La historia debiera recordarlo como Pedro Sánchez, «el Sinvergüenza»

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¿Cómo es posible mantener a un sinvergüenza ocupando la presidencia del Gobierno de España si ese Gobierno toma como rehenes a una parte de los ciudadanos para obligar el voto positivo de la prórroga del Estado de Alarma? La historia debiera recordarlo como Pedro Sánchez, «el Sinvergüenza».

No se alarme respetado leedor, no se trata de zaherir, se insulta cuando se provoca con palabras o acciones y no es el caso. Poniendo el apelativo «sinvergüenza» cuyo significado (Pícaro, bribón, referirse a alguien que comete actos ilegales en provecho propio o incurre en inmoralidades), tan solo se describe correctamente al aludido —en mi opinión.

Una sociedad que permite, consiente y tolera que una parte de sus coterráneos sean rehenes del Gobierno, es una sociedad sometida, subyugada y dominada. Peor aún es, que la oposición política —una parte de ella—, se preste a negociar el rescate…, es infame.

El pasado día 6 de mayo, asistimos a un nuevo y vergonzante acto protocolario en el Parlamento, para prorrogar durante quince días más el confinamiento, siendo este, algo más atenuado.

No hay duda, que la mejor arma para atajar una epidemia es acotar el medio de contaminación y para ello se autorizó al Gobierno a dictar el Estado de Alarma, que ha sido aplicado según la conveniencia del Gobierno, que no es exactamente lo que se define en su articulado (art.º 116.2, C.E.) De momento el Tribunal Constitucional ha admitido a trámite una denuncia interpuesta por VOX —como no—, dejemos entonces que se pronuncie, aunque cuando lo haga, ya no tenga ninguna incidencia sobre los responsables. Es lo que se llama «justicia tardía», cuando en realidad se trata de; «justicia inútil». A pesar del enorme coste que supone mantenerlo.

Reconozco que no es fácil la tarea del gobierno en adaptar cualquier otra medida que pueda servir para terminar con el confinamiento. Pero quien se presenta ante los ciudadanos para obtener su confianza y guiarlos, sobre todo en los momentos graves, debe contar con la suficiente preparación y rodearse de cuantos eruditos sean precisos, para ser aconsejado de forma categórica. De lo primero ya ha demostrado que la preparación profesional para afrontar, no ya la grave situación virulenta, sino la gobernanza, Pedro Sánchez «el Sinvergüenza», no tiene la mínima preparación. Respecto de lo segundo, sabemos la insultante nómina del elenco de asesores del que se rodea y hace aconsejar este Gobierno, del que nos niega sus nombres y cualificaciones, a pesar de estar obligado, quizá por alguna deficiencia similar a la que se produce con las deficientes y sospechosas compras de material sanitario, de dudosa procedencia y profesionalidad, que este Gobierno ha llevado a cabo. Hay naciones que lo han hecho con gran éxito en sus decisiones.

El Gobierno socialcomunista, se está valiendo del «mando único», para legislar mediante Decretos Leyes, sin pasar por el control parlamentario, lo que significa una quiebra del estado de Derecho de nuestro Ordenamiento jurídico, entre otras normas.

El Gobierno, aprovechando el apoyo, ha aprobado diferentes Reales Decretos, para incluir normas y nombramientos no pactados, no interpelados, ni siquiera conocidos por la oposición en el Parlamento como es preceptivo. Pongo el ejemplo de supeditar las ayudas ERTE al mantenimiento del estado de Alarma, situando a los perjudicados en el estatus de rehenes necesarios para negociar en un escenario cualquiera, no importa, lo que interesa a este mezquino gobierno socialcomunista, nada tiene que ver con beneficiar a los españoles.

El hecho que se utilice a miles de ciudadanos en una posición de indefensión —entre otras— es miserable e intolerable, por eso aceptar negociar, es traicionar el estado de Derecho y cualquier político que se precie de ser honesto, debiera de haberse posicionado en una sola voz, con un NO, seguido de la solicitud de dimisión y composición de un Gobierno de concentración… y… por cierto…

¡Majestad! ¿Está usted por ahí…? ¡Hola…! ¡Los españoles claman por su ausencia!

La posición adoptada por el Partido Popular (PP) absteniéndose en la votación, es un acto de complejo y cobardía difícil de explicar coherentemente. En mi anterior artículo del 3 de mayo: «¿Debe el PP continuar apoyando al Gobierno…?» la opinión expresada de forma mayoritaria, casi consensuada entre más de cinco mil lectores, apoyaban el voto negativo a brindar un nuevo apoyo al Gobierno, estoy seguro de que entre los miles de lectores, cualquiera le ha transmitido a algún miembro de la ejecutiva del partido la existencia del mismo.

La postura de Ciudadanos, no me sorprende en absoluto, continúa en su línea de indefinición para pretender ocupar un sitio que le fue claramente negado en las últimas elecciones. Por lo tanto, nada nuevo sobre su inconsistencia política.

Señora Arrimadas ¿se trata de un logro haber conseguido que el Gobierno le llame al menos una vez por semana? Eso tan coherente, exigible en cualquier sistema «democrático», ¿se tiene que negociar?

El miedo a la respuesta social que estoy seguro el Gobierno y su izquierda adlátere vertería sobre el centro derecha, acusándoles de verse obligado a dejar sin subvención a millones de españoles inscritos en los Expedientes de Regulación temporal de empleo (ERTE), ha superado la bizarría que todo político debe demostrar ante sus electores. Sobran argumentos para rebatir semejante postura, les ha faltado el valor, honestidad y patriotismo necesario para enfrentarse al enemigo que los españoles tenemos ante nosotros, no me refiero al COVID, es la izquierda socialcomunista que nos gobierna, amenaza, utiliza, confina y subyuga. Nada que no se hubiera podido arreglar con Real Decreto Ley, de esos que tanto utiliza el gobierno felón, y que de haber sido obligado, tenía tiempo suficiente para hacerlo, antes del vencimiento de la última prórroga.

Hay voces que critican a VOX y seguramente son merecidas de lo contrario es que nada estaría haciendo. El voto, único voto negativo de la llamada derecha española, pidiendo la dimisión del Gobierno socialcomunista y que votó «no» es hoy la notable «voz del pueblo».

Durante el avance de una compañía para la toma o control de una posición en una situación bélica, su comandante debe en todo momento tomar decisiones sobre el terreno, anteriormente se ha estudiado, pero en un escenario vivo, las situaciones cambian. Si el mando lleva a su compañía a una situación dramática, sin vuelta atrás o pagando un alto precio en vidas, el mando superior no debe dudar en destituir al comandante que está errando claramente en sus decisiones. Eso es lo que necesita España, un mando al frente que sea apto de ofrecer soluciones, sin negociaciones con rehenes. Por eso una vez más, clamo por la voz que tan solo ha de responder y solo puede ser juzgado ante y por los españoles, para que de una forma consensuada, si es posible, incluso con el gobierno, se dimita a toda esa jefatura y se nombre un Gobierno de Concentración, capaz de afrontar el futuro inmediato…, recordando que mañana, ya es el futuro.

Luis Torres Píñar