España sin ‘oreja’ en la Feria de San Marcos en Aguascalientes (México)

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FOTOGRAFÍA. AGUASCALIENTES (MÉXICO), 22.04.2023. El español Fernando Robleño, lidia a su toro "Gran Amigo" de 528 kg, durante una corrida de Toros en la Plaza Monumental de San Marcos en Aguascalientes (México). Efe

Efe.- Aguascalientes (México), sábado 22 de abril de 2023. La cuarta corrida de la Feria de San Marcos en Aguascalientes finalizó con una oreja para los mexicanos Arturo Macías y Juan Pablo Sánchez. El español Fernando Robleño no obtuvo premio.

El juego de los toros de De la Mora, de pobre presentación, fue variado aunque solo el segundo de la tarde se comportó con casta. Se registró más de tres cuartos de entrada en la Plaza Monumental de San Marcos.

Había mucha expectación por la presencia del español Fernando Robleño, pero no fue benigna la suerte con el madrileño.

Su primero, con kilos de más, descompuesto de hechuras y desangelado al trotar, se fue de carrerita al peto y huyó al momento de sentir el hierro del picador. El picotazo valió para dejar al De La Mora boquiabierto rascando la arena.

Robleño brindó tímidamente al público desde el centro del ruedo y volvió al callejón a depositar la montera. Al manso lo metió en la muleta con la cintura. Realizó el diestro pases sueltos. El toro avisaba antes de arrancar y Robleño no se forró de héroe a pesar de citar en terrenos adecuados. Faena sin quietud con un toro mortecino. Acabó entre avisos y pitos.

Las quejas también acompañaron al español desde que su siguiente rival saltó al ruedo por la calamitosa presentación del toro: un novillo de apariencia.

Se tornó en más que difícil la presentación del triunfador en Madrid el pasado año. De los tendidos salían gritos de “novillero”. No ayudaba cómo se dolía el animal en banderillas ni la falta de casta al desplazarse. Robleño no pudo desprenderse del mal ambiente y tampoco se la jugó, aunque al natural dejó tres pases ajustados y hacia dentro. Nunca se asomó en exceso al pitón contrario.

El español era consciente de lo que pudo haber hecho con la izquierda. Tanto que su última tanda antes de entrar a matar fue con esa mano. Lo hizo de un bajonazo al segundo intento.

Saludo al tercio con algún sonido de disconformidad desde los tendidos.

Quiso enmendar la tarde pidiendo uno de regalo. El buriel tuvo más fijeza y peligro que sus toros anteriores. La faena de Robleño careció, de nuevo, de riesgo y además de algún pase templado poco más ofreció.

La mejor res del encierro a parte de por la capa, berrendo, alunarado, capote y botinero; no ameritaba el aplauso que recibió pues era muy justo de presentación. El mexicano Arturo Macías le envió un par de veces al caballo con la esperanza de evitar saliese tan suelto como lo hizo de los capotes. El público protestó de manera equivocada.

Arturo citó con la muleta desde el centro del ruedo sin lograr se arrancara.

Macías realizó una tanda de cuatro pases tirando del animal que remató con uno en redondo de mucho temple y recorrido. Los muletazos con la diestra los ejecutó despatarrado y en paralelo pero muy quieto. Con la izquierda estuvo descompuesto a pesar de que la res brava embestía con convicción.

Terminó el de luces con algunos molinetes, parado e hincado, y bernardinas. Se pensó mucho el diestro cómo tirarse a matar. Recibió un aviso antes de la primera estocada. Siendo ésta algo trasera y caída. Tardó mucho en morir el toro. El juez de plaza otorgó una oreja al torero de Aguascalientes.

Con el quinto correcto de presentación y correoso en su devenir, Arturo Macias pretendió repetir lo hecho a su primero, pero la poca casta del cuadrúpedo requería cruzarse para mandar. No lo hizo el espada.

Juan Pablo Sánchez obtuvo una oreja con un sobrero (se despitorró el tercero) hecho y con fijeza que tomó la muleta empujando en la primera tanda. Repitiendo de un brinco. Fuese por la falta de fondo del astado o lo insustancial realizado por Sánchez, quien citó inclinado y con distancia, el caso es que el toro perdió el foco. Juan Pablo apostó por el arrimón.