Ceuta y Melilla| Los mal llamados «migrantes» que invaden España a través de la valla no son unos pobres infelices

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Redacción.- Barcelona (España), lunes 4 de julio de 2022. La mayoría son soldados, exsoldados, mercenarios, cazadores furtivos… que huyen de sus países porque están en busca y captura por sus crímenes.

Entre ellos siempre hay unos cuantos infelices (perseguidos políticos o a causa de su religión, gente que huye de la hambruna, condenados por su condición sexual…). Son los mínimos.

Los «otros» son fuertes, están bien alimentados, entrenados para formar guerrillas… Y esa preparación se ve en la planificación de los asaltos. Además cuentan con la aquiescencia marroquí. Porque: ¿Cómo es posible que las autoridades alauitas permitan que en los montes que rodean a las dos ciudades vivan más de «diez mil individuos» y no hagan nada? ¿De qué se alimentan? ¿Dónde se asean? ¿Quién les facilita los mínimos indispensables? ¿Dónde se alojan? Es más: ¿Por qué les permiten cruzar todo su territorio sin tomar ninguna medida?

Y no digamos que actitud toman los que lo consiguen: arrogantes, violentos, soberbios, exigentes…

Un «in-migrante» no se comporta así. Sólo hay que ver a los que llegaban hace algún tiempo en pateras aquí en España y a otros puntos del Mediterráneo: desolados, hambrientos, sin fuerzas, con la mirada llena de miedos e incertidumbres.

Así que seré una «facha racista», pero pienso más en un plan premeditado que en algo espontáneo; en una forma de invadir nuestro territorio haciéndolo pasar por una situación de ayuda humanitaria.