El equipo de defensa de Urdangarin intentó sobornar al magistrado del caso Nóos, José Castro

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El juez José Castro, instructor del Caso Nóos atendiendo a los medios de comunicaciones en unas imágenes archivo de Efe.

Lasvocesdelpueblo y Agencias – La carta del magistrado del Caso Nóos, José Castro, le llegó ayer, 19 de mayo 2016, por vía notarial al magistrado de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, el actual instructor del caso del sindicato español que ejerce de acusación popular en el Caso Nóos, Manos Limpias, cuyo secretario general, Miguel Bernad,es actualmente preso político-judicial acusado por el equipo de defensa del clan Iñaki Urdangarin e Infanta Cristina de Borbón por intento de extorsión, dicen los Urdangarines–. En la carta del magistrado instructor del Caso Nóos, se le relataba que la visita del abogado del equipo de defensa de los Urdangarines, Josep Anton Rius Tort, le causó una sensación «rara», según han informado a la agencia Efe fuentes jurídicas del caso Manos Limpias. Madrid, 20 mayo 2016. Fotografía: El juez José Castro, instructor del Caso Nóos atendiendo a los medios de comunicaciones en unas imágenes archivo de Efe.

El instructor del Caso Nóos, José Castro, quien ya denunció tratos de favor durante el primer día de juicio del Caso Nóos a los Urdangarines ha enviado una carta al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz en la que le informa de que en 2013 un abogado del despacho de Roca, defensor de la infanta Cristina, le propuso una reunión en Palma de Mallorca o Barcelona sin especificar el motivo.

Según la misiva, que Pedraz ha incorporado en la causa de Manos Limpias y de la que le ha dado traslado al fiscal Daniel Campos, Castro le comentó que no tenía inconveniente en reunirse con letrados siempre y cuando fuera en su despacho.

No obstante, según las fuentes, en la carta el juez Castro no alude en ningún momento a que el asunto a tratar fuese relativo a la situación procesal de la infanta Cristina en el caso Nóos, que se está juzgando en la Audiencia Provincial de Palma.

¡Miguel Bernad, libertad ya!