el que la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, abriría consultas con los líderes parlamentarios para sondear posibles candidatos a la investidura.

Si no hubiese nadie dispuesto a ello, según fuentes del gobierno antiespañol de JxSí, se abriría un plazo de dos meses, a contar a partir de la votación de la cuestión de confianza, para buscar acuerdos que hagan posible una investidura y, en caso de agotarse este plazo, se convocarían nuevas elecciones para 54 días después, lo que situaría la cita electoral hacia finales de enero o principios de febrero.

Fuentes parlamentarias, sin embargo, advierten de que la normativa no es explícita y que hay un cierto vacío legal que obligaría a interpretar cuándo empieza la cuenta atrás de dos meses para buscar un acuerdo de legislatura que evite las elecciones.