FC Barcelona gana la Supercopa de España en Marruecos

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TANGER 8MARRUECOS) ÁFRICA, 12.08.2018. Los jugadores del FC Barcelona posan con el trofeo tras la final de la Supercopa de España que FC Barcelona y Sevilla FC disputaron esta noche en el estadio Ibn Battuta de Tánger (Marruecos). Efe.

Lasvocesdelpueblo y Agencias – No fue entonces efectivo el conjunto andaluz, con un testarazo bombeado al larguero de Franco Vázquez, que repitió después con un disparo desde el borde del área, ni el equipo azulgrana, sobre todo en una doble ocasión de Luis Suárez y Messi a la que se multiplicó Vaclik, pero sí después, cuando Dembelé soltó el trallazo ganador y Ter Stegen atrapó el penalti de Ben Yedder y la Supercopa de España. Tanger (Marruecos), lunes, 13 de agosto de 2018. Fotografía: TANGER 8MARRUECOS) ÁFRICA, 12.08.2018. Los jugadores del FC Barcelona posan con el trofeo tras la final de la Supercopa de España que FC Barcelona y Sevilla FC disputaron esta noche en el estadio Ibn Battuta de Tánger (Marruecos). Efe.

Un golazo de Ousmane Dembélé, con un derechazo formidable a la escuadra, y un penalti parado por Marc André Ter Stegen en los instantes finales definieron este domingo en Tánger (Marruecos) la decimotercera Supercopa de España del Barcelona, ganador apurado frente al Sevilla (1-2) por una genialidad y su guardameta, este domingo, 12 de agosto de 2018.

Desde el atacante internacional francés y desde el portero alemán, indispensables para la victoria, remontó primero y sostuvo su triunfo después el conjunto azulgrana en un choque competido desde el primer minuto hasta el último, cuando Wissam Ben Yedder falló la pena máxima que habría dirigido el duelo a la prórroga.

Dos estilos enfrentados. No sorprendió la puesta en escena. Ni del Barcelona, diseñado para manejar, jugar y proponer desde la pelota. Ni del Sevilla, replegado en su territorio, que no a la expectativa, preparado al detalle para transformar cualquier imprecisión de su oponente, cualquier robo, en un contraataque fulminante, en la ocasión que tanto había dibujado en la pizarra.

No le importó la posesión del equipo azulgrana. No estaba entre sus prioridades, menos aun contra un adversario tan solvente y tan dominador cuando la pelota es suya. Le esperó en su campo para presionarle y ahogarle en tres cuartos; compacto, tenso e intenso cuando el juego traspasó la línea en que se determinan los ataques.

Ahí, el Barcelona ya sí se sintió un rato incómodo, agobiado, rodeado, sin un segundo para pensar ni un centímetro para maniobrar en cada uno de sus futbolistas, aunque Messi ni siquiera necesite un milímetro o una centésima. Ese era la idea del Sevilla, que provocó de inicio el partido que quería, reafirmado además con un veloz 1-0.

En el minuto 9, al contragolpe, la destreza a la que fío siempre sus pretensiones ofensivas, descubierto atrás el Barcelona, el colombiano Luis Muriel condujo, regateó, atrajo a los dos centrales, Piqué y Lenglet, y asistió al desmarque a su lado de Pablo Sarabia, fuera del foco de Jordi Alba y certero con un tiro cruzado que primero anuló el árbitro y después validó el VAR. Era gol legal.

Un plan y una ejecución perfecta del Sevilla… hasta allá por el minuto 20, cuando ya no era tan efectivo en la oposición, cuando el Barcelona, por insistencia y por paciencia, superó líneas, enfiló el área y redujo el partido al último tercio del terreno sevillista sin demasiadas ocasiones, pero tanto merodeo vislumbró ya la igualada.

No necesitó el equipo azulgrana ni un desborde ni una pared ni una combinación ni un pase entre la defensa. Sólo una falta, Lionel Messi, con un zurdazo entre la barrera, y una doble carambola entre el poste y el portero que transformó Gerard Piqué, tan atento como oportuno en el rechace para restablecer un empate que se intuía.

No alteró en exceso las premisas del partido, agitado antes del descanso de nuevo por Muriel y Sarabia, al que se cruzó imponente Ter Stegen, pero readaptado a un duelo diferente, igual de tenso, pero más desordenado, más abierto, menos contemplativo del Sevilla, más directo del Barcelona y con más alternativas en cada área.

No fue entonces efectivo el conjunto andaluz, con un testarazo bombeado al larguero de Franco Vázquez, que repitió después con un disparo desde el borde del área, ni el equipo azulgrana, sobre todo en una doble ocasión de Luis Suárez y Messi a la que se multiplicó Vaclik, pero sí después, cuando Dembelé soltó el trallazo ganador y Ter Stegen atrapó el penalti de Ben Yedder y la Supercopa de España.

Ficha técnica:

1 – Sevilla: Vaclik; Jesús Navas, Mercado (Ben Yedder, m. 84), Kjaer, Sergi Gómez, Escudero; Banega, Roque Mesa; Sarabia (Aleix Vidal, m. 71), Franco Vázquez; y Muriel (Andre Silva, m. 60).

2 – Barcelona: Ter Stegen; Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Arthur (Coutinho, m. 52), Busquets, Rafinha (Rakitic, m. 46); Dembélé (Arturo Vidal, m. 86), Luis Suárez y Messi.

Goles: 1-0, m. 9: Sarabia, con un tiro cruzado a pase de Muriel. 1-1, m. 41: Piqué remacha un rechace en el poste tras un lanzamiento de falta de Messi. 1-2, m. 78: Dembélé, con un derechazo a la escuadra.

Árbitro: Carlos del Cerro Grande (C. Madrileño). Amonestó a Franco Vázquez (m. 24) y Roque Mesa (m. 68), por el Sevilla, y a Ter Stegen (m. 89), por el Barcelona.

Incidencias: partido correspondiente a la Supercopa de España, disputado en el estadio Ibn Battuta de Tánger (Marruecos) ante unos 45.000 espectadores.

Y Tánger (Marruecos) África fue como jugar en Barcelona

Tenía razón el Sevilla en su reticencia a jugar la final de la Supercopa en Tánger, porque el estadio de Ibn Batuta de la ciudad del Estrecho parecía como si estuviera en la periferia de la ciudad condal, con un público mayoritariamente entregado al Barça.

Los culés de Tánger y los llegados de todo Marruecos no lograron llenar los 45.000 asientos del estadio (hubo varios miles de asientos vacíos en la las dos esquinas), pero no dejaron de animar a su equipo y de abuchear sin remisión cada jugada del Sevilla.

El héroe en el terreno de juego no fue Leo Messi, pero el publico no paró de corear el nombre del argentino una y otra vez (también el de Dembelé), y eso que habían esperado en vano verlo en el aeropuerto o en el hotel en busca de un autógrafo o un selfi que nunca llegó.

Y es que el Barça no solo rechazó pasar una sola noche en Tánger, sino que además las horas de su estancia las pasó recluido en un hotel de lujo, con una planta entera requisada para ellos en la que un cocinero llegado de Barcelona les sirvió su almuerzo para desazón de los aficionados que los esperaban en el lobby del hotel.

El Sevilla sí trató de hacerse ver en las calles de Tánger, pues su presidente Pepe Castro fue al centro de la ciudad a inaugurar la sede de la única peña sevillista del mundo árabe, pero a la hora de la verdad los aficionados sevillistas cabían en un pequeño hueco del fondo norte.

TANGER (MARRUECOS) ÁFRICA, 12.08.2018. El capitán del FC Barcelona Leo Messi (c) levanta el trofeo de campeón tras la final de la Supercopa de España que FC Barcelona y Sevilla FC disputaron en el estadio Ibn Battuta de Tánger (Marruecos). Efe

La noche, como el día, fueron extremadamente húmedos, lo que hizo las delicias de las muchas hormigas voladoras; tal vez por eso el ánimo no estaba en su punto más alto, y faltó al partido un punto de pasión que no se manifestó ni en los minutos en los que el VAR tardó en dar su veredicto para el primer y el segundo gol.

Se rumoreaba en Tánger que el príncipe heredero, Mulay Hasán, el primogénito de Mohamed VI asistiría al encuentro, pero no se cumplió, a pesar de que dicen que tiene su corazón barcelonista.

Al palco VIP acudieron los presidentes de las federaciones de fútbol de España y Marruecos, como es natural, pero -pequeño detalle- también el portugués, un guiño que algunos leyeron como que el proyecto tripartito para organizar el Mundial de 2030 ya está encarrilado.

En ese palco VIP no faltaron personalidades: hubo al menos cuatro ministros (los de Deportes y los de Interior de ambos países), algunos cantantes (el rapero francés Maitre Gims) y el político español Mohamed Chaib, connotado culé y tangerino de nacimiento, que ha hecho historia al ser el primer musulmán en el Congreso de Diputados.

Había tanta sensibilidad política en aquel palco que las autoridades marroquíes prohibieron un «tifo» que los barcelonistas de Tánger habían preparado durante semanas y que mostraba en mapa de Marruecos con el territorio del Sáhara Occidental: la razón que las autoridades dieron era que no querían que se mezclase política y deporte.

Con todo, la presencia policial fue apabullante, como suele suceder con todos los grandes eventos en Marruecos, y nadie en el público se salió del renglón, contrariamente a los partidos del fútbol local, donde las bengalas, los tifos y el vandalismo son moneda corriente.

Nadie, ni en España ni en Marruecos, ha querido explicar oficialmente cuánto ha pagado Marruecos por esta operación de imagen, pero las cosas salieron razonablemente bien. Faltó solo un poquito de sal, pimienta o comino.