Mujeres de VOX se rebelan contra feministas «totalitarias Carmen Calvo» e Irene Montero

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FOTOGRAFÍA. PALACIO VISTALEGRE (MADRID), 07.03.2020. la portavoz del grupo parlamentario de VOX en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio San Martín, hoy durante la primera jornada de la Asamblea General Ordinaria de VOX en el Palacio Vistalegre Arena. Lasvocesdelpueblo (Ñ pueblo)

Redacción – Las mujeres de VOX, «la alternativa», se rebelan contra el feminismo salvaje del la vicepresidente de Gobierno de coalición progresista (progre), Carmen Calvo (PSOE), y de la ministra de Igualdad, Irene Montero Gil (Unidas Podemos), en un manifiesta con el motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora y la Paz Mundial, 8 de marzo de 202 (8-M); un texto leído por la portavoz del grupo parlamentario de VOX en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio San Martín, esta noche. «En la España de hoy, en la que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, no nos representa una ministra como Irene Montero que pretende imponernos un discurso que nos colectiviza». «Soy mujer y no seré dócil, ni sumisa, ni callada frente a todo tipo de colectivización, frente a un feminismo supremacista que nos quiere imponer qué decir, cómo pensar, qué hacer y cómo tratar a nuestros padres, maridos, hermanos e hijos«. «Que no hable en mi nombre la totalitaria Carmen Calvo, con su soberbio «no bonita» y su manera despectiva de tratarnos a todas las mujeres que no profesamos su ideología». «No nos representan aquellas que piensan que la justicia española se dedica a perseguir a las víctimas de abuso, en lugar de a defenderlas a través de procesos que garantizan la presunción de inocencia. No quiero que se criminalice a mi hermano, a mi padre, a mi hijo o a mi pareja por el simple hecho de ser varón». Así afirman, en palabras de a dirigente verde madrileña en la Asamblea de Madrid, en el manifiesto que reproducimos íntegramente más abajo. Madrid (España), sábado 7 de marzo de 2020.

Manifiesto

«NO HABLES EN MI NOMBRE

Hoy, 8 de marzo, las mujeres de la Alternativa estamos aquí para celebrar el legado de españolas como Clara Campoamor, Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, que nos enseñaron que nuestras competencias y capacidades no dependen de nuestro género.

Hoy estamos aquí las que celebramos ser mujer 365 días al año y disentimos de aquellas que pretenden convertir este día en el día mundial del odio al hombre.

Hoy estamos aquí reunidas para decirles que no somos víctimas y que no nos representa un día pensado por y para la extrema izquierda, donde las consignas más repetidas hablan de subvertir el orden del mundo y donde se colectiviza a la mujer y se nos presenta como parte de un movimiento social.

En la España de hoy, en la que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, no nos representa una ministra como Irene Montero que pretende imponernos un discurso que nos colectiviza.

Que no hable en mi nombre Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, que considera que la heterosexualidad provoca daños en la mujer o que el lesbianismo es un arma que utilizar contra el hombre.

Que no hable en mi nombre la totalitaria Carmen Calvo, con su soberbio «no bonita» y su manera despectiva de tratarnos a todas las mujeres que no profesamos su ideología.

Que no hablen en mi nombre las que tienen una forma de entender el mundo que habla de «nosotras juntas» pero que nos condena por discrepar de la ideología dominante.

Tampoco aquellas que, bajo la bandera de la igualdad, describen una sociedad caracterizada por la violencia, la opresión y la dominación de los hombres respecto a las mujeres.

Ni las que asocian lo femenino a lo salvaje o no domesticado porque nosotras, como mujeres, podemos ser como queramos, pero, sobre todo, somos libres.

No nos representan las que hacen del ecologismo una bandera política que sólo puede ser defendida por la izquierda, ni tampoco las que disuelven las fronteras cuando hablan de «mujeres migrantes».

No nos representan aquellas que piensan que la justicia española se dedica a perseguir a las víctimas de abuso, en lugar de a defenderlas a través de procesos que garantizan la presunción de inocencia. No quiero que se criminalice a mi hermano, a mi padre, a mi hijo o a mi pareja por el simple hecho de ser varón.

No nos representan las que, bajo el pretexto de la libertad, pretenden imponernos un Estado laico e irrespetuoso con la libertad de creencia.

No nos representan gobiernos como el de Baleares, que se niegan a investigar los abusos de las niñas en sus centros tutelados. Ni tampoco las que defienden que el «Estado español» no protege realmente a las mujeres.

No nos representan unos partidos políticos que, bajo un manto de solidaridad y falso paternalismo tratan de imponernos la ideología de género, de obligar a nuestros niños a recibir charlas sexuales, y que quieren eliminar la frontera biológica entre el hombre y la mujer.

Creemos que la verdadera igualdad se consigue educando en el respeto entre hombres y mujeres, no adoctrinando en la desigualdad.

Soy mujer y camino erguida, como individuo que cree en sí mismo, no cómo el que espera que el sistema le venga a proteger. No quiero que los recursos públicos de todos los españoles vayan a pagar una agenda política que se impone a todos en nombre de las mujeres.

Porque soy mujer, quiero liberarme de vuestro burka ideológico que pretende imponernos una doctrina totalitaria, y denunció el burka que otras mujeres llevan en el Islam ante vuestro vergonzoso silencio.

Soy mujer y no seré dócil, ni sumisa, ni callada frente a todo tipo de colectivización, frente a un feminismo supremacista que nos quiere imponer qué decir, cómo pensar, qué hacer y cómo tratar a nuestros padres, maridos, hermanos e hijos. Frente a todos y a todo basta de Mentiras.

Siempre recordamos con orgullo a esas mujeres españolas que nos allanaron el camino y el 8 de marzo trabajaremos desde Vistalegre, más que nunca, para reafirmarnos en ofrecer a España una alternativa que tenga como bandera la verdadera igualdad en derechos y libertades».