Riadas humanas invaden las calles de Cataluña por el San Jorge

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BARCELONA (ESPAÑA), 23.04.2018. Riadas humanas, en un Sant Jordi que vuelve a caer en día laborable, tras dos años en que ha coincidido en fin de semana, invaden desde primera hora de la mañana las principales calles de Barcelona, con una rosa en la mano y en busca del libro para regalar durante la jornada. Efe

Efe – Para otros, en cambio, es un Sant Jordi más complicado que en otras ocasiones, según reconocen a Efe la pareja formada por Yasmina y Marc, quienes por primera vez en su vida, adquirirán libros y rosas empujando el cochecito de su pequeña hija, esquivando piernas humanas. Por el Passeig de Gràcia y Rambla Catalunya, jóvenes parejas paseando con cochecitos, matrimonios de jubilados con lazo amarillo en la solapa y una rosa del mismo color en la mano; mujeres que se compran ellas mismas las rosas, y algún impaciente que se queja a grito pelado de que no puede dar ni medio paso. Barcelona (España), lunes 23 de abril de 2018. Fotografía: BARCELONA (ESPAÑA), 23.04.2018. Riadas humanas, en un Sant Jordi que vuelve a caer en día laborable, tras dos años en que ha coincidido en fin de semana, invaden desde primera hora de la mañana las principales calles de Barcelona, con una rosa en la mano y en busca del libro para regalar durante la jornada. Efe

Riadas humanas han invadido desde primera hora de la mañana las principales calles de Cataluña, con una rosa en la mano y en busca del libro para regalar durante la jornada, en una diada de Sant Jordi que vuelve a caer en día laborable, tras dos años en que ha coincidido en fin de semana.

En Barcelona, los más madrugadores hacían cola junta al edificio de Can Serra de la Diputación de Barcelona para hacerse una fotografía sentados en unas inusuales balas de paja que decoraban una caseta.

Por el Passeig de Gràcia y Rambla Catalunya, jóvenes parejas paseando con cochecitos, matrimonios de jubilados con lazo amarillo en la solapa y una rosa del mismo color en la mano; mujeres que se compran ellas mismas las rosas, y algún impaciente que se queja a grito pelado de que no puede dar ni medio paso.

En contraste, lectores esperando pacientemente a que sus escritores favoritos les firmen sus libros, estudiantes de medicina vendiendo rosas un poco más caras de lo habitual, a cinco euros, «para poder investigar» y grupos de turistas con sus maletas en ristre que nunca antes habían oído hablar de la fiesta del libro y la rosa.

Un grupo de alfabetización de la Asociación Solidaria La Llumeneta de L’Hospitalet de Llobregat ha venido por primera vez a la Rambla de Barcelona para vivir en directo la fiesta y a Fuuzia, originaria de la India, según ha explicado a Efe, le parece todo «muy bien, muy bonito».

A su lado, Churchill, nacido en Nigeria, dice ser feliz de vivir la fiesta en su epicentro, y otras personas de la asociación, de Pakistán, se retratan con la iglesia de Betlem detrás.

El exalcalde de la ciudad Xavier Trias se ha cruzado poco antes en la plaza Catalunya con uno de los vendedores ambulantes apostados allí que ofrecían «palos selfie», mientras un grupo de controladores, con peto naranja, auxiliares de la Guardia Urbana, trabajarán hasta las diez de la noche para que peatones y automóviles no se hagan mucho daño en las calles que confluyen con la plaza.

En una de sus casetas, la escritora María Dueñas, con nueva novela bajo el brazo, «Las hijas del capitán», ha señalado a Efe que está teniendo una «acogida magnífica» en una ciudad que, ha exclamado: «¡Hoy está para comérsela!».

En otra de las casetas, el «jubilado» político Joan Coscubiela firma ejemplares de «Empantanados» en su primer Sant Jordi como autor, algo que nunca había creído que sucedería e incluso «con nervios» en el estómago.

Muchos de los que se le acercan le agradecen que «haya escrito un libro vinculado a mi intervención en el Parlament los días 6 y 7 de septiembre, satisfechos de que puedan encontrar una explicación de lo que ha ocurrido en Cataluña, que va más allá del simplismo entre bloques, entre buenos y malos».

Los cocineros hermanos Torres, en su cuarto Sant Jordi como autores, hablan con sus seguidores, que les piden fotos -de hecho, ya un clásico que se repite en todas las casetas- en un día que «pinta muy bien».

Para otros, en cambio, es un Sant Jordi más complicado que en otras ocasiones, según reconocen a Efe la pareja formada por Yasmina y Marc, quienes por primera vez en su vida, adquirirán libros y rosas empujando el cochecito de su pequeña hija, esquivando piernas humanas.