Redacción.- Pamplona (España), martes 1 de febrero de 2022. El profesor navarro Jesús María Ruiz Vidondo, especializado en historia militar, ha hecho pública su décima obra; en esta ocasión expresamente centrada en la historia de Navarra. Su título, Navarros que forjaron España, es toda una declaración de intenciones en un panorama historiográfico dominado, a nivel divulgativo y de novela histórica, por los autores panvasquistas y su potente industria cultural.
María Ruiz Vidondo presenta un escogido elenco de biografías de ilustres navarros, dividiéndolo en cinco grupos.
En primer lugar, navarros de diversos oficios. El primero de ellos es el rabino Benjamín de Tudela, quien recorrió casi todo el mundo conocido de entonces, anticipándose a Marco Polo; el inventor y militar Jerónimo de Ayanz, conocido como el Leonardo da Vinci español; el economista Diego Cruzat y Pérez de Jaso; un astrónomo, Francisco Vicente de Tornamina; el poeta y músico Jerónimo de Arbolancha; Antonio Eslava, escritor; Juan de Goyeneche y Gastón, fundador de la localidad madrileña Nuevo Baztán, economista y constructor al servicio del primer Borbón hispánico; Gerónimo de Ustáriz y Hermiaga, comerciante y reconocido escritor mercantilista. Un ámbito, según podemos observar, el de la Administración Real, en la que ser navarro era sinónimo de honradez y emprendimiento.
Numerosos fueron los navarros que brillaron en la América Hispánica. Pedro de Ursúa, militar y aventurero en busca de El Dorado; el gobernador del Nuevo Reino de Granada Miguel Díaz de Armendáriz; el defensor de Guatemala frente a los ingleses Melchor de Mencos y Medrano; Martín Carlos de Mencos y Arbizu, gobernador de Guatemala; el capitán general del Nuevo Reino de Granada, el tafallés Gabriel de Mencos y Arbizu; el pamplonés José de Armendáriz y Perurena, capitán general y virrey del Perú; Martín de Ursúa y Arizmendi, gobernador de las Filipinas; Sebastián de Eslava y Lasaga, virrey del Nuevo Reino de Granada y primer Marqués de la Real
Defensa por su actuación en la batalla naval de Cartagena de Indias; por último, Agustín de Jáuregui y Aldecoa, virrey del Perú en la segunda mitad del XVIII.
En tercer lugar, hombres de religión. San Fermín, como no podía dejar de ser; el teólogo e impulsor de la cruzada de las Navas de Tolosa, el natural de Puente la Reina Ximénez de Rada; el universal San Francisco Javier, de quien su principal biógrafo, el jesuita José María Recondo, aseguró que no había indicio alguno de que fuera vascoparlante, a pesar de las leyendas desvergonzadas de los panvasquistas; Bartolomé de Carranza, arzobispo que vivirá el Concilio de Trento; Martín de Azpilicueta Jaureguízar, de Barásoain, jurisconsulto, catedrático y canonista que falleció en Roma; el beato Juan de Palafox y Mendoza, nacido en Fitero, arzobispo en Puebla, en la Nueva España, y en El Burgo de Osma, además de un gran mecenas de las Artes; Tiburcio de Redín y Cruzat, guerrero en África y el Mediterráneo, marino militar en el Caribe y el Atlántico, finalmente, capuchino e impulsor de la extensión de su Orden por África y otros territorios; Cipriano Barace, de Isaba, misionero jesuita, mártir en Bolivia y cuyo nombre, por méritos heroicos en favor de las tribus aborígenes, preside una fundación de objetivos anti-globalización.
Militares. Uno de los mayores ingenieros al servicio de las armas españolas, el roncalés Pedro Navarro; Marcos de Isaba, primer y principal escritor de los Tercios de Flandes; Antonio de Leiva, gobernador de Milán; Sancho Martínez de Leiva y Ladrón de Guevara, marino y militar al servicio de Carlos V y Felipe II; Jerónimo de Ayanz Garro y Javier, defensor de la frontera española frente a los franceses; Martín de Redín, virrey de Sicilia y gran maestre de la Orden de Malta; Francisco Ignacio de Mencos Ayanz de Navarra y Arbizu, uno de los grandes protagonistas de la guerra de Sucesión; el gran ingeniero militar, natural de Lumbier, Silvestre Abarca y Aznar; Manuel de Guírior y Portal, teniente general de la Real Armada, virrey del Reino de Nueva Granada y del Perú.
Quinto y último, reyes y reinas: Íñigo Arista, discutido, historiográficamente hablando, primer rey de Pamplona; Sancho
Garcés I, el primero en sentido estricto; Sancho Garcés III el Mayor, o en palabras del cronista francés Rodulfus Glaber, Sancio rege Navarriae Hispaniarum; Sancho VII el Fuerte, el de las Navas de Tolosa cuyas cadenas quebrara; Carlos II el Malo, quien orientó Navarra de nuevo hacia España; Blanca I de Navarra, quien fuera también reina de Sicilia; Blanca II de Navarra, acaso una de las que vivera con más intensidad y sufrimiento en una época de oscura convulsión social y política.
El profesor D. Jesús María Ruiz Vidondo es doctor en historia, docente vocacional volcado en el magisterio de los jóvenes, y profesor del Máster del CISDE Historia Militar de España en el siglo XX. Ha escrito nueve libros; otros tres más junto a otros autores; más de cien artículos en revistas nacionales e internacionales, impresas y digitales.
Tras un elemental repaso del índice de su obra, se desmiente esa leyenda rosa que afirma, descaradamente, la existencia desde 1521 de una presunta «resistencia» navarra al «poder español»; encontrando, semejante mito movilizador, su más preciso acomodo en el panvasquismo actual; pero también entre los acomplejados napartarras que se mueven en el entorno del mortecino centro-derecha foralista.
Óscar Elía, de la Universidad Francisco de Vitoria, es autor de un prólogo excepcional cuyo título es, igualmente, una bella y verdadera proclama: La forma navarra de ser español. Por su parte, José Luis Orella, de la Universidad CEU San Pablo, aporta en su Introducción histórica, sus lúcidas y necesarias pinceladas. A modo de conclusiones, o síntesis de conjunto, el gran Jesús Tanco, escritor y activista, cierra el texto con unas magníficas páginas que titula En la forja de la Historia hispano-navarra con algunos protagonistas esenciales.
La edición del libro ha sido una iniciativa de Azpilicueta Center, siendo su cuarto título. Es de desear que nuevos textos se incorporen, en el futuro, a tan necesaria empresa editora; más cuando diversos sellos descaradamente vasquistas, incluso inequívocamente filoetarras, caso de la veterana y prolífica Txalaparta de Tafalla, dominan escaparates y secciones de historia navarra de las menguantes, en número, pero siempre interesantes librerías de la Comunidad Foral.
Fernando José Vaquero Oroquieta
