Todo pasa a ser agresión, se produzca o no violación

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 23.11.2022. La dirigente de la ultraizquierda Podemos, diputada del Grupo Parlamentario de la federación de extrema izquierda Unidas Podemos y ministra de Igualdad del Gobierno de coalición socialcomunista de España, Irene Montero Gil, este miércoles durante una sesión parlamentaria en la que perdió todos los papeles ante una contundencia intervención de la diputada de VOX, Carla Toscano Balbín. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo) 

Redacción.- Barcelona (España), domingo 12 de febrero de 2023. ¿Desde cuando una ley que sólo habla de relaciones sexuales tiene corazón? La Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, conocida como la ley de «Sólo sí es sí»; según el Ministerio de Igualdad, supone un avance en la protección integral de las mujeres y en su derecho a la libertad sexual, así como la erradicación de todas las violencias sexuales. Yo pensaba que esa libertad sexual ya la disfrutábamos las mujeres y los hombres (con perdón), en principio, desde que yo misma inicié el apasionante camino de las relaciones humanas. Tal vez lo que viví en los 80 fuera sólo un sueño, aunque me dejara marcada de por vida. Me da que este Ministerio tiene el síndrome de Cristóbal Colón y quiere haber descubierto América o tal vez desea engañar a las jóvenes generaciones, no sé.

En esta ley queda resaltado el concepto de integral pues en su elaboración ha participado los ministerios de Igualdad, Justicia, Interior, Política territorial y Función Pública, y Derechos Sociales y Agenda 2030. O sea, PSOE, Unidas Podemos, Bildu y ERC. Todo muy democrático, si no añadimos que no se ha contado con las advertencias de la oposición y de algunos sectores críticos del propio partido de Sánchez. Una maquinaria de control estatal digna de cualquier estado realmente «integrista», en eso tienen toda la razón. Apelan, no obstante, al Convenio de Estambul en el cual se establece el peligro de la agresión del Estado frente al individuo a través la implantación de medidas desde las instituciones. Esta ley establece que el silencio o pasividad de la mujer, no del hombre ni del niño, no significan consentimiento y dicen textualmente: «si tú no quieres, no tienes que participar en ningún acto sexual» . ¡Qué novedad!. Por tanto, su adorado consentimiento obliga a la mujer a pronunciar un «sí» constante ante el hombre con el que se relacione, si este desea conservar su estatus de no delincuente y no acabar entre rejas. A esto es a lo único que pueden ya aferrarse.

A partir de esta ley, pasan a considerar que toda conducta sexual realizada sin consentimiento será considerada agresión sexual. Este consentimiento, como ya hemos dicho antes, es un poco ambiguo e inseguro jurídicamente. Pero esto no es lo más grave. Desde esta ley, aprobada por el Gobierno, todo pasa a ser agresión, se produzca o no violación. Y, mira por donde, ésta ley, con todo el Convenio de Estambul, esgrimido por la institución estatal que dice defender a la mujer, ha rebajado las condenas de 400 delincuentes sexuales. Si eso no es violencia institucional contra la mujer, qué es.

Desde muchos ámbitos jurídicos y políticos se avisó de que habría una rebaja de las penas en ese procedimiento, debido a un principio fundamental del derecho en los países democráticos que condiciona las condenas de los delincuentes a la menor pena por un mismo delito. Al asimilarse la agresión sexual y la violación, las penas disminuyen y este principio que protege los derechos humanos, no es machismo es un precepto jurídico y como tal estable y objetivo. Los jueces aplican las leyes según los valores que rigen la judicatura, no la voluntad de ningún partido político, por mucho que use a la mujer como excusa con la que justificar su voluntad de control del poder judicial.

La Ley de «Sólo sí es sí» es una chapuza jurídica que ha dejado a 28 violadores en la calle. Lo del consentimiento es una excusa a la que aferrarse porque no se puede hacer más el ridículo, ni dejar más expuestas a las mujeres.

Las amenazas del señor que dirige el Ministerio desde la formación política Unidas Podemos, con sus palabras textuales «el que cambie esta ley, lo pagará» no son sólo políticamente incorrectas, sino que son una amenaza directa y chulesca al más puro estilo sexista. También las risitas de Ángela Rodríguez Martínez alias «Pam», Secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, al hablar de los violadores en las calles, causan vértigo, por no decir otra cosa.

¿Y éstas personas controlan las instituciones de la nación? Qué miedo: inútilas, ignorantas, prepotentas y agresives. Se atreven a hablar de los acuerdos del Convenio de Estambul sobre la violencia institucional. Y se les llena la boca hablando del corazón de la Ley, una falacia sentimentaloide con la que disfrazan su ridículo autoritarismo, con una actuación peripatética por parte de su actriz principal, bajo la dirección del Gran Hermano.

Es la primera vez que aparece pronunciada esta palabra en boca de la Ministra de Igualdad, que ocupa el mando de ese siniestro organismo femenino desde el que se controla la imposición ideológica del pensamiento único.

De qué tipo de corazón hablan. Tal vez tampoco saben de anatomía y lo confunden con otra parte de nuestro poderoso cuerpo femenino, que no late al ritmo de los sentimientos comunes a todos los humanos, sino de una cabeza calenturienta.

Un corazón es lo que se escucha en el vientre de una madre, aunque sea constitutivo de delito el recordarlo y realizar una ecografía del mismo. Un corazón nos une a los demás seres humanos por el sentimiento y sí, a través del sexo. Todo aquello que no vaya a favor de la mujer y del hombre es injusto, violento, absurdo e inconstitucional. Para terminar con el odio, el victimismo y la burla hay que fomentar los valores humanos, que a través de la empatía y el respeto nos permitan confiar en las personas con las que compartimos nuestra intimidad. Habría que crear un Ministerio del Amor que sustituya al «Igualdad».

María José Ibáñez